PERVERSIÓN romance Capítulo 39

—Sí, claro. ¿Por qué no iba a estarlo? –le contesté intentando aparentar la tranquilidad que no tenía.

-No sé, es que fue muy fuerte lo que hicimos… esos

mensajes y esas fotos tan subidas de tono… -siguió hablando sin poder mirarme a la cara, como si le costase expresar lo que tenía en mente.

-Ya, la verdad es que sí… -tampoco yo sabía muy bien qué decir- pero tampoco le des muchas vueltas, pasamos un buen rato y fue divertido pero nada más que eso...

-Sí que lo fue –dijo mirándome por primera vez, sonriente y algo ruborizada- nunca te creí capaz de algo así y cuando Sara me explicó lo que había pasado lo entendí todo pero,

aun así…

-¿Qué? –pregunté inmediatamente. ¿Cómo que había hablado de ello con Sara?

-Sí, el otro día antes de entrar aquí fuimos a tomar un café y Sara me estuvo explicando todo lo que había pasado en Sevilla entre vosotros dos y como había surgido lo del tema de los mensajes, una cosa había llevado a la otra y al final se os había ido un poco de las manos. Sabes, me dais un poco de envidia los dos. No me imagino tener una pareja con la que tener esa clase de experiencias juntos… -continuó explicándome para mi total sorpresa.

Yo no daba crédito a lo que estaba escuchando. Cuando, apenas unas horas antes, le había preguntado a Sara por aquel tema en ningún momento me había dicho que hubiera hablado de ello con Judith. Es más, había dejado entrever que ella lo ignoraba todo y que, seguramente, volvería a enviarme algo para seguir con aquel juego morboso.

-¿Entonces no estás enfadada porque te hayamos utilizado para calentarnos? –le pregunté intentando sonsacarle algo más.

-Bueno, al principio tengo que reconocer que me costó

asimilarlo un poco… saber que me habías pillado en plena faena con Rubén, que mis fotos también las veía Sara y aprovechabais para pegaros unos polvos de campeonato a mi costa y, encima, que los mensajes casi todos eran escritos por su puño y letra cuando yo creía que era contigo con quien hablaba… pues imagínate… -me dijo sin rencor- pero lo hablamos y, para ser sinceros, yo también pasé unos buenos ratos a costa tuya… así que…

Otra vez apartaba la mirada y estaba algo colorada, ya no sabía si por el ejercicio o por lo que estaba contándome.

Yo no dije nada y seguí con mis ejercicios, meditando sobre lo recién averiguado. Ahora entendía porque habían cesado los mensajes y por qué de su reacción cuando nos volvimos a

encontrar, como si nada hubiera pasado. Ellas ya lo habían hablado, sin contar conmigo para nada. Por eso estaba tan segura Sara que aquello no iba a ir más allá, porque ella ya se había encargado de evitarlo.

-Pues me alegro que al menos lo pasaras bien –dije retomando la conversación- ¿y Rubén que dice de todo esto?

-No sabe nada y espero que siga así –me dijo ahora algo más seria- él no tiene por qué saberlo.

-Puedes estar tranquila que, por mi parte, no se va a enterar. Solo lo decía porque como él también es parte interesada en este asunto… -seguí hablando queriendo llegar hasta el fondo del asunto.

-Ahora no te entiendo, Carlos –me contestó no sabiendo a qué me refería.

-A ver. ¿Cuándo Sara habló contigo no te dijo que os había grabado mientras follabais? ¿Qué hemos utilizado ese video para calentarnos los dos? –era un tiro a ciegas pero algo me decía que Judith desconocía ese dato.

-Joder, pues no me había dicho nada –parecía molesta al saber eso pero enseguida se recompuso- vaya con la Sarita, ahora entiendo los comentarios y bromas sobre los polvos que nos pegábamos y lo bien atendida que estaba…

-Como que Sara ha tomado buena nota del aparato que se gasta tu amigo… -le dije intentando bromear con el asunto.

-Ya me doy cuenta, ya… -se quedó un rato pensativa y luego se decidió a hablar de nuevo- yo hay algo que tampoco le

conté y espero que no te cabrees cuando te lo diga…

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: PERVERSIÓN