Porque Yo lo digo (COMPLETO) romance Capítulo 56

Danielle, había tomado una decisión. Y ni todo el oro del mundo la iba a hacer cambiar de parecer.

El tercer día de su licencia (miércoles) se decidió y le envió un correo a Tamara, pidiéndole que tomaran un café luego del trabajo, necesitaba hablar con ella, quería hacer las cosas bien, así que quedaron en verse ese mismo día. Ahora Danielle, tenía un largo día por delante. Es una cursi, sentimental y por mucho que intentó ignorarlo era su cumpleaños, no podía, simplemente se prometió que sería lo último que hiciera por él. Eso estaba decidido.

Así que organizó la bendita fiesta de cumpleaños de Nicholas.

Sabía que no habría presupuesto así que contactó nuevamente a Lina, la planeadora de la fiesta para Kobayashi, le dio instrucciones precisas de lo que necesitaba que hiciera. Contrató una empresa de banquetes, escogió el menú, montó un bar, contrató personal extra, le encargó el pastel a Mika, además de algunas cosas extra dejándole una única tarea a Frida y su amiga Vanessa. Invitar a la gente.

Cerca de las 6 de la tarde Danielle, llegó al café que le indicó Tamara. Estaba algo nerviosa, lo que haría era importante, iba a renunciar, pero no solo a un trabajo sino a una estabilidad económica importante que necesitaba mucho, pero necesitaba más estar bien consigo misma.

Tamara, llegó a la cafetería puntual a las 6 de la tarde junto a su hija de 5 años. De inmediato la encontró y se acercó hasta la mesa

-Hola Danielle, disculpa pero era mi turno de recoger a Nora, de la escuela

-Hola, descuida no pasa nada –le dedicó una débil sonrisa a la pequeña

-Pero si pasa, te ves fatal, perdona que te lo diga así pero sé reconocer a una mujer que lo pasa mal

Comentó mientras acomodaba a su hija en una silla y dejaba sus cosas en otra.

-Supongo que mi cara es un libro abierto –suelta el aire apagada

-Sincera -la corrige-. Tu cara es sincera, no digas eso, además es una virtud

-Gracias

-Bueno ordenemos algo de comer para que Nora, nos deje hablar tranquilas

-Descuida, no me molesta

-¿Te gustan los niños?

-No lo sé, creo que nunca he compartido con uno por mucho tiempo, tengo un vecinito de 6 años, pero es bastante independiente

-Bueno debo decir que con tu paciencia serías una excelente madre, porque se resume básicamente a eso, paciencia y cariño, es una parte de ti

-No sé si sea buena cuidando de alguien en estos momentos

-Serás buena y ya, déjame ir por algo de comer ¿qué te gustaría?

-Solo unas papas fritas, gracias

-De acuerdo, no tardo, vigila a Nora, por mí unos minutos

-Claro…

Nerviosa observó a la tranquila niña de 5 años que coloreaba un libro mientras cantaba una canción bajito dedicándole miradas y sonrisas a Danielle, de vez en cuando, hasta que se atrevió a hablarle

-Te pareces a Bella, como la de mi libro

Dijo la voz más dulce y tierna que Danielle, creyó haber escuchado en su vida. Observó a Nora, levantar la mirada de su libro de colorear de las princesas de Disney, y mirarla con ese brillo inocente en su carita

-Pero tus ojos no son marrones, son más lindos –afirmó con calma y seguridad

-Gr..Gracias Nora

-¿Ya conociste a la bestia?

-¿A la…? –confundida miró a la niña, luego al libro y comprendió de qué hablaba-. Sí, de hecho la conocí

-¿Cómo es? Dime por favor ¿asusta como en la película?

-Ni te imaginas, pero también es bueno…, cuando se lo propone

-¿Lo amas?

-Lo amé mucho…, pero ya no lo sé

-Tienes cara de estar confundida

-Se llama decepción, espero que nunca sepas lo que es

-¿Es malo?

