PERVERSIÓN romance Capítulo 20

Durante el camino fuimos hablando sobre nuestros planes para el viaje, planeando la ropa que nos íbamos a llevar y que esa tarde meteríamos en la maleta aún pendiente de hacer, por eso no íbamos a ir al gimnasio. Fue entonces cuando Sara se acordó de la ropa que aun teníamos pendiente de devolver a Rubén y Judith. -Se me había olvidado decirte una cosa, Carlos. En el

maletero tengo una bolsa con la ropa que nos dejaron el otro día, lista para devolverla.

Ayer le dije a Judith que pasaría por su casa a devolvérsela hoy pero, como no iba a estar, me dijo que se la dejara dentro.

-Y cómo... -empecé a preguntar yo, siendo interrumpido por ella enseñándome una llave. -Me la dio ayer. Me dijo que pasara, dejara la ropa y que luego dejara la llave dentro de su buzón. Pero como tengo mucho lio con las maletas, ¿te importaría pasarte a ti? El coche te lo quedas tú, yo ya volveré con el metro. -A mí no me importa...

-Eso sí, con una condición -me dijo poniéndose seria

- nada de husmear su ropa interior, pervertido jajaja... -dijo estallando en una profunda carcajada. No pude evitar unirme a sus risas, por un momento me había asustado. Aunque, quizás, debería no haberme dicho nada porque, ahora sí, sentía curiosidad por fisgar y ver lo que ocultaban los cajones de su dormitorio.

Llegamos antes de hora a nuestro trabajo e hicimos el tramo final caminando y disfrutando del ambiente primaveral que se iba imponiendo por doquier.

Nos despedimos en el hall con un beso, antes cosa rara y ahora cosa habitual, cosa que me encantaba. Una vez en mi despacho y, antes de entregarme a mis tareas diarias, decidí echar un ojo al correo de Roberto para ver si había alguna novedad. Primero, el correo personal donde no encontré nada llamativo. Pero cuando abrí su correo del trabajo, allí había una conversación del día anterior con el tal Óscar donde salía a relucir mi mujer. -Ostia tío ¿has visto cómo ha venido hoy la Sara? -Le decía Roberto- está tremenda la tía, quién lo hubiera dicho... hoy

la tenía sentada en el sofá explicándole no sé qué rollo y no veas que muslamen se gasta... bien dura la tenía y cuando se ha puesto a cruzar las piernas...bufff, casi me tiro sobre ellay la violo allí mismo jajaja.

-Joder Rober, sí que te ha dado fuerte con ella. Cualquiera diría que te has enamorado jajaja. ¿Eso significa que has cambiado tus planes iniciales de usarla para beneficiarte a la otra? -le contestaba el otro.

-Qué va. Si hasta me lo está poniendo a huevo. Como la tía no para de provocarme con esas blusas y faldas, no le quito ojo y, claro, la otra celosa perdida jajaja. El otro día pasé detrás de ella y la tía, sin cortarse, empujó su culo contra mí... vaya repaso le pegué, porque ya la tenía dura de mirarle las piernas a Sara...si hasta pensaría que la tenía así

por ella jajaja.

-O sea, ¿qué sigues con la idea de follarte a la Daniela?

-Esa me la tiro sí o sí... esas tetazas las tengo que catar como sea antes de partir a Buenos Aires. Pero la otra.... Ufff, es

que ha sido todo un descubrimiento...

-No jodas, Roberto. ¿También piensas hacer algo con ella? -Al menos lo voy a intentar. Es que no veas como está la tía.

Tú porque no has tenido delante ese par de muslos... cómo para no intentarlo. Debe ser todo un vicio follársela... y qué mejor forma de hacerle pagar su prepotencia ¿no? reventarla

a pollazos y llenándola de leche y luego... dejarla sin el puesto jajaja.

-Qué cabrón eres jajaja. Menudo par de gilipollas. La cara me ardía de pura rabia,saber que hablaban así de mi mujer... tuve que respirar hondo para calmarme un poco porque si no era capaz de hacer alguna locura e iba a ser peor el remedio que la enfermedad.

A ver cómo justificaba mi intromisión en su correo, cosa ilegal mirase como se mirase, aparte del cabreo que se pillaría Sara al enterarse de lo que había hecho a espaldas suyas. Decidí volcarme en el trabajo para distraer mi mente. Eso sí, me comprometí conmigo mismo a controlar más de cerca el correo de aquel cerdo, para ver cómo iban evolucionando las cosas y evitar que no pasaran a mayores.

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