Porque Yo lo digo (COMPLETO) romance Capítulo 12

-¿Y cómo estuvo?

La voz de Mika, sobre la música del club llegó sin problemas a los oídos de Danielle. Pero la pregunta caló en lo profundo de su mente ¿Qué cómo estuvo? Definitivamente extraño. De hecho, pese a que habían pasado 13 días, seguía dándole vueltas e intentando encontrar una especie de "explicación" para la decisión de su jefe de llevarla hasta su casa de verano luego de la muerte de su abuelo, cuando se supone que es un momento en el que necesitas tu espacio, y por lo que le contaba Patricia, el ama de llaves de Nicholas, él y su abuelo eran bastante cercanos, no por nada le dejó la dirección de su adorada empresa.

-¿Cómo estuvo, qué?

  Danielle, decidió fingir no entender la pregunta de su amiga Mika, y en su lugar se concentró en beber el resto de su bebida. Sin una explicación para ella misma era imposible que le diera una a sus amigas, al menos una "creíble", ambas la conocían muy bien, sobre todo Mika, a quien conoció en la escuela a los 12 años.

-¡Vamos! Deja de hacerte la desentendida y acaba ya ese vaso –la regaña Amanda, ansiosa por detalles.

-Necesito otro –comenta ignorando el tema momentáneamente.

-¡No te escapas de esta! –grita Amanda, advirtiéndole que la noche será larga.

Aguantando la sonrisa que amenazaba con salir de los labios de Danielle, se levantó de su asiento e intentó mantener su expresión neutra hasta llegar a la barra, donde la risa simplemente salió.

-Buenas noches ¿Qué te sirvo? –preguntó el chico del bar interrumpiendo su risa tonta.

-Hola, dame un ron dorado con una rodaja de limón y ginger ale, y poco hielo, gracias.

    Hizo su orden e intentó relajarse y preparar su cabeza para contarle detalles sobre ese viajecito raro que tuvo y del cual aún no puede hablar...

-¡Wow! Pero si eres la mujer más hermosa que he visto esta noche

    Un extraño se acercó a ella y se acomodó contra la barra de espaldas a las hileras de botellas, observando solo a Danielle, en la que al parecer era su pose de seducción.

Danielle, no dijo nada, se concentró en observar al chico del bar servir su cuarta bebida de la noche. Ya sentía los efectos del alcohol en su cuerpo.

-¿Puedo acompañarte? No me gusta ver a una señorita tan linda y sola –insistió el extraño

-No gracias, me esperan en la mesa

    Responde aun sin mirar al extraño, recibe su vaso y le da el primer trago.

-Vamos dulzura, no te pongas nerviosa que no voy a hacer nada que no quieras

    Sonrió rosando su codo contra el brazo desnudo de Danielle.

-¿En serio esa frasecita aún funciona? –no pudo evitar el tono sarcástico.

-No sabes lo mucho que a las chicas les gusta escucharlo –se defiende algo ofendido.

-A las borrachas –murmuró Danielle, para sí misma

-Me gustan tus ojos...

    Extendió su brazo y le acarició el hombro desnudo con el dorso del dedo índice.

-Sí bueno, están más arriba, sabes, no vas a encontrarlos en mi trasero.

-¿Cuál es tu nombre?

    Ni siquiera había escuchado la queja de Danielle, seguía mirándole las piernas.

-Descarado –murmura para sí misma antes de darle otro trago a su vaso-. Si ya dejaste de analizar si mi vestido es lo suficientemente largo para cubrir mi trasero, entonces por favor continúa buscando

-¿No me vas a dar ni una sola oportunidad? –ahora el extraño estaba serio.

-Oportunidad ¿para qué? –arrugó el ceño ¿qué, no entendía las indirectas?

-Para conocernos ¿eres de aquellas chicas prejuiciosas? –arqueó una ceja interesado.

-Para nada amigo, pero es una noche de chicas y si no regreso pronto me va a tocar pagar la cuenta de todas...