-Es triste, pero con el tiempo puedes superarlo

-Espero que lo hagas -afirma con optimismo-. Creo que tú deberías encontrar un…, mmm, un príncipe Eric, como Ariel. Es lindo, tiene un perrito y sus ojos son como los tuyos, celestes como el cielo

-Gracias Nora

-Yo también quiero papitas –susurra con complicidad

-Podemos compartir las mías –le guiña

-¿Somos amigas? Porque las amigas comparten la comida, lo vi en la Tv

-Claro, me gusta tu nombre

La pequeña se sonrojó halagada y volvió a colorear su libro de princesas. Pronto Tamara, regresó a la mesa con una bandeja cargada de comida y bebidas.

-Bueno Danielle, soy toda oídos

-Sabes lo que voy a decir, solo quiero explicarte antes

-Cariño, no tienes nada que explicar, conozco muy bien los pormenores de tu relación con Nicholas, de hecho te admiro por aguantar tanto

-¿Crees que estuvo bien lo que hice?

-Oye nadie puede obligarte a casarte, hiciste bien al no hacerlo pero aguantar a esa mujer venenosa como lo has hecho debe haberte dejado mal

-Ya no tengo ánimos de seguir trabajando, lo detesto, ir a esa oficina y ver a Frida, colgada de su brazo me revuelve el estómago

-Comprendo, no te preocupes por nada, haré los arreglos para buscar un reemplazo y una secretaria

-Quiero ayudar a enseñarle todo lo que necesite, puedo quedarme hasta que encuentres a alguien

-Dani… ustedes dos ¿terminaron?

-Por mi parte sí, no doy más con esta situación, mis emociones son…, me, siento que me destrozan por dentro

-Debes quererlo mucho para haber soportado toda esta locura

-Es el único motivo por el que aún sigo aquí, pero ya se excedió, se le fue de las manos y no estoy dispuesta a conformarme con migajas…, creo que merezco algo mejor

-Sí, sin duda. Frida, esa mujer es veneno puro

-Solo es una puta ambiciosa –susurra para que Nora, no escuche la palabrota

-La odias, no te culpo

-Hablo de ella…, la profesión más antigua -insinúa-. Me enteré que fue acompañante y que tenía un retorcido juego con Jordan…, ten cuidado porque tiene las garras recién afiladas

-¡No te creo! ¿Quién te lo dijo?

-El padre de su hijo –suspiró algo insegura de habérselo contado

-Demonios, eso sí que no me lo esperaba ¿Nicholas, lo sabe?

-Si es inteligente lo habrá averiguado, de lo contrario estoy segura que lo desconoce

-Debería saberlo

-Ahora mismo ya no me incumbe, si tú quieres decirle es asunto tuyo

-Lamento todo lo que has tenido que soportar, Nicholas, es un hombre complicado que detesta, no odia, que le digan cómo hacer las cosas

-Ahora puedo decir con certeza que lo sé

-De acuerdo, ya acabamos con ese tema ¿qué vas a hacer?

-Buscar otro trabajo –suelta el aire con fuerza, sabía que sería difícil

-Cuenta con una carta de recomendación de mi parte

-Gracias Tamara, eso ayudaría mucho y volviendo a mi renuncia quiero que sepas que mi teléfono está disponible para lo que necesites, incluso si tiene que ver con Nicholas, o el proyecto, no me gusta tener que marcharme tan de pronto pero ya no puedo más

-Has hecho un excelente trabajo -le asegura-. Desde que Nicholas, asumió el cargo que no había tenido a nadie de confianza, de hecho yo me la pasaba en su despacho intentando ayudarlo cuando no tenía mucho que hacer en mi oficina.

-Es desconfiado

-Ya lo creo –suelta una carcajada

-¿Puedes no comentarle a Nicholas, que renuncié?

