Poséeme romance Capítulo 18

- ¿Qué haces? – susurra ella en su oído al sentir sus besos en el cuello.

- Nada. – responde mientras la suelta y ella se pone de pie.

La frialdad de ese h re lograba llamarle la atención de una manera que no había podido lograr ningún otro hombre. La sensación de estar tan expuesta ante los ojos de Matteo, que no dejaba de recorrerle el cuerpo con los ojos, le incomodaba y en vista que Santino lo notó, hizo lo mejor que sabía hacer. Dar órdenes.

- Matteo. – lo llama inmediatamente y Abril se cubre con su saco de vestir. – vístete y déjanos solos.

¿Desde cuándo él era tan atento con ella? ¿Desde cuándo él era tentó con una persona, con una mujer? La extrañeza de él mismo al verse comportándose de modo diferente a como acostumbraba. Era normal el acabar de follar con alguna y aunque sintiese pena de estar desnuda ante la mirada depravaba y aún sedienta de otros hombres, con quiénes compartió acto sexual, se vistieron con tanta prisa sin detenerse a pensar en la incomodidad de la chica. Pero con Abril las cosas eran diferente. Su actitud eran distintas.

- ¿No me darás las gracias? – suelta de golpe y ella solo lo mira enarcando una ceja – acabo de permitir que se retire de la habitación para que no te sientas incómoda. Puedes darme las gracias y no me ofenderé. – habla sin molestarse en mirarla.

- ¿Yo te lo pedí? - él la mira completamente serio. – no. Así que no sé por qué lo has hecho. – y le da la espalda.

Abril aún no se había cambiado y solo tenía puesto su tanga, por lo que Santino se acercó a ella y le dio una fuerte y sonora nalgueada.

- ¡¿Qué haces idiota?! – exclamó enfadada.

- Tocó lo que es mío. – Y vuelve a nalguearla. Ella pone los ojos en blanco y se coloca la pollera, más luego el resto de ellas prendas. - ¿Quiere que la lleve? – dice de golpe sin ser consciente de lo que dijo y ella sin comprender como, después de demostrar lo imbécil que podía ser, se comportaba amablemente.

- No hace falta, me iré en bus. – soltó acomodándose el cabello.

- Como quieras. – dijo luego de vestirse y encaminarse hacia la salida, pero ella lo detiene. Había algo que necesitaba saber de él.

- ¡Espera! – exclama llamando su atención. Él la mira. - ¿Por qué no puedo besarte? – y Santino francamente no se esperaba esa pregunta.

- Porque no me interesa enamorarme de ti. – habla directamente mirando a sus ojos.

- Un beso no tiene por qué ser sinónimo de amor. – dice posicionándose frente a él. – una madre besa a su niño para brindarle no solo amor sino contención. Unos amantes de besan para desatar la pasión y no porque necesariamente se quieran. – se posiciona tan cerca de su rostro que él no sabe, o bien lo intuye, que el deseo de ella era volver a sentir su boca y está vez que le corresponda.

- Me da igual. – dice dándole vuelta la cara, pero ella no se iba a quedar con las ganas e independientemente de su negatividad, vuelve a besarlo y como era de esperarse, él la empuja.

- No me beses. – insiste y ella se siente incómoda. – no ere tú, así soy yo. No me interesan los besos. Solo deseo follar.. follarte duro y cumplir mis fantasías en el plano de lo sexual. No te querré nunca. Y esa frase retumbó en su cabeza.

- Ok, no volveré hacerlo. – y está vez es ella quien pasa de él.

- ¡Abril! – la llama y ella voltea a verlo. – el fin de semana lo pasaras conmigo. – pero ella negó, sin permitirle finalizar lo que le diría. – no puedes negarte.

- Si puedo. Mi hermana es mi prioridad. – entonces él tuvo una idea.

- Llévala contigo. No puedes dejarme sin servicios este fin de semana – y ella se sintió incómodamente mal ante ese denigrante comentario.

- Mi hermana no forma parte de este acuerdo. No la llevaré y si quiere y le interesa seguir con nuestro acuerdo, se aguantará, porque ante todo y todos está ella. – y se fue dejándolo sin palabras.

Santino se quedó inmóvil en esa habitación, dónde aún se reportaba el exquisito aroma a sexo salvaje. ¿Qué le sucedía? Porque de un momento a otro su cuerpo le manifestaba cosas distintas? ¿Por qué en ese momento le pasó que a lo mejor no debió decirle nada? ¿Por qué simplemente no puede tomar a Abril como una más de sus esclavas? ¿Qué tenía de diferente?

Cuando ella llegó a su casa, se fue directo al baño a ducharse. Todo el cuerpo le dolía y lo único que necesitaba en esos momentos era el poder descansar. Había experimentado el sexo anal de una manera que le había dejado demasiado dolor, si hasta sentarse en el colectivo fue una tortura.

