Porque Yo lo digo (COMPLETO) romance Capítulo 21

Era sábado por la tarde y Danielle, miraba la TV, mientras esperaba que fuera hora de reunirse con su tía Jazmin, cuando su celular comenzó a sonar, esperaba que fuera una de sus amigas, o su tía anunciando que se retrasaría, pero no, era Cameron...

-Antes que digas cualquier cosa, me debes escucharme –soltó en tono serio apenas Danielle, contestó

-Cameron..., hola

-Sí, hola a ti también -soltó de mala gana

Molesta con su actitud Danielle, se levantó del sofá, silenció la TV, y soltó sin nada de paciencia

-Oye, sé que estas probablemente odiándome, pero ese no es motivo para que me trates así, baja el tono si quieres que siga al teléfono

-Tú y yo tenemos que hablar –insiste calmando su temperamento

-Es lo que estamos haciendo así que ve al grano

-Baja, no voy a hacerlo por teléfono –soltó conteniendo la respiración, estaba colérico

-Sube entonces –sugirió resignada a una discusión

-No, quiero que sea en un lugar neutro

-Bien

Cortó y furiosa consigo misma por no ser capaz de cortarlo definitivamente lanzó el celular al sofá y este rebotó y cayó al suelo ruidosamente. Adiós celular. Tomó las llaves y bajó a encontrarlo. Estaba apoyado en su pretencioso y costos auto blanco, luciendo perfecto como lo era por fuera.

De pie en la entrada de su edificio Danielle, lo observó sonriéndoles a todas aquellas mujeres que pasaban por delante de él, solo para darle un descarado vistazo. No estaba segura de querer hablar con Cameron, pero si sentía que lo necesitaba, quería cerrar el tema de una vez por todas y olvidarse de su existencia

-Acércate

Pidió al verla de pie en la entrada y mientras ella se decidía le dio un vistazo de pies y cabeza. Danielle, llevaba un pantalón de vestir que dejaba sus tobillos al descubierto, sandalias y una blusa que llegaba justo al borde de la pretina de su pantalón.

-Ya estoy aquí -dijo acercándose-. Hablemos –pidió con calma

-Sube al auto, vi una cafetería a unas cuantas calles –ordenó en tono neutro

-Cameron ¿tanta ceremonia para mandarme a la mierda? –protestó de brazos cruzados

-Solo sube bombón

Le abrió la puerta del auto pero no esperó a que subiera, rodeó el vehículo y tomó su lugar al volante.

-¿Por qué no hablamos aquí en tu auto y dejamos de perder tiempo? –sugirió lo más calmada que pudo mientras se sentaba.

-Cierra la puerta –soltó sin mirarla

-Cameron, te estoy hablando, tengo algo que hacer en una hora más –su actitud estaba siendo realmente frustrante

-Cierre la puerta para que podamos irnos de una vez

-Bien... -accedió para acabar de una vez con todo el asunto entre ellos

Cameron, la llevó a una cafetería a unos 15 minutos en auto desde su apartamento. Y no dijo nada, ni una sola palabra pese a los intentos de Danielle, por calmar la tensión que flotaba en el interior del auto. Pero cuan testarudo no contestó nada, solo condujo y en cuanto estacionó, se bajó del auto y le hizo señas para que lo siguiera.

Resignada a que las cosas serían a su modo Danielle, lo siguió sin protestar, avanzaron por las mesas ocupadas hasta llegar al final, donde toda una plaza estaba disponible y alejada de oídos curiosos. Tomó asiento en un reservado, se deslizó hasta la ventana y observó cómo sin tomar asiento Cameron, le pedía un par de bebidas a la camarera que los había seguido hasta la mesa al verlos entrar. La camarera se marchó y él, solo la observó con esa expresión seria que le hacía entender que estaba enojado.

-Cameron ¿qué es todo esto? ¿Podemos terminar las cosas bien al menos?

