Nuestro secreto romance Capítulo 8

Regrese a casa a pie, la gente me miraba con pena pero no hacían nada al respecto. La tarde era preciosa pero yo me sentía pésimo como para notarlo. ¿Alguna vez han notado a un cachorro cuando recién ha Sido abandonado? Como puede verse el miedo reflejado en sus ojos y a su misma vez su cuerpo tembloroso. Así me sentía justo ahora.

No podía dejar de llorar y sobre todo pensar que en cuanto abriera la puerta de mi casa mi madre iba a atacarme con preguntas y probablemente querrá ir al instituto a averiguar qué pasó y si eso sucedía seguramente Catherine iba a matarme.

No podía dejar que mi madre fuera por nada del mundo ¿Pero como iba a impedirlo? Mi madre no me creería ni en mil millones de años que me he golpeado con la puerta, al menos no una segunda vez.

¿Cómo podía una adolescente como yo tener tantos problemas? Debería matarme tal vez y acabar ya con este sufrimiento pero soy demasiado cobarde para hacerlo.

Antes de llegar a casa note que Rouse se encontraba recargada sobre el auto mirando su celular. Tenía ropa deportiva, probablemente iría  a correr como hacía a veces. Suspiré seguro me estaba esperando y no estaba dispuesta a enfrentarla ahora.

Levantó su vista y me miró. Levantó su dedo índice y me hizo señal para que me acercara a lo cual negué provocando que ella decidiera acercarse.

—Rouse...

—Ssshhhh....—me tomo de la muñeca y comenzó a correr despacio.

—Oye... ¿Que haces?. ¡Rouse suéltame!.

—¡Voy a soltarte pero tú vas a correr conmigo! Pero más vale que no te detengas por qué va a costarte caro.

—¿Que? Oye al menos hubieras Sido amable de pedírmelo para poder ponerme ropa cómoda......

—Tu no dices que se hace y que no, solo cállate y haz lo que te digo.—me miró fulminante y solo me quedo obedecer en cuanto me soltó.

Corrimos al rededor de diez kilómetros y después regresamos a casa pero no entramos solo nos quedamos afuera.

Mire la puerta detenidamente, no sabía que iba a decirle a mis padres.

Rouse parecía muy molesta y no entendía por qué, según yo quien debía estar molesta era yo ya que me había echo correr diez kilómetros aún sabiendo que soy una persona con cero condición.

Estaba muy exhausta y la idiota de Rouse no quitaba esa cara de señora amargada y mal querida.

—Bien. Voy primero....

—¡No!—me tomo de la muñeca interrumpiendome—ahora si me vas a decir que fue lo que pasó.

—¿Por que?—pregunte molesta—no te metas en mis asuntos Rouse.

—Por que una niñita idiota está abusando de ti y tu no haces nada.

Usa la cabeza un poco ¿Si?. Sé que fue aquella chica.

—¿Y que vas a hacer? ¿Vas a partirle la cara de nuevo?.

—¿Entonces si fue ella?—aprete los ojos y me abofetee mentalmente.

La puerta de mi casa fue abierta por mi madre y en cuanto me miró tapo su boca cuando notó los golpes en mi rostro. Mire a Rouse y ella solo se encogió en hombros.

—¿Que te ha pasado? ¡Dios! ¡Ha Sido en el instituto! Mañana mismo iré a hablar con el rector.

—Me he golpeado con la puerta...—¡Maldición jamás se me ocurría nada bueno!.

—¿Que otra vez? Eso es imposible.

La mentira se me había caído frente a mi madre, y ahora que iba a inventar le este iba a ser mi verdadero fin.

—El rector va a escucharme y tendrá que expulsar de por vida a quien se haya atrevido a hacerte eso.

Parpadee sintiendo mi pulso muy acelerado, mi madre quería hacer justicia pero no sabía que Catherine de alguna manera u otra se iba a desquitar.

Negué un par de veces sin tener nada realmente bueno para decir, no quería mentir pero tampoco quería seguir siendo lastimada.

—No es necesario que vayas tía.—gire para mirar a Rouse ¿Ella me estaba salvando el pellejo?—lo que pasa es que Vanessa tuvo un pequeño accidente en la cafetería. Estaba parada y un objeto cayó de arriba y le pegó en el rostro. Nadie le ha echó nada.

Mi madre me miró a mi para comprobar que la historia de Rouse fuera cierta y yo solo asentí.

Al parecer ella lo ha creído.

—No debe preocuparse, el rector ha dicho que en unos quince días le darán una compensación por el dañó.

Ahora entramos tía ¿Puede darnos unos minutos necesito hablar con Vanessa?.

Mi madre asintió y después beso la frente de ambas, en serio se había preocupado.

—¿Por que me salvaste?.

—No te salve. Ahora me debes un favor.—idiota.

—No sé cómo no lo imaginé antes.

—Debiste imaginarlo—dijo asintiendo—pero eso te lo pediré luego. Ahora lo único que necesito es que no te separes de mí a partir del lunes por ningún motivo hasta que yo diga que es seguro.

[...]

Escuche que la puerta de la habitación fue abierta, y me di cuenta que se trataba de Rouse cuando su perfume se coló por mis fosas nasales.

Intente hacerme la dormida para que no me molestará y me pidiera que hiciera de sparring mientras ella entrenaba, era tarde y yo quería dormir. Pero todo dió un giro inesperado cuando escuche sus tacones caer al suelo, pude ver que se retiraba aquel vestido que había escogido para esa noche por que ella no perdía el glamour nunca.

¿Qué demonios estaba haciendo?.

Sentí su peso sobre mi cama y mi corazón casi que quería salirse de mi pecho.

—R-Rou-se...—mi voz se comenzaba a entrecortar.—¿Que haces?.

—No hago nada. Solo quiero dormir un poco antes que amanezca.

Comenzó a escabullirse entre mis sábanas ante mi rostro confundido, pude percibir un olor leve a a alcohol, eso explica muchas cosas.

—¿Desnuda aquí?.

—No estoy desnuda idiota, tengo puesta la ropa interior.

—¡Como sea! Tienes que irte...

—No, no tengo que. Ya cállate y déjame dormir.

—Tambien quiero hacer lo mismo.—senti su cuerpo casi desnudo muy cerca del mío. Y la empuje un par de veces—¡Ey!....

—¡¿Que?!—levanto un poco la voz—deja ya de lloriquear. ¿O que estás nerviosa?—menos mal estaba oscura la habitación.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Nuestro secreto