PECADO DEL DESEO romance Capítulo 3

—¡Clyde, deja de meterte con ella! —Kenneth lo mira con reproche, quiere consolarme cuando Clyde se puso de pie con una expresión sombría y me dice—: Kenneth podría hacerse daño con eso. ¡Recógelas!

—No es necesario, deja que las sirvientas lo hagan...

—¡Kenneth! —Clyde dice con severidad—. Selena es tu esposa, ¡su obligación es cuidarte bien!

Clyde siempre ha sido un autoritario, sea en casa o en la empresa. Los años de experiencia le han dado un aura poderosa y opresiva.

No quiero meterme en líos, así que me agacho obedientemente y limpio el resto de los cristales rotos.

Los cristales grandes son fáciles de recoger, pero esas pequeñas me pueden herir fácilmente. Como lo digo, de pronto siento un dolor en mi mano y la sangre empieza a fluir de las yemas de mis dedos.

A principios de año, acompañé a mi madre adoptiva a la iglesia a orar por Kenneth. En el mismo día conocí a una adivina que dijo que yo tendría accidentes sangrientos en este año. Al parecer ha dado en lo cierto...

Desde anoche no he parado de sangrar.

—¿Cómo estás? ¿Te duele mucho? —Kenneth rápidamente me agarró la manoy preguntó—. ¡Déjalos y vete a vendar la herida!

Él me mira con expresión de estar sintiendo pena por mí.

Mirándolo, tengo muchas ganas de llorar. En realidad, no me arrepiento de haberme casado con él, porque Kenneth ha sido el único que me ha querido con sinceridad desde que formé parte de esta familia.

Recordando el agravio que sufrí anoche, las lágrimas brotan de mis ojos.

—¿A quién pretendes esta mirada patética? —Clyde se acerca y me levanta tirándome del cuello—. Ja, si papá y mamá se enteran, ¡pensarán que te estoy intimidando de nuevo!

—Nunca te he caído bien —No puedo soportarlo, y lo fulmino con enojo—. ¡No creo que les sorprenda que me intimides!

—Parece que no te duele mucho, ¡todavía puedes discutir conmigo!

—¡Clyde! —Kenneth tampoco lo aguanta y le advierte—. No te pases de la raya, ¡deja que Selena vaya a tratarse la herida!

—¡Pues ve! —Clyde me suelta, pero me sonríe de forma extraña y dice—. El botiquín está en mi estudio.

Subo las escaleras, entonces la oigo añadir:

—Oye, no te equivoques de sitio. ¡Está en «mi» estudio!.

Me quedo bloqueada por un momento, hago lo posible por soportar la pena y el dolor, y abro la puerta para entrar.

El estudio de Clyde tiene una decoración sencilla, todo está a la vista. No tardo nada en encontrar el botiquín y me limpio los dedos.

Al levantar la cabeza noto que hay un sofá de tela nuevo. Siempre le ha gustado centrarse en los muebles de hogar.

El sofá de color beige claro es ancho y suave. ¡Qué cómodo se ve!

Me siento y confirmo mi parecer, que en un instante me alivia la fatiga.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: PECADO DEL DESEO