Pedido de Amor romance Capítulo 389

Cuando Susana terminó, lloró en su teléfono uno tras otro. Selena no pudo escuchar lo que Antonio decía al otro lado de la línea, pero se sintió profundamente sorprendida por Susana. Pasó un rato antes de que Susana dijera:

—Antonio, en realidad, en realidad… no te merezco, ahora soy una persona impura, lo siento…

Cuando terminó, cortó el teléfono y lo golpeó con fuerza sobre el asiento del coche.

Selena le dio al instante un pulgar hacia arriba:

—¡Bien hecho!

Susana agarró un pañuelo de papel y se secó las lágrimas, enfadada y agraviada:

—Esa basura de Xavier, engañándome emocionalmente, utilizándome y metiéndose con otras mujeres. Lo estoy pasando mal y se lo voy a poner más difícil…

Habló con un sollozo en su pequeño cuerpo.

—Has hecho bien.

Selena le dio una palmadita en el hombro a Susana:

—No llores, de verdad que no vale la pena llorar por alguien así.

—Sí, ya sé que yo tampoco lo sé, pero… pero…

Susana se lamentó y volvió a gritar de dolor.

Sin dejar de llorar, Aaron, en el asiento del conductor, levantó una mano para frotarse el entrecejo, sintiéndose un poco ruidoso. De repente, otra campana sonó al principio.

Fue el teléfono de Selena. Sacó su teléfono y vio que era la llamada de Alonso. Sin poder evitar que las comisuras de la boca se movieran ligeramente, hizo un gesto silencioso a Susana:

—Shh, no llores, voy a contestar.

Susana se contuvo inmediatamente de gritar.

—Selena, ¿dónde estás?— preguntó Alonso directamente cuando se respondió a la llamada.

Había cierto disgusto en las palabras. Después de todo, eran horas de oficina.

Selena era tan nerviosa que se levantó y se rascó el pelo, pensando en razones de cien maneras diferentes en su mente durante un breve momento. —Señor Alonso… lo siento mucho, me vino la regla y me dolía tanto el estómago que se me olvidó avisar.

—Parece que estás muy grave, ¿has ido al hospital?

Hacía un año, Selena trabajó en Medios Hayo durante un tiempo y era muy puntual, no llegaba tarde ni se iba antes de tiempo, y Alonso quedó bastante impresionado con Selena. Así que la primera vez de Selena en esta situación, podría haber sido un accidente.

—Acabo de volver del hospital…

Selena fingió hablar con voz tensa y habló con un ligero temblor.

—Bien, para que descanses bien hoy, ¿se retrasará el ir al País C con Clara mañana?

—No, no lo hará, no se preocupe señor Alonso.

—Está bien.

Selena respiró aliviada cuando la otra parte colgó el teléfono. Acababa de guardar su teléfono cuando Susana la abrazó de inmediato:

—Vivi, gracias, si no fuera por ti, supongo que ahora seguiría en la oscuridad.

—Es bueno que estés bien.

Con Susana finalmente atendida, la mente de Selena quedó en suspenso y, en todo caso, sus preocupaciones desaparecieron.

La limusina llegó al garaje subterráneo del Night Club y Selena llevó a Susana al Apartamento Nocturno de la planta 38.

Susana ya vivía aquí durante un tiempo y no sería extraño que volviera a alojarse aquí.

En el piso superior, Susana suguió viviendo en el dormitorio de invitados.

Entró, cerró la puerta enseguida y se acostó bajo las sábanas, sin hablar.

Selena sabía que Susana estaba de mal humor, así que no se atrevió a molestarla. Se dirigió a la sala de estar y miró a Aaron, que estaba de pie frente a la ventana que iba del suelo al techo, y se acercó a él:

—¿Qué tienes en mente?

La vista desde los ventanales del suelo al techo que dan a Ciudad Azul era hermosa, con su revestimiento de plata, su tráfico y su tapiz de prosperidad.

El hombre inclinó la cabeza hacia Selena y le rodeó la cintura con la muñeca, cogiéndolo en brazos y dándole la espalda.

Apoyó su barbilla en la cabeza de Selena y dijo con una voz muy magnética:

—Pensé que sólo te importaba Susana y que no me tenías en mente.

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