Mientras se bañaba tocaba sus partes íntimas y podía notar en sus manos el semen que ambos le habían eyaculado dentro y por un momento pensó ¿Cómo hombres tan jóvenes elijen no tener descendencia? Eso era un misterio ¿Será que puedan poner por sobre todo el interés sexual que otra cosa? No lo sabía, solo tenía la certeza de que para ellos no era más que un objeto, su esclava y que lo que menos importaba allí, eran sus sentimientos.

Estaba urgida por encontrar un turno para la operación cuanto antes y así poder terminar con toda esa situación que aunque le ofrezca los mejores placeres del mundo, la estaba haciendo sentir humillada.

- Abril, ¿Te sientes bien? – dice Erika ingresando al baño y solo mirarla a los ojos puede descifrar que no. Que todo anda mal. - ¿Qué sucedió? –

- No lo sé, amiga. Siento que todo esto puede jugar me en contra. – y su amiga la interrumpe.

- ¿Te estás enamorando de Santino? – y ella pone mueca de espanto.

- ¡Por dios, no! – exclama.

- ¿Entonces? –

Abril comenzaba a sentir que ya no era dueña de su propia vida y que la euforia por estar con un hombre como él ya había pasado. Se sentía una mujerzuela y aunque consideraba que no era un trabajo indigno, ella se sentía mal por ello. Temía que su hermana se enterase que se había vendido a un hombre que utilizaba su cuerpo a su antojo por pagar su operación. No tenía a nadie y pensar en perderla a ella también, la enfrentaba a uno de sus peores miedos.

- Tengo miedo que Cathy me odie al enterarse. – habla y baja su mirada, entonces Erika se pone firme. Se pone de pie y le dice tajante.

- Entonces anula el acuerdo. – habla y Abril la mira sin sus ojos rojos. – nena, podemos hacer rifas y demás, pero no te sientas obligada hacer algo que no quieres. – le dice mientras acaricia su cabello empapado de agua.

- No lo sé. Mi hermana está tan entusiasmada por la operación, que decirle ahora que no podrá caminar, porque no tengo dinero me aterra. – y suelta un sollozo.

- No Abril, las cosas no son así. No tienes que sentirte obligada hacer cosas que no quieres. – pero ahí estaba el asunto. Por momentos ella quería. De echo, cuando Matteo y Santino la estaban follando, ella así lo quería.

- Es que no sé. Hoy estuve con ellos. – y sin darse cuenta se le escapó la información de qué había estado con alguien más que con Santino.

- Para, para, para ¿Estuviste con alguien más? – y ella se cubrió el rostro y lo dijo.

- Un trío. – dijo tan bajo que Erika creyó estar oyendo mal.

- ¿Qué dices? – y ella lo repite y está vez mirándola a los ojos. - ¡Nooo! ¿Y que tal? – quiso saber. La mayoría de las mujeres tienen esa fantasía el ser la única mujer entre dos hombres.

- Me encantó. Aunque a decir verdad, el otro hombre. . . – y guardó silencio.

Cómo primera experiencia en un trío, la había pasado genial y hasta podría decirse que aquel hombre le había gustado como la tocaba. El mundo nuevo en el que Santino la estaba iniciando, la llevaría a conocer otros hombres y otras maneras de disfrutar en el plano de lo sexual. Pero debía admitir que la forma en la que se había comportado luego del beso le molestó bastante y eso le hizo pensar en cómo estaba llevando las cosas. En qué su novio era un imbécil, pero la trataba con mucho amor y empezaba a sentir la falta de eso en su relación con Santino. La realidad que lo suyo solo se basa en el sexo, ¿Pero cuánto tiempo aguantaría el que no la trate con dulzura? Y aunque sé dijera a si misma que es solo un acuerdo, lo cierto es que no soportaría mucho tiempo su trato frío y distante y peor si solo podía ser suya.

- ¿Pero qué te gustó? ¿Cómo follaba o su trato? – ella rio.

- Cómo folla, si. La verdad es que lo hace rico. En tanto su trato, no lo conozco, pero si puedo decirte que resultó agradable. Muy diferente a Santino. Por lo menos Matteo me besa. – suelta y Erika la mira extrañada. – claro, no te conté. Al Sr. Rivas lo pone loquito que lo bese. – le cuenta y ella la empuja coqueta, juguetona, pensando que loco en el plano sexual, pero no. Se refería a otra cosa. – No gorda, se pone loco, de locura. No quiere que lo bese, me prohibió besarlo. – la cara de Erika fue indescriptible y podía jurar que al igual que ella le pareció idiota, la idea de ofenderse por un simple beso.

- ¡Que imbécil! – y juntas estallan de risa.

Cuando al fin se quedó sola, tuvo una duda respecto a si debía o no ir a trabajar al día siguiente, dado que según él estaban realizando teletrabajo. Respiró hondo unas cuantas veces antes de decidirse a escribirle al email.

De: Abril Evans

Fecha: 06 de Abril de 2021 21:17 p.m.

Para: Licenciado Santino Rivas

Asunto: Laboral.

Buenas noches.

Disculpe las molestias, necesito saber cómo será mi rutina laboral debido al estado de

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