Porque Yo lo digo (COMPLETO) romance Capítulo 29

Allí estaba él. De pie en el centro del despacho con sus gafas de lectura puestas, sin chaqueta y con las manos metidas en los bolsillos

TODO UN ESPECTÁCULO.

Tan atractivo como la primera vez que lo vio y serio como siempre con esa mirada oscura clavada en ella, la observaba de pies a cabeza y por primera vez Danielle, se sintió insegura de su apariencia, no llevaba una gota de maquillaje y no iba arreglada como cuando se vestía para el trabajo. Con su armadura, lista para todo.

-Buenos días

Saludó ella, al ver que Nicholas, permanecía en su lugar mirándola con tanta atención, como si intentara averiguar lo que estaba pensando..., lo peor de todo es que su actitud le provocaba esta sensación de estaba frente a un completo desconocido.

-Buenos días Danielle, cierra la puerta y acércate

Rompió el silencio como mejor sabía, dando una orden y sin moverse de su lugar.

No podía ser tan sencillo, pensó Danielle, armándose de paciencia y valor para enfrentar a un hombre imposible. Cortó el contacto de sus miradas para girarse a cerrar la puerta, su mano temblaba, ya le asustaba lo que fuese a salir de aquella boca pecadora y venenosa. Tomó su lugar al menos a tres metros de distancia y aguardó a que hablara

-Quiero disculparme por mi comportamiento del día de ayer, me excedí al exigirte que aceptaras el descuento sin haberlo hablado antes

-De acuerdo... -murmuró bajito mientras asentía aceptando aquello

-Tengo tu cheque listo -anunció mientras la observaba-. Y tus cosas también

Descruzando los brazos Nicholas, se acercó a su escritorio para tomar el cheque que descansaba sobre todos los objetos que le regresó Danielle, el día anterior, seguían en el mismo lugar, los observó unos instantes y no pudo evitar experimentar esta amarga sensación de ser rechazado, miró las tres cajas de distintos tamaños, luego a Danielle, y finalmente se acercó hasta ella y le ofreció el cheque

Nerviosa e incómoda Danielle, aceptó el cheque, lo tomó procurando evitar el contacto de sus manos y bajo su atenta mirada lo leyó

-¿Todo bien?

-Este cheque está mal –suspiró resignada ¿no podía ser tan fácil, no?

-¿Qué tiene de malo? –fingió no saber de lo que hablaba

-Esto no es lo que yo saqué el mes pasado, es más

-Yo lo veo bien

-Pero... ¿por qué es más? –necesitaba saberlo porque lo que su cabeza pensaba no era lindo-. Espero que no esté mezclando las cosas..., señor

-No, esto es lo que te voy a pagar de ahora en adelante, decidí darte un aumento antes de tener sexo contigo

Mala elección de palabras, aquello fue un golpe directo a su orgullo, le dolía escucharlo decir eso cómo si fuera una tontería sin importancia cuando para ella no lo fue.

-No lo mencione, por favor -pidió con suavidad-. Y no quiero sonar malagradecida pero es extraño, no quiero que esto signifique que puede llamar a la hora que se le dé la gana, tengo un contrato que especifica horarios y debe respetarlos. No soy una esclava

Ouch. Nicholas, intentó no demostrar emociones, ella estaba en lo correcto y lo sabía.

-Danielle..., tú..., simplemente has sido la mejor asistente que he tenido en los dos años que llevo a cargo

-Creo que lo que quiere decir es "la asistente que más ha durado soportando sus malos modos de tratar a la gente"

Y viendo que Nicholas, ni la interrumpió ni protestó, continuó, ya era suficiente de guardarse las cosas necesitaba sacarlas o se volvería loca.

-Usted exige modales cuando, por muy jefe que sea, me ha demostrado en más de una ocasión olvidarlos, su petulancia es ofensiva

Y una vez más lo sabía. Se mordió la lengua para no soltar una de sus frasecitas, ella tenía razón, no podía discutirle eso, es lo que mejor se le da. Ser un imbécil.