-Dani, es el jefe

-Al menos hasta el final de mi licencia, todo el tiempo que puedas evitarlo, tampoco quiero ocasionarte problemas

-Eso puedo hacerlo

-Gracias –suspiró aliviada

-No estoy contenta pero es lo mejor para ti y creo que lo mereces

-Los Allen, son…, complicados

-Es la palabra para describirlos

-Entonces el lunes no iré al trabajo y el martes presentaré mi carta de renuncia

-Me parece bien

La fiesta fue un viernes por la noche. Y ese día Danielle, tuvo que ir hasta la casa para asegurarse que todo estuviese perfecto. Un defecto. Es demasiado perfeccionista y gracias a eso se llevó el disgusto de un encuentro con la señora Frida.

-Más te vale que todo salga perfecto –se interpone en su camino sintiéndose la reina de Inglaterra, toda poderosa

-Por supuesto, sé cómo hacer mi trabajo…, no como otras

-No sé qué le hiciste a Nico, está de un humor de mierda y asumo que eres la responsable

-No quiero escuchar tus quejas, no estoy aquí para eso

-Ni yo te quiero aquí con tu pobreza. Son invitados importantes y no necesitan ver a la empleada rondando entre ellos, es de poca clase

-¡Vaya! ¿Dónde compraste tus modales chica de pueblo? Espero que tengas el ticket de cambio porque dejas mucho que desear con ese vocabulario tuyo tan limitado

-¡Acaba con el pastel de tu amiguita y lárgate de mi casa, zorra!

Qué se meta sus órdenes por ese culo huesudo.

Tomando sus cosas Danielle, se dirigió a la cocina para indicarle a Patricia, lo que quedaba por hacer y se largó de esa casa que esperaba no volver a pisar. Aunque lo patética que se sentía por no haberse podido negar era un sabor que no se quitaría con facilidad. Su único consuelo era lo satisfecha que su decisión la hacía sentir. No iba a regresar.

Pero aun así se pasó la noche manteniendo la ilusión que Nicholas, la llamara, que se comunicara aunque fuese por un mensaje de texto, pero la verdad es que desde la discusión que no ha sabido absolutamente nada de él. Jim, en cambio le envió un mensaje pidiéndole perdón excusándose solo intentar no arruinar la investigación del matrimonio de su amigo y al hacerlo acabó ignorándola y que esa jamás fue su intención.

Decidió que no quería responderle. Nuevamente se fue a la cama llorando por un hombre que no la quería cómo decía hacerlo.

Al día siguiente Wes, fue el encargado de distraerla. Sabía que si su celular estaba apagado se debía a algo importante. Literalmente la sacó de la cama. Ese sábado llegó hasta la puerta de su apartamento y tocó incansablemente hasta que Danielle, se arrastró hasta abrirle, entonces regresó a la habitación. Cuando Wes, la encontró sentada en su deshecha cama y notó sus hinchados ojos supo enseguida lo que estaba sucediendo y lo primero que hizo fue advertirle que o se cambiaba de ropa o la llevaba en pijamas fuera del apartamento.

Danielle, decidió ponerse unos jeans y una sudadera un par de tallas más grande, le gustaban, eran cómodas. Pasaron el día entero de compras, fueron al spa por una sesión de relajación para luego ir al salón. Acabaron perfectamente arreglados para ir a cenar. Wes, era consciente que su amiga no dejaba de suspirar por ese mal hombre y no lo toleraba. Entonces durante la cena a base de postres Danielle, se lo confesó todo, hubo lágrimas y sonrisas, no todo era malo conservaba buenos recuerdos, así lo veía ella, desahogarse le provocó un alivio instantáneo, pero su amigo solo pensó en lo mucho que le gustaría golpearlo al haber manipulado a su amiga para que aceptara todas sus mentiras.

Acabaron en el club “Fire” bebiendo y bailando como si fuese el último día en la tierra. Y eso era lo que ella necesitaba, un amigo con quien reír, bromear, hacer payasadas. Estaba tan de buen humor ahora que Wes, la había animado y recordado que no puede dejarse vencer por alguien que no la valoraba lo suficiente que eso la llevó a aceptar su decisión con otra perspectiva, era un nuevo comienzo uno en el que iba a dejar de pensar en Nicholas, y comenzar a preocuparse por ella.

A la alocada noche se le unió Zac, apareció en medio de la pista de baile y una cara amigable era lo que necesitaba. Lo saludó como si fuesen amigos de toda la vida

-¡Zac!

