Poséeme romance Capítulo 22

Sus manos la tocaban con tanta desesperación que parecía quebrarla con sus dedos. Apretaba sus carnes con tanta fuerza para besar uno a uno sus gemidos. ¿Cómo podía haber estado tantos años sin probar sus labios? Y lo pensaba así porque el primer beso de Santino, se lo dio ella, Abril ¿Cómo no ser especial?.

Ella quería aferrar sus piernas a sus caderas, que se movían con tanta ferocidad que necesitaba intensificar la profundidad de sus penetraciones, pero no podía, porque cada vez que intentaba hacerlo, terminaba por abrirse más para él.

- Cómo me pones. – le dice él mientras muerde sus pechos y mete sus deds en su boca. – me vuelves loco. Quiero follarte hasta hacerte pedazos. – le hablaba de esa forma y ella podía sentir un fuego quemarla por completo. - ¿Te gusta? – le preguntaba al mismo tiempo que bajaba su mano hasta su entre pierna y dos dedos se hundían en ella.

- Ahhh… - suelta un gemido y sus ojos se le ponen negros. Gira sus dedos y nuevamente, ella gime, pero está vez, su nombre. – Santino ooohhhh… - y el se pega a su oreja.

- ¡dios! Que excitante, que caliente se escucha mi nombre en tus labios. – habla mordiendo su lóbulo. – vamos, gime mi nombre. – le ordena acelerando el movimiento de sus dedos dentro de ella.

- Ohh Santino… sigue….así… no pares. – el se hunde tan fuerte que ella grita rozando el dolor.

- ¡¡Dios!! Que duro me pones.- y sigue moviendo sus dedos. –

- Ummm… siii…. – y cada vez que le indica cómo hacerlo, todo su cuerpo se estremece. -no pares .. ahí.. si, si.. ahí.. me gusta ahí… - se sentía el dueño de su cuerpo, de sus gemidos, de cada uno de sus orgasmos.

- Quiero que te vengas en mi… quiero llenarte tanto que sientas el calor quemarte el útero. – le hablaba y sus palabras la excitaban más, la prendían fuego. – quiero quemarte completa. Quiero que seas más que lo que arde el fuego dentro de un volcán a punto de erupcionar. – le pide, sin dejar de mover sus dedos y de pellizcar con cuánta fuerza puede, sin lastimarla, sus pezones.

- Ohhh… Santino… así… - cada vez que gemía su nombre, que le pedía más lo volvía loco. – ohhh… ahhhh.. – se retorcía bajo su cuerpo. Estaba abrazando el éxtasis en todo su esplendor.

- Pídemelo… - le dice mirándola al rostro y no puede evitar morderse el labio al verla alcanzando el orgasmo. – Ohh mi Dios… tu rostro es un poema.-

En ese momento todo su cuerpo tembló, cada vello de su cuerpo se erizo, su piel se incineró, Y lo más hermoso para él, ver cómo sus ojos se le pusieron blancos al mismo tiempo que sus paredes vaginales se contraían apretando con fuerza su miembro dentro de ella, empapando lo de tal manera que necesito lamerle el clítoris mientras estaba en proceso de liberación.

- Ohhh Santino… Ohhh – logra decir mientras nuevamente, su cuerpo comienza a descontrolarse. – me vengo de nuevo.. me vengo…. – dice para hundir su cabeza en la almohada y abrirse más de piernas, temblando como hoja de papel al viento, pero en su boca.

- Ohh nena, dámela….dámela toda.. – le pedía mientras succionaba su clítoris y hundía sus dedos en ella. – quiero más… dame más. – y sin dejarla componerse nuevamente, comenzó a mover súper rápido su lengua en su clítoris generando sensaciones electrizantes dentro suyo que no podía manejar… que no quería manejar.. – ohh bebé, que mojada estás… me vuelves loco. – decía al escuchar como sus dedos entraban y salían en un contenedor repleto de líquido, listo para ser tragado por él. Cuando, por tercera vez, ella vuelve abrazar el orgasmo. – si.. si amor.. dámelo… dale a tu amo… complácelo. – le dice mientras se toma hasta la última gota que ella le da , a chorros, en su boca. – Mi amor… que exquisita eres. – le dice y ella no puede si quiera reaccionar. – no te me vallas… esto apenas comienza. –

Libero sus piernas y sin darle respiró, la volteo de un solo movimiento, haciéndola quedarse con sus glúteos, desnudos, al aire. Él los apretó y los separó para lamerle sus partes íntimas. Se alejaba de su cuerpo para nalguearlo, uno, dos, tres y hasta diez veces. Estaba prendido fuego y ella también. Sus brazos estaban amarradas con cadenas, juntas, y sus glúteos rojos de los golpes. Su espalda desnuda lo excitaba al punto de querer llenársela de aquel líquido que ese día, se lo daría a beber en la boca.

Le ordenó levantar la cola, volviéndose loco al verla empinada, a la altura de su rostro.

- ¡Ay! – grita ella entre el dolor y el placer. - ¡Ay! – volvió a gritar.

- Te quiero comer toda. – le dice volviendo a morderla. – déjame lamerle un poco más. Eres adictiva Abril.- le dice para meter su lengua entre sus glúteos y comenzar a lamer aquel orificio apretado y que deseaba enterrarse salvajemente. Lamía la extensión de su vajina y ella no podía dejar de temblar del placer que su brutalidad le generaba, cuando de repente, ella sintió como algo duro, le entraba en la vagina.

- ¡¡¡Ahhh!!!. – y se detiene una vez que logró meterla completa. – más..- le pide ella y él se hunde más. Estaba explotada en sus cinco sentidos. – quiero sentirla más adentro.. – le volvía loco.. así la quería, bien dispuesta, bien entregada a sus deseos. – quiero que me des más.. dame fuerte Santino… ¡Destrózame! – le pide y él, sin siquiera moverse y sólo escuchándola, le eyaculo por completo. Estaba rozando la locura con esa mujer. - ¡ay dios! Que rico se siente estar toda llena de ti… - le dice y él siente que solo follarla no es suficiente.

- Vamos, mueve el culo para mí. – le ordena y ella se aferra a las sábanas de la cama, mientras sigue atada y comienza a mover fuerte y tan profundo cómo puede. Estaba tan caliente que necesitaba que la penetrara más adentro. Se seguía sintiendo vacía.

- – más adentro… - le pedía y Santino sentía desesperarse, cuando supo que hacer.

Dejó de penetrarla, y fue a buscar algo a una habitación, para aparecer un minuto más tarde y verle puesto un arnés con un pene artificial. Ella pensó que le daría doble penetración, por ambos orificios íntimos y sonrió mientras mordía su labio inferior. Pero estaba equivocada. Si habría doble penetración, pero solo un solo lugar.

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