¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 2

-Rosaría, vuelve a casa primero. Te lo hablaré después.- dijo Mateo.

Al colgar el teléfono, él frunció el ceño con los ojos llenos de preocupación. Sin embargo, sus emociones no tenían nada que ver con ella.

Rosaría lo rechazó fríamente.

-Puedes salir. Después de todo, ella es más importante para ti- dijo Rosaría.

Pero su corazón estaba sangrando.

Mateo todavía quería decir algo, pero al final, no dijo nada. Solo detuvo un taxi y se fue con prisa después de dejarla subir al coche.

Rosaría no pudo contener la sonrisa triste.

Tal hombre que siempre pensaba en otra mujer, y tal matrimonio, ¿su persistencia todavía tenía sentido?

Después de regresar a casa, la sirvienta saludó a Rosaría, pero ella se comportó como no había oído nada.

Miró la habitación de color blanco y negro sin ningún diseño de ella. De repente se sintió que ella era como un payaso. Y su matrimonio era como una farsa, que debía ser terminada en este momento.

Rosaría llevó toda la noche esperando a Mateo.

Pero él no llamó ni una sola vez a ella. Tal indiferencia, como una aguja, hirió el corazón de Rosaría.

"Cariño, lo siento, no puedo darte una familia completa. Pero no te preocupes, mamá te amaré doblemente en el futuro." Rosaría pensaba.

Las lágrimas descendían por su rostro, pero al final ella firmó el acuerdo de divorcio que fue preparado anoche.

Cada trazo del nombre era como un cuchillo caído en su corazón, que resultaba sangre chorreada.

Al firmar, ella quitó el anillo de boda que le dio Mateo, y lo colocó en el acuerdo de divorcio.

Antes, ella trataba este anillo como un tesoro. Después de tres años, el anillo ya había dejado rastro en su dedo. Ahora aunque lo quitó, el rastro todavía estaba allí. Como su amor por Mateo, no podía ser borrado.

Rosaría creyó que ella era una cobarde. Temía que volvería a ser compasivo, así que recogió su equipaje y salió firme de casa.

-Señora, señorita Estela no está bien de salud y señor Mateo está acompañándola. Nos ordena que le llevemos al extranjero. Ahora mismo necesitamos irnos.- dijo el guardaespaldas de Mateo.

Al llegar a la puerta, ella vio al guardaespaldas de Mateo que le detuvo su camino y las palabras de él le hicieron enfadarse mucho.

-¿Por qué me deja ir al extranjero? ¡No estoy de acuerdo! -dijo Rosaría.

-Lo siento, señora. Señor Mateo dice que usted no tiene opción -contestó el guardaespaldas.

Después de las palabras, él adelantó con prisa y le dio a Rosaría una palma que hizo a ella desmayarse. Luego, ella fue arrastrada al coche.

Fue llevada a un almacén abandonado, y fue despojada de toda la ropa. Un hombre yacía a su lado acariciándola. Y todas las posturas embarazosas fueron capturadas por las cámaras.

-Señorita Estela, todo está bien hecho -dijo alguien.

Después de terminar todo, llamó directamente a Estela.

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