PERVERSIÓN romance Capítulo 8

Pero le había prometido no forzarla y dejarla ir a su aire e iba a respetar su decisión. Seguí buscando hasta que encontré una buena oferta para hacer una escapada a Sevilla.

Buen hotel, bastante céntrico y una ciudad que ambos no conocíamos. Y otro punto a su favor, que podíamos prescindir del coche y hacer el viaje con el tren.

No me lo pensé más e hice la reserva para esos días.

Ya me imaginaba la cara que iba a poner Sara cuando se enterara del viaje que había planeado, estaba seguro que le iba a encantar. Maté el resto de la mañana buscando lugares de interés y haciendo planes para esos días aunque mi intención era disfrutar lo máximo con la compañía de mi mujer, a la que me sentía más unido que nunca después de los hechos de los últimos días. Sin darme cuenta, la mañana había volado y me preparé algo de comer.

No había tenido noticias de Sara en toda la mañana, cosa extraña, pero no quise molestarla intuyendo que, si no había dicho nada, era porque estaba pasando un buen rato con su amiga con la que hacía días que no quedaba.

Después de comer, me puse una película en la tele y me estiré en el sofá dispuesto a pasar una tarde relajante, a la espera que mi mujer volviera de su salida. No tardó mucho en ocurrir, cosa que me extrañó un poco ya que la esperaba algo más tarde.

-¿Ya estás aquí? -le pregunté.

-Yo también me alegro de verte -me dijo irónicamente- ya veo que no me has echado de menos… Algo le había pasado, lo notaba en su tono de voz, en la expresión de su rostro. A parte del hecho de que, para haber ido de compras, volvía con las manos vacías.

-¿Te ha pasado algo, cariño? -le pregunté preocupado.

-No me ha pasado nada -dijo dejándose caer en el sofá- solo que estoy cansada. No me convencía su excusa pero tampoco tenía ningún indicio que me dijera que me estaba mintiendo.

-¿Qué tal con Judith? ¿Cómo le va todo?

-Bien, como siempre. Liada con el trabajo, el gimnasio…

- me contestó de forma apática.

-¿Y novio? ¿O aún no ha encontrado a alguien que esté a su altura?

-Qué bien la conoces jajaja -por primera vez un amago de sonrisa apareció en su cara.

-Oye y ¿cómo es que no has comprado nada? -le pregunté interesado por la ausencia total de bolsas a su vuelta.

-No sé, no encontraba nada que acabara de gustarme… y comprar por comprar… -otra vez ese gesto en su cara que delataba que algo no iba bien. Cogí su mano, acariciándola y le di un beso en la mejilla, confortándola.

-Sabes que puedes contarme cualquier cosa, ¿verdad cielo? Pareció dudar pero al final suspiró y decidió sincerarse conmigo.

-Tienes razón, sé que puedo confiar en ti y te voy a contar lo que me ha pasado. Y no te asustes que no ha pasado nada malo -dijo volviendo a sonreír.

-A ver, confiesa -le dije animándola a seguir.

-Si te parecerá una tontería, ya verás. Ha ido todo genial hasta que hemos empezado a trastear en las tiendas, buscando cosas para comprarnos. Yo iba con la idea de pillarme un par de blusas y alguna falda pero nada de lo que veía me convencía y no sé… me he ido frustrando a medida que íbamos visitando tiendas y no encontraba nada a mi gusto… ya te he dicho que era una estupidez…

-Bueno, no lo será tanto cuando te ha dejado tan mal cuerpo ¿no? -le contesté

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