-¿Bien? –tomó asiento frente a ella

-Sí, yo...--

-Silencio

Ordenó al ver acercarse a la camarera con su pedido, la dejó servirles y solo continuó hablando cuando estuvieron absolutamente solos

-Esperaba mucho más de ti, Danielle

-Es el error que cometen muchos, esperar algo de alguien a quien no conocen realmente –se encoge de hombros, no entendía lo que esperaba conseguir si salía con frasecitas como esa

-No te burles –le advierte

-¿Qué quieres? ¿Qué te ruegue por otra oportunidad? –lo enfrentó lista para acabar todo de una buena vez

-Podrías ofrecerme algo. Sexo

-No va a suceder, AMIGO

Tomó aire, ya se imaginaba que eso era lo que más le dolía a Cameron, que ella nunca había accedido a acostarse con él.

-No te hagas la desentendida, cuando las cosas iban bien te mostraste bastante interesada en probarme –le recuerda con malicia y una mirada arrogante que Danielle, jamás olvidaría.

-Somos humanos, cometemos errores

Y eso lo molestó aún más, su risa burlona desapareció por completo y fue reemplazada por una línea recta.

-Eres una maldita frígida –escupió con desprecio

-Basta –le advirtió con la frente en alto, no iba a dejar que la insultara

-Eres tan insegura que llegué a pensar que tal vez fueras virgen, pero con esa figura no podrías serlo -clava su mirada en el escote de Danielle-. Aunque un poco de ejercicio no te haría nada mal

-¿Me estás llamando gorda? –pregunto sorprendida

-Si tú lo dices –sonrió con ironía

-No, tú lo estás diciendo -lo señala ofendida

Tomó un par de pesadas respiraciones sin quitarle la mirada de encima antes de decidir acabar con todo aquello.

-Por favor Cameron, deja el drama y dime lo que necesitas escupir para acabar esto –los señala a ambos

-Eres patética, intentas hacerme quedar como el malo cuanto tú fuiste la que se dejó manosear por su jefe en frente mío

-Yo no...--

-No, no, los adultos están hablando –la corta con ese tono altanero que tanto detesta Danielle

-Idiota –soltó a cada instante más ofendida por su actitud

-Inmadura -responde-. Si no hubieses estado tan ocupada intentando complacer al tarado ese lo habríamos pasado muy bien tú y yo. Pero como típica mujercita de clase baja sueñas con un príncipe forrado en billetes para que te saque de tu miseria

-Ya basta. Se acabó, no funcionó y punto –dice con la respiración acelerada, no quería armar una escena, pero tampoco iba a dejar que la insultara

-No, no, quiero que sepas lo mala que eres, solo tu cuerpo podría salvarse –otra mirada sucia cargada lujuria

-¿Mi cuerpo gordo? –gruñe colapsada, sus comentarios la hacían sentir vulnerable

-Que ciego estaba -hace una mueca de desagrado hacia ella-. Ni siquiera para acompañante sirves, todos mis amigos se dieron cuenta que eres una pobretona

-Cállate, ya basta –pide afectada

-¿Qué? No te pongas a llorar, es humillante –se burla sin piedad

-¿Para eso me trajiste aquí? ¿Para insultarme como un estúpido pendejo dolido? -suelta harta, no iba a quedarse callada mientras la insultaba-. ¿Rompí tu orgulloso listado de mujeres dispuestas a acostarse con el doctorcito sin sesos?

-Baja la maldita voz –espetó agarrándole la mano sobre la mesa, apretándosela a modo de advertencia

-Me duele, suéltame –pidió con los ojos muy abiertos, de pronto este Cameron, la asustaba

-Pídeme disculpas

-Estoy diciendo la verdad –susurró intentando controlar su tono de voz, el agarre en su mano era fuerte, le estaba doliendo mucho

-Estúpida zorra -le da un tirón haciendo que se pegara con el borde de la mesa-. No vas a insultarme y no asumir las consecuencias

-Ya suéltame –exigió desesperada por soltarse

-Te crees demasiado para mí, no me hagas reír

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