¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 12

-Señorita Rosaría, tienes talento tanto en el habla como en el diseño -

Mateo dijo con indiferencia, pero él ya soltó su mano.

Por un momento sintió que había una sensación familiar en Rosaría, que le daba muchas ganas de explorarla.

Sin embargo, Rosaría se rio fríamente y dijo -Señor Mateo, debería solucionar primero los asuntos de su familia -

Después de decir eso, ella salió del Grupo Nieto directamente, pero esta vez, Mateo no la detuvo.

Cuando Estela vio a Rosaría irse, dio un paso adelante y dijo con inquietud -Mateo, no sabía que fuera la diseñadora que mandaba la compañía cooperativa, ¡pero ella fue la que me provocó primero! -

-¿Qué estás haciendo aquí? -

La expresión de Mateo era tan fría que Estela se sintió aún más inquieta.

-Vi que no desayunaste esta mañana. Temo que sientas mal con el estómago debido al hambre, así que te he enviado algo de comer. Mateo, lo hice sin deliberación. No te enfades conmigo, ¿vale? -

Estela agarró la manga de Mateo con una expresión lastimosa.

Mateo la miró, pero Estela casi no pudo resistir su mirada aguda.

-Mateo - Estela le suplicó.

-¿La golpeaste primero? -preguntó él.

Nunca pudo olvidar la sorpresa que sentía en su corazón cuando vio la expresión loca de Estela después de salir del ascensor.

Estela quería replicarlo, pero al ver los ojos agudos de Mateo, no pudo evitar tragar la saliva y dijo -Sí, pero lo hice porque -

-Catalina es la diseñadora de vehículos más famosa del Grupo H`J de los Estados Unidos. He intentado todo lo posible para invitarla a mi empresa. Ahora la has echado de aquí, la compañía perderá al menos 100 millones aparte de la pérdida de honestidad. Estela, no me importa qué método uses, tienes que pedir su perdón. Espero que ella aparezca en mi empresa mañana por la mañana para hablar de la cooperación conmigo. De lo contrario, ¡no me culpes por echarte fuera de la familia Nieto! -

Después de hablar, Mateo se fue directamente.

Estela se quedó aturdida y tenía el rostro súper pálido.

-¡No! Mateo, ¡no puedes tratarme así! Soy la madre de Adriano. Si me echas afuera, ¿qué va a hacer Adriano? Mateo, fue culpa mía, no lo hice a propósito -

Abrazó el brazo de Mateo y le suplicó amargamente.

Ya eran cinco años.

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