Pedido de Amor romance Capítulo 3

—¿Sabes qué es lo que más odio? —los ojos del hombre estaban enrojecidos y habló con una respiración entrecortada.

A Selena le dolía la garganta por el estrangulamiento y no podía decir nada más que toser.

—Ya que buscas la muerte, la haré realidad.

Con esas palabras, Aaron la tiró del brazo y la llevó al dormitorio y la dejó caer sobre la cama.

—Oye, ¿qué... quieres?

Selena se sobresaltó y se asustó un poco al enfrentarse a Aaron.

El hombre se quitó la corbata con una mano y pulsó el mando a distancia con la otra, cerrando las cortinas del dormitorio y dejándolo a oscuras al instante.

En la oscuridad, se oyó un ruido y la ropa de Selena fue destrozada por Aaron.

—¡Bastardo, suéltame!

Como cinturón negro de 9º grado en Taekwondo, ella luchó contra Aaron, pero en ese momento estaba indefensa ante él.

—Te atreves a drogarme y ahora finges ser inocente frente a mí...

—¿Qué tonterías estás diciendo? Sólo estoy aquí... para pedirte dinero.

Selena se resistió, pero sólo cuando sus dedos tocaron la piel de Aaron se dio cuenta de que estaba abrasadoramente caliente.

«¿Está drogado?»

Comprendió al instante lo que estaba pasando, pero cuando se levantó para correr ya era demasiado tarde.

El hombre, que la hacía inmovilizada, finalmente se cansó de su llanto y metió su corbata directamente en su boca y dijo:

—¡Qué ruidosa eres!

Fue una noche de locura que terminó con Selena desmayándose varias veces y despertándose entre lágrimas bajo el “ataque” violento del hombre.

«Cabrón. ¿Es Aaron demasiado fuerte o esta droga era demasiado potente?»

En el corazón, Selena maldijo miles de ves a Aaron.

***

Al día siguiente.

Ya era mediodía cuando Selena se despertó.

Tumbada bajo las sábanas, movió su cuerpo y descubrió que le dolía como si la hubieran golpeado duramente y que su cuerpo estaba tan pegajoso que la ponía loca.

Selena se incorporó y observó el dormitorio, Aaron se había ido y a los pies de la cama estaba un conjunto de ropa limpia.

Se levantó y fue al baño a ducharse rápidamente y, sin desmaquillarse, salió del dormitorio para buscar a Aaron y pedirle una explicación.

Cuando salió del dormitorio se encontró con un hombre desconocido sentado en el sofá del salón.

—Me llamo Simón Rubio y soy el asistente del señor Aaron —sin esperar a que Selena dijera nada, Simón se presentó.

—¿Dónde está ese cabrón de Aaron? Se ha acostado conmigo y no lo va a admitir, ¿verdad? —maldijo Selena, que estaba enfadada.

«¿Cabrón?»

Simón se quedó atónito.

La ignorancia generaba valentía.

Sin molestarse con ella, señaló una caja de pastillas sobre la mesa y dijo:

—Señor Aaron ordenó que tomaras los anticonceptivos y te fueras de la Ciudad Azul o morirás. Señorita Selena, elige, por favor.

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