-Hola bomboncito, veo que te diviertes –sonrió radiante

-Creo que me lo merezco

-Entonces yo también, acompáñame con un trago, ambos ¿qué dicen? –pregunta mirando a Wes

-Si eres él, es de la bruja esa entonces sí, todo enemigo de esa mujer es mi amigo ¿Dani? –bromea Wes

De pronto la sonrisa de Danielle, había dejado de brillar, ya no los escuchaba…, incluso en ese lugar lleno de gente pudo sentir su gélida mirada. Lentamente dio media vuelta hasta encontrarlo, Wes, no comprendía y creyendo que no lo escuchaba por la música se acercó a hablarle al oído, entonces le dijo en un susurro sin aliento que Nicholas, estaba allí.

-Carajo. Se está acercando –gruñó Wes, rodeándole la cintura permaneciendo a su lado

-No quiero esto justo ahora –susurró asustada

-Mantén la calma veamos qué quiere

Esperaron a que llegara hasta ellos y dijera lo que quería, pero no fue así, solo fulminó a Wes, por estar tan cerca de ella

-Nicholas…, él, es Wes –dijo sin saber qué más decir

-¿Por qué apagaste tu celular?

-No me sentía con ánimos de hablar con nadie

-Yo no soy nadie –espetó frío, furioso

-Lo sé

Pero Nicholas, no paraba de observar a Wes, de pies a cabeza ignorando la presencia de Zac a unos pocos pasos

-¿Este es tu noviecito?

-Sabes que sí, aunque prefiero llamarlo amigo… ¿qué haces aquí?

-Despídete de él, nos vamos

Pero… ¿quién se creía para darle órdenes frente a Wes y Zac? Ni siquiera sabía cómo la había encontrado, llevaban una semana sin saber nada el uno del otro.

-Ahora Danielle –insistió sin perder de vista a ninguno de los dos hombres que se encontraban con ella

Con la intención de sacarla de allí impaciente la tomó por la muñeca, pero Wes, de inmediato reaccionó agarrándola del otro brazo, claro que con más gentileza pero firme, no podía quedarse callado luego de conocer la historia completa, menos al ver como la trataba

-Deja que sea ella quien decida si ya se quiere ir a casa –lo desafió

-No te metas –advirtió perdiendo la paciencia que Danielle, sabía que no tenía

-que descaro el tuyo, dejas que la bruja esa de tu esposa la trate como se le antoje, que la eche de tu casa, no la llamas en más de una semana, la descuidas por estar jugando a la casita feliz y ahora vienes a darle órdenes cuando deberías estar agradeciéndole por haber organizado tu puto cumpleaños, pero no, la dejas sola una y otra vez

Incómodo y expuesto Nicholas, solo le lanzó una mirada de advertencia a Wes, para que no siguiera provocándolo. Volvió su mirada a Danielle, y la decepción que descubrió en sus ojos le dolió

-No me quiero ir contigo Nicholas

Sintiéndose vulnerable ahora que Wes, había dicho en voz alta algunas verdades se soltó del agarre de ambos y se giró hacia Nicholas, para poder mirarlo a la cara

-Ni ayer, ni la semana pasada tuviste tiempo. Ahora me toca a mí

-¿Segura que prefieres quedarte con él?

-Con nosotros se va a divertir como nunca, te lo garantizo

Intervino Zac, que hasta el momento había permanecido en silencio pero muy atento

-¿Danielle? –insistió Nicholas

-Sí, me quedo

-¿Con dos hombres tú sola? ¿Sabes lo que da a entender eso? –soltó con petulancia e insinuando algo sexual

-Ya basta que es tu esposa a la que le gusta el dinero a cambio de sexo –soltó harta y herida por su comentario

-No me levantes la voz

-Adiós Nicholas –se contuvo, que le llamara la atención frente a Wes y Zac, fue la gota que rebalsó el vaso

-Mañana, tú y yo vamos a hablar seriamente

-Es domingo, nos vemos el lunes en el TRABAJO

-No me pongas a prueba

-Lunes

Echando humo por las orejas fulminó una vez más a Wes, antes de dar media vuelta y marcharse solo.