  Optando por ser honesta Danielle, le explicó la situación para no rechazarlo de entrada. Todos los meses esperaba estas locas salidas con sus dos mejores amigas y esa noche en especial sentía que la necesitaba. Últimamente había estado sintiéndose extraña y las necesitaba para descargarse, pero no dejaban de preguntar por ese viaje a la playa de 5 días con su jefe.

-Vaya, no me puedo meter en eso –le sonríe divertido y resignado.

-Para la próxima –se encoge de hombros

-No lo creo, eres muy linda, no durarás soltera mucho tiempo –afirmó dando un vistazo a su alrededor, un par de cabezas se giraron al ser descubiertas mirando a Danielle.

-Adiós extraño

  Con las mejillas ruborizadas y su vaso lleno, Danielle, regresó con sus amigas quienes la observaban con sonrisas en sus rostros, lo cual no podía ser muy bueno.

-¿Quién era ese? –soltó Amanda, apenas Danielle, estuvo lo suficientemente cerca

-No lo sé –se encoge de hombros sentándose junto a Mika.

-Un baboso de seguro -comentó Mika, distraídamente.

-Era lindo Dan ¿por qué no lo escuchaste unos minutos? Puede que no fuese un baboso –insistió Amanda, con un puchero.

-Me tiró la frasecita de "no voy a hacer nada que no quieras" así que solo buscaba compañía para la noche, además creo que sigo saliendo con Cameron.

-¡Ay Dios, el pediatra! Dime que ya lo probaste –chilla Amanda, con las hormonas revolucionadas y olvidándose de inmediato del extraño de la barra.

-Si te refieres a si he tenido sexo con él, la respuesta es no –suspira Danielle, algo pensativa.

-¿Sigues sin hablar con él, Dan-Dan? –interviene Mika, preocupada.

-Me ha enviado un par de mensajes, pero cada vez que lo llamo no contesta y creo que es una señal bastante clara.

-Dan, te fuiste a la casa de tu jefe por una semana ¿qué esperabas que hiciera ese hombre? -interviene Amanda, defendiendo a Cameron-. La chica con la que estuvo súper enganchado y con la que por fin está saliendo se fue a la casa de otro hombre y no le dijo nada, se enteró por esa flacucha de Frida.

-¿Qué hago? ¿Voy a su consulta?

-Sí, Dan, somos mujeres independientes, haz lo que creas mejor –la anima Amanda.

-De acuerdo -suspira y bebe un sorbo de su vaso-. Dejemos mi drama y hablen ustedes, han estado toda la noche intentando saber sobre la semana que pasé TRABAJANDO y ustedes no han dicho nada –protesta Danielle, lanzándole una mirada a Mika, que está a su lado.

-Cierto Dan, estás muy sobria para saber sobre mi aventura con el piloto de la aerolínea local, así que le toca a Mika –sonríe Amanda con picardía.

-No soy una mojigata, sé que te gusta el sexo raro, está tatuado en tu frente Amanda –ríe Danielle, ante la mueca de ofendida demasiado fingida de su amiga

-Bueno, bueno, aquí voy, no quiero saber aún la cantidad de sujetadores que perdiste Amanda -comienza a decir Mika-. Pueden creer que el otro día me llamó la secretaria de Leo, para preguntarme si lo podía invitar a comer, es una descarada.

-Supongo que le dijiste que no –dijo Danielle, con una ceja arqueada.

-Le dije que donde mi esposo iba voy yo y le corté a la facilona esa –soltó con desprecio.

-Agg, esa frasecita –comenta Danielle, en voz alta

-¡Un momento! –chilló Amanda atravesando a Danielle, con la mirada.

-Dan, es hora que nos cuentes que pasa en esa cabecita tuya con ese jefe sensual que te encontraste –suelta Mika, girándose hacia Danielle.

-Estoy bastante segura que nunca he usado la palabra sensual para describirlo –arrugó la frente intentando recordar si había dicho algo parecido. 

-Verás..., está en toda tu cara –dice Mika, señalando su propio rostro para darle énfasis a su afirmación.

-No es cierto –gruñó Danielle, llenando sus mejillas de aire en un gesto infantil.

