¿Por qué eres mi hermanastro? romance Capítulo 49

No puedo creer que Roberto este aquí, frente a mí con un cuchillo en su mano derecha. Sus ojos denotan furia y un poco de diversión. Le divierte lo aterrada que estoy ahora.

Le divierte mi sufrimiento

Miro a mi alrededor buscando a la abuela de Sergio o a mi bebé, pero no está ninguno de los dos a la vista y me da miedo moverme ya que en cualquier momento podría venir y matarme.

Muerta no puedo salvar a mi hijo de su abuelo psicótico

- ¿Dónde está mi hijo? - le pregunto haciendo el esfuerzo de que mi voz no titubee

Roberto- sin responder- se acerca a mí mientras juega con el cuchillo. Pareciera que hubiera tenido práctica usando aquel. Lo toma con maestría y eso hace que me aterre más lo que está a punto de hacer. Cuando llega a una distancia de casi un metro a mí, se detiene y me mira fijamente.

- ¿Por qué te diría dónde está?

Comienza a avanzar nuevamente hacia mí y por acto reflejo comienzo a retroceder. Sus ojos no se despegan de los míos y cada vez me siento más aterrada. Ahora Roberto se está mostrando tal cual es: Un monstruo de los peores. Puedo ver en su expresión que es capaz de hacer todo lo que se le ocurra en esa mente retorcida que tiene. Puedo ver que es capaz de matar a la madre de su esposa ya muerta, a su nieto y a mí. En verdad, a cualquiera que se le cruce por el camino.

- ¿Dónde está la abuela? - pregunto cuando ya no puedo retroceder más porque una pared se interpuso en mi camino- ¿Dónde está ella y León?

Una sonrisa se surca en sus labios y se acerca a mí. Demasiado. No me agrada tener a este hombre- si es que se le puede llamar hombre a Roberto-tan cerca, me hace sentir insegura, débil y vulnerable...

Pero no puedo ser eso ahora. Tengo que salvar a León, sacarlo de aquí y llevármelo lejos. Tengo que cuidar a mi hijo. No puedo tener miedo, no puedo sentirme débil. Tengo que ser fuerte por él, por mi hijo. Juré que lo protegería de todo y estoy más que dispuesta a cumplir mi promesa.

-León está bien- dice Roberto alejándose un poco de mí- al menos por ahora. Por la abuela de Sergio... no puedo decir lo mismo exactamente. ¿Sabes? Odio a las personas que son capaces de dar la vida por otra. Ella estaba más que dispuesta a dar la vida por salvar a su bisnieto y así lo hizo. Sólo que su muerte no significó la salvación de León. Lo único que hizo es que el niño estuviera sólo conmigo. Al menos hasta que llegaste tú. Bueno, puedo darte el consuelo de que no le he hecho nada al niño hasta ahora, aunque razones no me faltan y tiempo tampoco. Además...

- ¿Podrías parar ya tu monologo de villano de película de los años 80 y decirme de una vez por todas dónde mierda está mi hijo?

Roberto me queda mirando con los abiertos como platos y una expresión bastante sorprendida. Yo también me siento sorprendida. No sé de dónde saque la valentía para hacerle frente de esa forma al psicótico de Roberto, pero debo seguir siendo de esa forma. Él no se lo espera ni un poco y eso me da una pequeña ventaja a mí sobre él.

Sólo tengo que bloquear de mi mente el hecho de que la abuela de mi novio está muerta y que no sé dónde está mi hijo. No, no tengo que bloquearlo, tengo que sacar fuerza de esto y hacerle frente, enfrentarme, no demostrar miedo. Debo ser fuerte

En ese momento, un llanto de bebé-el que reconozco como mí bebé- comienza a sonar por la habitación. Se escucha un poco lejos, como si estuviera en el segundo piso.

El segundo piso

Roberto se encuentra distraído escuchando el llanto de León y es en ese momento en el que aprovecho lo que podría ser mi única oportunidad de poder llegar a dónde está mi hijo. Golpeo con mi rodilla la entrepierna de Roberto, lo más fuerte que puedo y veo como su cara comienza a desformarse por el dolor. Se tira al suelo haciendo que el cuchillo caiga a mis pies. Lo tomo y salgo corriendo hacia las escaleras. Encuentro rápidamente a León en la habitación en donde nos quedábamos Sergio y yo cuando vivimos aquí unas semanas.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¿Por qué eres mi hermanastro?