-¡Carajo! Ese tipo sí que es intenso

-¿Sigue en pie esa copa de helado que me ofreciste en la cena? –soltó el aire con fuerza ahora que Nicholas, se había marchado

-No, no, primero tienen que beber una copa conmigo, no se espanten, conozco a muchos como el señorito prepotente que se acaba de largar -comenta Zac

Y aceptaron la invitación de Zac. Se bebieron una botella completa de tequila ignorando el limón y la sal, comenzaron un ridículo juego de borrachos que acabó con su poca sobriedad. Por suerte Zac, tenía chofer y este fue el encargado de llevarlos hasta el loft de Wes. Se despidieron del hombre que por mucho tiempo Danielle, creyó era un irresponsable y mal padre cuando era todo lo contrario.

-Me gusta verte sonreír Dani –comentó Wes, mientras salían del ascensor en su piso

-¡Mierda, cállate! –gritó de pronto saliendo disparada

-¿Qué? ¿Qué pasa, qué hice?

-¡Abre, abre, abre!

Sacando la llave de su bolsillo Wes, abrió rápidamente la puerta encendiendo la luz para que Danielle, no fuese a tropezar con algún mueble. Corrió al interior directo al baño, el viaje en auto y luego la sensación de vértigo del ascensor le revolvió el estómago y acabó con la cabeza metida en el inodoro vomitando la cena y todo lo que bebió.

Una hora más tarde Wes, la miraba sentada en la cocina tomando una copa de helado como si nada hubiese pasado

-No puedo creerlo, hace un rato vomitabas como loca y ahora una copa de helado

-Tenía ganas –se encoge de hombros

-Entonces sírvete todo lo que quieras –le guiña divertido

-Te adoro, eres el mejor amigo del mundo

-Golosa ¿pensaste en mi propuesta?

-Sí

-¿Cambiaste de parecer?

-Sí

-¿Eso fue un sí?

-Sí

-¡Danielle, ya basta! –se quejó con una sonrisa que le iluminaba todo el rostro

-Te quiero Wesitos, me voy contigo. Que todos se vayan a la mierda, menos mi tía Jazmín

-Nuestra tía, es bienvenida un fin de semana o el tiempo que desee

-¿Tienes más crema batida?

-Tengo toda la que desees, vamos que ya conoces mi nevera y despensa, siéntete como en casa

-Con el hambre que tengo corres peligro de quedarte sin provisiones

-No pe preocupa, lo mío es tuyo

-Entonces… ¿dónde está esa maravillosa casa a la que nos mudaremos?

-Nos vamos a Malibú

-Mmm…, suena rico y cálido

-Lo es, y sé que te pedí ayuda por trabajo pero te aseguro que podremos disfrutar de unas merecidas vacaciones

-¿Tu papá sigue pensando que te castiga al enviarte a una empresa con problemas?

-Sí, no se traga que salgas conmigo y piensa que ser…, ya sabes, me limita, como si fuera retrasado solo por mi orientación sexual

-Wes, tienes que comenzar a decirlo, acéptate, yo te quiero

-Y yo a ti, pero me cuesta decirlo, he pasado tanto tiempo teniendo cuidado que nadie se dé cuenta que me asusta un poco la palabra

-Tu papá es un puto cerrado de mente, ya lo detesto

-Y estás a punto de trabajar para él

-Por una breve temporada y contigo –le recordó sonriente

-Dani, ya no comas eso, vamos para que te de uno de mis pijamas para que duermas cómoda, porque mañana la resaca será dolorosa

-De acuerdo, pero lo voy a guardar

-Como quiera la señorita

La mañana siguiente Danielle, se despertó sintiéndose horrible, con el estómago revuelto y el dolor de cabeza acabó vomitando otra vez y regresando a la maravillosa cama de la habitación de huéspedes del loft estudio de Wes.