-Danielle, ese hombre te vuelve más loca que el guapetón de Chris Hemsworth.

-¡Imposible!

-Que sí –insiste Mika, divertida.

-Ay si mi jefe fuera Chris Hemsworth, no solo le haría los mugrosos cappuccinos –declara con una risita al imaginárselo

-¡Vaya! ¿Ya le estas preparando el café? –suelta Amanda, sabiendo perfectamente que no era así.

-No, les he dicho un millón de veces que soy medio bruta y no aprendo a usar esa cosa, con suerte se tostar un pan sin quemarlo

-Gracias a Dios, por la existencia de la tía Jaz, o de seguro serías una bola, llena de comida chatarra y congelada –suspira Mika, recordando lo malísima que es Danielle, para cocinar.

-No empieces con el sermón de la comida saludable porque me levanto y te quedas solita –le advierte Danielle, y Amanda, asiente de acuerdo con ella.

-Bien, pero quiero saber sobre todas las miradas sucias e insinuaciones que el jefe te debe haber lanzado.

-Mika, no sigas con esas tonterías, si fui a esa maravillosa casa fue por trabajo... -dejó de hablar para escuchar la canción que acababa de comenzar-. ¡Ay! Me encanta esa canción ¡Vamos, por favor! -le pidió a sus amigas levantándose para dirigirse a la pista de baile.

-¡Vamos! –dijeron Amanda y Mika, a la vez.

Y no solo fue "If i lose myself" (la cual reclamaban como "suya"), las canciones pasaron tan rápido como los vasos vacíos. Una hora después las tres muertas de la risa regresaron a la mesa, Amanda y Mika, se desplomaron sobre sus asientos mientras que Danielle, tenía sed. Así que se dirigió al bar, claro que esta vez estaba llenísimo, eran la 1 de la madrugada y la fiesta estaba en su punto más alto.

Inclinada sobre la barra haciéndole señas al único chico atendiendo, fue sorprendida por alguien empujando un vaso recién servido de lo que a simple vista era cerveza. Ella detesta la cerveza.

-Paso –lo rechaza sin levantar la vista, atenta a los movimientos del chico del bar.

-Tan quisquillosa como siempre, señorita Ross.

Boquiabierta giró la cabeza lentamente hacia el dueño de esa grave y varonil voz que le provocó escalofríos en todo el cuerpo. De pronto se sintió con muy poca ropa.

-Pero... ¡¿Qué hace aquí?! –chilló tirando de su vestido para cubrir sus muslos.

-Lo mismo que toda la gente –responde relajado, bebiendo un trago de su cerveza.

-¿Está solo? Porque eso sería deprimente –suelta intentando no echarse a reír

-No, con mis amigos –señala hacia la zona V.I.P (como no)

Y ya no pudo más, Danielle, se largó a reír, era tan obvio, él no iba a mezclarse entre los plebeyos, tenía que ser exclusivo.

-¡TIENE AMIGOS! –dice fingiendo estar muy impresionada con la noticia.

Dejando salir una grave risotada, Nicholas, asintió divertido, era obvio que ella estaba pasada de copas.

-Sí Danielle, tengo amigos –estaba sonriendo.

-Con ese genio ¡quien lo soporta!

-Vaya, cuanta sinceridad –continúa de buen humor

-Las cosas como son amigo –bromea risueña.

-"Amigo"..., eso es nuevo... -la observa sobre el borde de su vaso mientras le da un largo trago a su cerveza.

-Sí, sí, bueno mientras la tortuga del bar se digna a servir un simple vaso deje que le haga una pregunta ¿tan difícil es deshacerse del trajecito para salir a emborracharse con sus amigos? ¿O es que son igual de pesaditos que usted?

-Estás aprovechándote de mí. No estamos en la oficina así que no puedo reprenderte por tus preguntas indiscretas ¿me extrañaste al menos?

-¿Extrañar, qué? –fingió no comprender.

-Tenerme cerca con mis trajecitos puestos ¿o me prefieres en traje de baño?

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