PERVERSIÓN romance Capítulo 32

La cara de Sara haciéndome una mamada de campeonato, con su pelo largo recogido sobre uno de sus hombros y sus pechos oscilando al compás de sus movimientos ágiles era una imagen sumamente erótica y difícil de aguantar.

Como ya intuía que no iba a durar mucho y quería inmortalizar aquel momento, aproveché que tenía el móvil en la mano para empezar a hacer fotos de la memorable felación que me hacía mi mujer. Sara, ignorante de lo que hacía, siguió comiéndome la v3rga, hambrienta de ella y ansiosa por hacerme correr y yo, víctima de su experimentada labor, no aguanté mucho más y avisé a Sara de mi inminente corrida.

Ella se la sacó rápidamente de mi boca y empezó a masturbarme con su mano buscando la explosión final mientras yo intentaba enfocar bien la cámara para que captara el momento culminante.

Cuando el primer chorro salió disparado, Sara se apartó corriendo para que pudiera hacer las fotos y no saliera ella en ellas.

Foto a foto, fui grabando las sucesivas descargas de mi polla escupiendo mi semen sobre mi vientre desnudo y mi pubis. Las últimas fotos las hice con una mano mientras con la otra seguía tocándome la polla apurando los últimos restos de mi esperma. Una vez seco, solté el móvil mientras me dejaba caer sobre la cama tratando de recuperarme de aquella experiencia devastadora.

Noté como a mi lado Sara cogía el móvil y empezaba a trastear con él, supuse que revisando las fotos y escogiendo cual enviar a su amiga en aquel juego que ella había empezado. Cuando me alcé para ver qué hacía, ella me tendió el móvil y me enseñó que ya había enviado la foto a Judith, sin consultarme ni nada. Estaba claro que en aquello que se tenía entre manos con su amiga yo tenía poco que decir.

En la foto se apreciaba mi mano sujetando mi polla mientras regueros de semen resbalaban por ella y otros anteriores se veían pegados en mi pubis.

-¿Crees que le gustará? -le pregunté a Sara.

-Seguro. Eso le hará tener más ganas aun de chuparte esa polla que es mía y solo mía -dijo acariciándola de nuevo. Por lo visto aún no había tenido suficiente.

-¿Me vas a contar qué es lo que ha sucedido en el pub que te ha calentado tanto? -le pregunté curioso por saber el origen de toda aquella calentura.

-Claro que sí -dijo quitándose las braguitas y sentándose a horcajadas sobre mi cuerpo desnudo. Mi polla, algo flácida después de la corrida, quedó atrapada bajó su vientre que empezó a mover, estimulándola y haciéndola crecer de nuevo. -¿Y bien? -pregunté ansioso por saber.

-Como seguro recordarás, nos separamos para ir al baño. La cola era larga y aun tuve que esperar algo hasta que pude entrar y hacer lo que había ido a hacer. Hasta ahí nada fuera de lo normal. Pero cuando salí pasó algo… ¿a ver si adivinas a quién me encontré? -preguntó acelerando el frotamiento entre nuestros cuerpos.

-Ni idea, cielo pero por aquí poca gente conocemos así que, aventurándome, ¿tu amiguito de anoche? -contesté intuyendo que había dado en el clavo. -Bingo. Me habían visto entrar en los baños y me estaban esperando a la salida. Yo no sabía ni quienes eran, ayer estaba de espaldas y ni pude verle bien de cara pero ya se encargó Borja de recordármelo… -¿Borja? ¿Quién es Borja? -pregunté perdido.

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