-¿Vas a aceptar el cheque? –preguntó ignorando su acusación, no quería hablar de eso. Solo le interesaba que aceptara el pago de una vez

-Ya le dije que no es lo que recibí el mes pasado

-Lo vas a aceptar, no es opcional, además puedo transferirte el dinero en unos minutos si sigues siendo tan testaruda

-Yo..., prefiero eso –murmuró incómoda, hablar de dinero con él, siempre iba a ser incómodo ya que para Nicholas, no significaba nada un cero de más, pero para ella era importante.

-¿Qué? ¿Ser testaruda? No te preocupes cariño, lo sé –soltó altanero

-No me llame "cariño" SEÑOR, y me refiero a la transferencia, no puedo firmar con la mano así -la levantó para que quedara claro a lo que se refería-. Ni siquiera tengo documentos para cobra..rlo...

Maldición, había estado tan concentrada en sus sentimientos, en la culpa, en su tía, que no había caído en la cuenta de aquello, le robaron el bolso con todo.

-¿Por qué no? –arrugó la frente desconcertado

-Me asaltaron, no tengo ni siquiera tarjeta de débito..., ni identificación... -explica recordando que no ha bloqueado ninguno de sus documentos, ni mucho menos solicitado nuevos

-¿Qué? -le lanzó una mirada de fuego llameante-. No puedo creer que te hayas expuesto a semejante peligro ¿en qué estabas pensando? –le levantó la voz exasperado

-Soy tonta, qué le voy a hacer –se encogió de hombros restándole importancia

-Sí, lo eres

¿Quién se creía que era para tratarla de tonta?

Ahora sí que estaba más allá de furiosa después de esa afirmación, tomando una corta respiración caminó hasta el escritorio, pasando por el lado de Nicholas, sin molestarse en mirarlo, dejó el cheque allí, de nada le servía si no tenía su identificación, ni firmar podía así que acomodando su bolso ignoró su mirada y se dirigió hacia la salida dispuesta a marcharse sin su paga y ofendida

-Hablemos sobre lo que dije ayer –la detuvo, aun no quería que se fuera, tenía más para decir

-¿Por qué? –se detuvo en seco, no se volteó a mirarlo no quería hablar de nada, ya todo estaba más que claro

-Es necesario, hablemos –insistió pero su tono de voz no dejaba realmente muchas opciones

-Curioso -dio media vuelta, lo siguiente necesitaba decirlo mirándolo a la cara-. Usted no quiso escucharme cuando se lo pedí, cuando era "necesario"

-No quiero escuchar los motivos que tuviste para plantarme –espetó irritado con el recuerdo de ser plantado

-Entonces yo no quiero escuchar los motivos que tuvo para actuar como lo hizo –lo desafió con la frente en alto

-¡No seas tonta! –alzó la voz molesto con su contestación

-Puede que lo sea por aguantarle tanto, pero aun así no necesito que me lo recuerde -siseó apretando los dientes, conteniendo las ganas de gritarle-. Así que POR FAVOR no vuelva a llamarme tonta, ni a gritarme.

Mierda. Me avisan si la cago, eso decía el rostro de Nicholas, al escucharla tan ofendida y molesta con justa razón

-Me retracto –soltó sin sentirlo realmente

-¿Me puedo ir ahora?

-No ¿querías hablar? -se acercó unos pasos intimidándola con su altura-. Bien, habla, tienes un minuto

Dejó salir el aire con fuerza, ni siquiera iba a intentar ocultar sus emociones, no podía más sintiéndose miserable y puede que esta sea la única oportunidad que tendrá para decir lo mucho que lamenta lo que hizo...

