Nuestro secreto romance Capítulo 7

Nuestro día en la playa fue realmente agotador, todos la habíamos pasado realmente bien a excepción de Rose quien durante todo el camino traía una cara de pocos amigos

Daniela me abrazó todo el camino a casa y se sentía bien estar con una chica que mostraba interés por mi.

En cuanto llegamos a casa Rouse bajo dando un portazo demasiado molesta que ni siquiera se tomó la molestia de despedirse de nadie, le propuse a Daniela ir a algun bar a beber acompañadas de Hugo y Fabián pero ella se nego.

—¿Por qué no?—pregunte cabizbaja, Fabián y Hugo ya habían bajado del auto.

—Por que Rouse....—no la dejé terminar, rodé los ojos y me separé de su abrazo.

—¿Que mierda importa aquí Rouse? ¿Por qué te preocupa tanto lo que piense? Comienzo a creer que te gusta—dije bromeando. Ella me volvió a abrazar atrayendo me más a ella.

—Ella te cuida y eso está bien para mi, y no, no me gusta en lo absoluto no me preocupa lo que ella piensa pero si tú no entras a tu casa ella va a estar molesta creerá que me aprovecharé de ti...

—¿Y lo harás?

—No, pero no quiero que ella piense eso, me alegra que quieras pasar tiempo conmigo pero... No vamos a apresurar las cosas....—dijo besando mi frente.

—No estamos apresurando nada Daniela....—dije soltando me dé su abrazo una vez más.

—Vanesa... Por favor solo entra a casa ¿Si? Anda...

—Esta bien...—gruñi mientras abría la puerta del copiloto del auto de Daniela pero está me detuvo antes de que bajara.

—No seas tan mala, no te vayas sin despedirte menos si estás molesta...

Suspiré y le di un beso rápido en los labios—No estoy molesta ¿Ok? ¿Nos veremos mañana?

—Si, te buscaré al término del colegio ¿Esta bien?.

Asenti y baje del auto para entrar a casa estaba un poco exhausta y deseaba dormir, así que solo cepille mis dientes y me preparé para dormir.

Por un momento crei que Rose estaría esperando por mi en mi habitación para cuestionarme por lo sucedido con Daniela pero eso simplemente no paso.

[...]

-¿Que tal su viaje a la playa?-mi madre pregunto durante la cena.

Rodé me dio una mirada y se encogió en hombros.

-Bien mamá...

—Genial-dijo bebiendo una  taza de café-¿Que tal tu Rose, como la pasaste?.

-Equissss.....-dijo son ánimos.

-¿Peleaste con Matias?.

-No, no lo vi el día de hoy tía. 

Mi madre me miraba interrogante pero ni yo tenía idea de qué le sucedía a Rose ¿Que le hacía creer a mama que yo sabia todo sobre ella?.

—No tengo mucha hambre ¿Puedo irme a mi habitación?—mi madre asintió y aquella chica dejo su plato a medio comer para subir a encerrarse en la cueva.

Suspiré resignada—Ire a hablar con ella ma...—mi madre asintió y subí.

Intente tirar del picaporte pero tenía seguro así que toque.

—Estoy bien tía, solo quiero dormir.

—Soy yo Rose..

—¡Lárgate!.

—No hasta que habrás la puerta.—ni recibí respuesta de su parte—ya abre la puerta Rose. Tengo que hablar contigo.

Me cruce de brazos mientras me recargaba sobre la puerta esperando que ella saliera pero fue en vano, llevaba cuarenta minutos y contado parada en su puerta como una idiota y ella no se había dignado a abrir.

Escuche un par de golpes, estaba practicando supongo por la potencia con la que se escuchaban los golpes.

—Oye abre la puerta ya Rose.

—¡Maldita sea sigues ahí!

—No me he movido de aquí y puedo decirte que ha Sido muy descortés de tu parte no abrirme.

Escuche pasos acercándose y abrió la puerta mirándome molesta, su mirada me fulminaba y hacia que me quedara helada. Había tanta frialdad reflejada en su mirada que pude sentirme un poco intimidada ante su presencia.

—¿Puedo pasar?.

—¡No! Vas a quedarte ahí y vas a daré prisa por qué no tengo mucho tiempo como para perderlo contigo.

Su manera tan irritante de responder a mis preguntas me enojaba pero yo no quería empeorar las cosas con una pelea.

—Bien no me dejes entrar. Mamá está preocupada por ti y quiere saber que te pasa....

Una mentira nunca es mala.

—Si es mi tía la que está preocupada deja que sea ella quien me lo pregunté y no metas tus narices, ahora sí ya márchate para que pueda seguir con lo mío.

¡Maldición!.

—Ella está ocupada....

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