PERVERSIÓN romance Capítulo 11

El domingo me desperté casi a mediodía. La noche había sido intensa. Habíamos vuelto a follar en la ducha y después otra vez en la cama, éste último polvo algo más relajado ya que no estábamos ambos para muchos trotes.

Un leve movimiento de la cama, me hizo girar y contemplé como a mi lado, completamente desnuda, todavía dormía mi mujer.

Un ramalazo de amor infinito me recorrió el cuerpo entero.

Todo lo que estábamos viviendo Sara y yo los últimos días nos estaba uniendo aún más, si eso era posible. Me levanté de la cama sin hacer ruido, intentando no despertarla, y me fui al salón cogiendo por el camino el bóxer que me había quitado Sara anoche, única prenda que iba a ponerme. Desayuné copiosamente y me senté a leer un rato mientras esperaba que mi mujer se despertara. No tardó mucho en hacerlo, viniendo en mi busca ataviada únicamente con unas braguitas y aun con cara de sueño.

-Bueno días cielo -dijo sentándose a mi lado y dándome un pico de buenos días.

-Hola cielo. ¿Qué tal has dormido?

-Como un tronco aunque no me extraña. Después de la juerga que nos metimos anoche…-dijo abrazándose a mi melosa.

-Ya, la verdad es que hacía tiempo que no teníamos una noche así… ¿Tienes hambre?

-Estoy famélica… -Dame un momento y te preparo algo para recuperar fuerzas -me ofrecí levantándome y yendo hacia la cocina. Al poco estaba Sara bebiéndose su habitual café matutino y engullendo tostadas con mermelada como si hiciera años que no comía nada.

-Ya veo que estás hambrienta jajaja. Oye Sara ¿esta tarde te apetece hacer algo o nos quedamos en casa viendo alguna película?

-Nada de salir, Carlos. Ya tuve bastante ayer. Además, tengo que guardar toda la ropa que compramos ayer y me gustaría empezar a perfilar el informe que nos ha pedido Roberto, así voy ganando tiempo -dijo mientras seguía devorando el desayuno.

Yo no dije nada aunque por mi mente pasaban las palabras que había oído en labios de aquel sujeto y sabiendo que aquello formaba parte de su estratagema para follarse a Daniela.

Otra vez me asaltaron las dudas, si contárselo o no, pero finalmente decidí seguir esperando a ver como evolucionaban las cosas mientras me las ingeniaba para intentar buscar información para cambiar el parecer de Roberto. ¿Cómo lo haría? Ni idea. Pero algo se me ocurriría y, quién sabe, quizás el destino me echaba una mano y no habría necesidad de hacer ninguna estupidez.

-Voy a darme una ducha -dijo Sara levantándose del sofá y haciéndome volver a la realidad.

-Claro, ves. Mientras yo aprovecharé para recoger todo esto. Ella se fue a la ducha y yo a la cocina a fregar los restos del desayuno tardío.

En eso estaba cuando sonó el móvil pero no el mío, era el de Sara. Cuando lo cogí vi que la que llamaba era Judith y, como sabía que Sara no se iba a molestar por coger su teléfono, descolgué. -Hola Judith, soy Carlos.

-Hola Carlos, ¿tienes por ahí cerca a Sara? me dijo que la llamara para quedar para mañana.

-Ya lo sé pero ahora mismo está en la ducha y no se puede poner. Ya le diré que te llame luego, cuando salga.

-Ok, perfecto. Por cierto, Carlos, muchas gracias por convencer a Sara para que viniera al gimnasio conmigo. Llevaba tiempo insistiéndola para que me acompañara así que imagina mi sorpresa cuando ayer me dice que sí.

-Bueno, yo la verdad es que no le dije nada del otro mundo. Al fin y al cabo Sara es libre de hacer lo que quiera y solo le di mi opinión. Supongo que le debía apetecer hacerlo y ya está. -Ya, puede ser. Ayer la encontré cambiada ¿sabes? No parecía la misma.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: PERVERSIÓN