Por la tarde cuando Danielle, finalmente pudo levantarse sin sentir náuseas tomó una ducha y se puso la ropa de deporte de su amigo, un pantalón adidas corto y una camiseta sin mangas, todo negro. Al salir a la cocina se encontró a Wes y Aaron, bebiendo un botellín de cerveza, la observaron en silencio dirigirse a la nevera

-Tiré el helado así que no lo busques

-Solo voy a sacar agua

Agarró una botella y se acercó a saludar a Aaron, lo abrazó y tomó asiento junto a él. Bebió un largo trago de agua y los observó

-¿Qué pasa?

-Jazmín, viene para acá, estás en problemas niña -ríe Aaron

-¿Por qué? –arrugó la frente

-Tienes tu celular apagado y está preocupada, dice que no has trabajado en toda la semana y Wes, acaba de contarme lo qué pasó anoche con ese jefe tuyo

Enseguida miró a Wes, y con la mirada le aseguró no haber revelado su secreto.

Pasaron todo el día en el loft de Wes, comiendo las delicias que les preparó Jazmín. Pero a las 7 de la tarde decidió llevarse a su sobrina a casa. La notaba demasiado pálida y ya estaba al tanto de la borrachera de la noche anterior

El lunes Danielle, salió temprano a desayunar con su tía y acompañarla a hacer unos trámites, estaba relajada pero consciente que su celular seguía apagado desde el viernes, así que cuando regresó al apartamento a eso del mediodía y se encontró a Nicholas, hablando en el pasillo con su pequeño vecino Robbie, no le sorprendió del todo. Al parecer intentaba convencerlo para que le diera la copia de la llave de su apartamento, decidió quedarse a escuchar lo que decía

-Te lo dije, no voy a dejarte entrar Dani, no me dijo nada y si no abre es porque ella no está

-No me contesta el teléfono, necesito verla, ábreme la puerta

-No, tú la haces enojar, vete a tu casa

-Niño...

Comenzó a decir para insistirle pero se calló y levantó la vista hacia las escaleras, allí estaba Danielle, observándolo

-Danielle...

Murmuró algo avergonzado. La observó acercarse e inclinarse para mirar a Robbie, a los ojos

-¿Una película después de almuerzo? –propuso al pequeño

-¡Sí! Yo tengo popcorn para microondas

-Perfecto, nos vemos en un rato Robbie

Besó al niño en la mejilla y lo observó regresar al apartamento y cerrar la puerta con el seguro. Solo cuando estuvieron a solas le dirigió una mirada a Nicholas.

-¿Qué haces aquí y porqué querías entrar a mí apartamento? –exigió saber con extremada calma

-Estás escondiéndote de mí –afirmó preocupado

-No estoy haciendo nada pensando en ti, así que corta la paranoia y dime a lo que has venido

-No estoy siendo paranoico, te estas alejando

-Sí, tú y tu matrimonio son tóxicos, no quiero estar cerca ¿cuántas veces voy a tener que repetirlo para que lo entiendas?

-La fiesta del viernes estuvo...-

-No -lo corta-. Ahórratelo, no necesito saberlo

-Pero Dani

-Danielle -lo corrige

Sorprendido con su actitud, pero sobre todo su tono tan frío e impersonal la observó sin saber qué decirle

-Será mejor que te vayas. Regresa a tu obra

-¿Podemos hablar dentro de tu apartamento?

-No, no tengo nada de qué hablar

-El sábado estabas con dos hombres, tú sola

-¿Y?

-¿Cómo que, y? No puedes hacer eso, la gente...

-Para, no vengas a hablarme de moralidad o exigirme NADA, y si quería tener un maldito trío con DOS HOMBRES, es mi problema no tuyo, perdiste el derecho de opinión

-No puedo creer que hayas dicho eso

-Adiós Nicholas

Intentando esquivarlo avanzó hasta su puerta pero la detuvo extendiendo el brazo para detenerla por la cintura

-¿Qué pasa? Dímelo -pidió en un tono más íntimo acercando su rostro al de ella

-No pasa nada y ese es el problema -le sostiene la mirada manteniendo la seriedad

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