-Voy a saltarme los motivos por los cuales olvidé que íbamos a encontrarnos, ya es demasiado tarde..., solo quiero que sepas que no es normal en mí olvidar mis compromisos y esa noche se me presentó una oportunidad "laboral" bastante tentadora y pequé de ambiciosa, hice a un lado todo y me concentré tanto en esto que perdí la noción del tiempo

-Recoge tus cosas, ahora, ya acabó el minuto

Desilusionada y resignada a que eso había sido todo bajó la mirada a su mano lastimada y le insistió

-No son mis cosas

-¿No las quieres? ¿Segura? –preguntó incrédulo

-Segura, tuve suficiente de ti haciéndome sentir insignificante, no quiero que luego me cobres todo y te burles en mi cara de mi necesidad

-Basta

Obedeció, no contestó a su advertencia, en su lugar volvió a girarse en dirección a la puerta, necesitaba llegar a la salida cuanto antes.

-Al menos toma el teléfono –insistió para detenerla

-No lo necesito, ya me conseguí uno mientras ahorro para comprar uno nuevo –le informó y no pudo evitar sentir que todo aquello era una despedida

-Es..., un regalo, el iPad también lo fue..., y los pendientes –entendía por qué los rechazaba pero no iba a aceptarlo

-No quiero sus regalos..., no los necesito, solo hacía mi trabajo no hacen falta "recompensas" -explicó exasperada-. Y esos pendientes no van conmigo, soy muy corriente para usar algo así de costoso ¿me puedo ir ahora?

-No, no me gusta que me rechacen

-A nadie...

Hacerse la fuerte realmente cansa, estaba a punto de ignorarlo y salir por esa puerta, lo único que su corazón quería era que volviera a hablarle lindo, que se preocupara por ella..., y que aceptara sus disculpas, lo necesitaba. Pero no va a suceder, no ha hecho más que marcar la diferencia entre ellos una y otra vez

-Lo lamento señor Allen, pero no puedo aceptar sus regalos, no es correcto, gracias de todos modos –lo intentó una vez más

-No es lo que quiero escuchar

-No siempre se consigue lo que uno quiere –le lanzó desafiándolo

-¿Qué es lo que quieres?

-Que llamar a recursos humanos para que preparen un cheque al portador. Me gustaría marcharme..., señor

-No te vas a ir de aquí ¿querías hablar? Bien. Este es el momento, habla –su tono cortante no hacía más que agravar la situación

-Señor Allen, usted no quiere escucharme, y lo entiendo, solo..., dejémoslo así –se dio por vencida

-No y no me hagas repetirlo, habla ahora, tienes un minuto

Paciencia. Ya no le quedaba, él, se había encargado de agotarla. En este punto solo necesitaba que las cosas volvieran a ser como lo fueron antes.

-Ya me disculpé ¿qué más quiere que diga?

Lo enfrentó, este hombre no se parecía en nada por el que estaba loquita, por el que creyó estar sintiendo algo

-¿Fue el doctorcito quien te hizo daño? –apuntó su mano lastimada

-No, yo me lo hice...

-¿Cómo dices? –soltó confundido y más furioso a cada instante, no entendía nada

-No quiero ser una maleducada pero no es asunto suyo

-Insisto –gruñó impaciente

-Me quiero ir, por favor

Y ya no podía más, no lo ocultaba, quería echarse a llorar hasta que Nicholas, olvidara todo su enfado hacia ella, ya no lo soportaba

-¿Habrías dejado lo que hacías para irte conmigo?

-Por supuesto, no suelo olvidar ni faltar a mis compromisos, de verdad que no

La mirada de Danielle, fue tan intensa que consiguió sacarlo de su estado de confort, ya no estaba cómodo con su postura, quería decirle muchas cosas, quería confesarle todas las molestias que se había tomado para que esa noche fuera perfecta, pero como su boca directamente no estaba conectada con sus sentimientos

-Ya fue suficiente –la cortó, no quería escucharla, no le gustaba para nada ser el responsable de la vulnerabilidad que veía en su rostro, en su mirada, que escuchaba en su tono de voz

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