Nuestro secreto romance Capítulo 18

El agua corría a velocidad sobre mi cuerpo, el agua tibia para una ducha siempre había Sido la perfección para mí, y hoy sin duda lo necesitaba.

Frotaba el jabón suavemente en círculos sobre mi cuello con la misma imagen de Rouse en mis ojos, pareciera que eso era lo único que mi mente lograba enfocar últimamente.

En los últimos tres días luego de que me quedara dormida en el estacionamiento no había logrado hablar con Rouse, ella parecía más perdida que de costumbre, supongo que se debía a que se concentraba para recordar más de su pasado.

Cuando terminé  de ducharme, me coloque mi pijama y me tumbe sobre mi cama mirando el techo, solté un suspiro pesado y cerré levemente mis ojos. Todo iba bien, al menos ya estaba logrando dormir un poco cuando escuche la puerta de mi habitación abrirse, mi cansancio era bastante que ni siquiera me tome la molestia de abrir mis ojos.

Sentía una fuerte mirada clavada sobre mí y eso de alguna manera me hizo despertar de mi sueño, parpadee unos momentos y logre visualizar a Rouse parada frente a mi cama mirándome con intensidad.

—¿Te he despertado?—talle mis ojos y asentí a lo que ella respondió con un:—lo siento.

—No importa Rouse.—Asintió y continuo con su mirada fija sobre mí.

—Si, bueno lo que pasa es que tus padres y Hugo no están.

—Entiendo—dije con curiosidad por saber cual era el punto.

—El punto es que.... quiero salir a caminar un poco pero no quiero hacerlo sola, y quería saber si te importaría acompañarme.—succiono su labio inferior en espera de mi respuesta.

—Ahh... si, si claro—dije con algo de alegría levantándome con gran velocidad—solo, solo me cambio la pijama y nos vamos.

Tome velozmente un pants y una sudadera junto con mis tenis y me cambie en el baño, un par de minutos me tomo y ya estaba frente a Rouse lista para caminar en la calle a su lado, así como hacia algunos meses. Estaba demasiado alegre de que Rouse me invitara a caminar con ella que la sonrisa aun no se borraba de mi rostro. Caminamos algunos metros en completo silencio.

—¿A donde quieres ir Rouse?—ella me miró e hizo una mueca.

—Bueno si me lo preguntas.... tengo hambre—dijo tocando su estomago—deberíamos buscar alguna pizzeria.

Asentí y ambas caminamos para buscar alguna pizzeria cercana, y aun que pareció algo imposible en un principio encontramos una. Ambas entramos al local de pizza y tomamos nuestra orden.

Mire mi celular mientras la pantalla me dejaba ver la llamada entramte de Daniela. Note que Rouse me miraba con atención mientras enarcaba una ceja, así que no conteste y puse el modo vuelo a mi celular.

Un chico Rubio se acercó a nosotras y nos dío nuestro pedido.

—¿No vas a contestar?—pregunto Rouse provocando que quitara mi mirada de aquel chico.

—No.

Ella asintio y comenzó  a comer mientras era observada por mi acosadora  mirada.

—Deja de hacerlo.....

—¿Que cosa?.—pregunte y ella continuó  comiendo.

—Eso, no me mires tanto Vanessa.

—Lo siento.

Me sonroje y en el momento  en que lo dijo aparte mi mirada rápidamente de ella y también  comencé a comer.

Mi pulso había acelerado de una manera exagerada y eso me hacía  sentirme como una tonta que no disimula en lo absoluto, definitivamente  ahora estaba un  poco nerviosa, tanto que termine tirando sobre mi, mi propia bebida.

Rouse levanto la mirada y enarco una ceja notando que mi sudadera ahora estaba empapada de gaseosa.

Me levanté  apenada de mi asiento y fui directo al sanitario.

Moje mi cara y mire mi sudadera empapada con desilusión.

—Debi ponerme una maldita camiseta....—refunfuñe.

Solté un suspiro pesado y sali de nuevo, Rouse fruncio el ceño mientras me miraba un par de mesas lejos.

Me senté de nuevo y continúe comiendo.

—¿Por que no te has quitado la sudadera ya?—pregunto con confusión.

—No me he puesto camiseta debajo así  que.....

Me encogi en hombros y evite que mi mirada se encontrara con la suya.

—Pues entonces debemos apresurarnos a comer así no te enfermas.

Asenti y ella no dijo más.

....

—Vanessa—estaba a punto de entrar a casa pero la voz de Rouse me detuvo. Gire para mirarla y ella me miraba muy atenta. —Antes de que entres quisiera hablar contigo un momento.

Lo que dijo me sorprendió y me confundió un poco a la vez es decir, si ella quería hablar  conmigo ¿por que no lo había echo desde que salimos de casa?.

—Ok... te escuchó.

Ella apretó su puño fuertemente y desvío  la mirada un poco incómoda,  por mi presencia  ¿Tal vez?.

—No... olvídalo. Es, es una tontería.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Nuestro secreto