Poséeme romance Capítulo 23

- ¿Y ahora? – pregunto nerviosa.

Ella tenía la sensación de que las cosas habían cambiado, de que no solo había violado cada una de ellas cláusulas, sino que él también lo había hecho y al no terminar de serle sincero del todo no sabía que pensar.

Abril no podía olvidar el echo de que lo había encontrado follando con Clara y que no sabía en qué había quedado el acuerdo, después de todo parecía que ya había encontrado un reemplazo.

Luego de que por primera vez él se comportará diferente al tener relaciones sexuales con ella, se volvió frío como un hielo y tan distante que dolía. Le dolía más a él, aunque no podía saber el por qué.

Por otro lado, Abril se había dado cuenta de que no quería compartirlo, ella también quería exclusividad y no simplemente para tomar las riendas en el propio acto, sino para ser la única que se lo folla porque el verlo con otra mujer que encima verá todos los días, le generaba una angustia que le era difícil describir y manejar.

- ¿Ahora qué? – la miro sin entender su pregunta. – no puedes anular el contrato, si es eso lo que quieres. – ella solo lo miraba fijamente, contemplando cada detalle de su rostro, cada lunar diminuto de su piel.

- Yo también quiero. – suelta casi sin darse cuenta. Él no comprende. – quiero exclusividad. – dice determinante y él, por primera vez, siente que no sabe manejar una orden. – quiero ser la única que te folle. Quiero disfrutarte sin tener que pensar que otra mujer ha firmado contrato contigo. – él respira hondo y le habla

- ¿Qué hay de ti? - ¿A qué se refería? – yo tengo que compartirte con otros hombres. Es aparte del acuerdo. – dice, posicionándola encima de su miembro dormido – lo harás con tantos hombres que quiera, como y cuando quiera y quizás me verás follar a otra y otras mujeres. – ella baja la mirada. – yo sé que es mucho lo que te pido, te comprendo, pero quiero que entiendas que es lo que puedo darte. No quiero sentimientos de por medio porque no se d emociones, no sé sentir y si tú quieres eso, entonces si, acabemos con todo. – coge su rostro y la hace mirarlo. – te he visto llorar cuando me viste follar con Clara y así es la realidad. Puedo darte el dinero, aunque decidas ponerle fin al acuerdo, pero ten consciencia de que No puedo ofrecerte más que sexo y a mi manera. Y si me viste con ella, es porque mi vida sexual es así. Todas tienen reemplazo y tú no eres la excepción. –

¿Por qué era tan frío Santino? Toda su vida se creyó ser una persona alexitimica, incapaz de poder sentir alguna emoción, sin embargo, sintió celos al darse cuenta como ella disfrutaba en brazos de otro, sintió celos al saber que le gustó como ese hombre la follaba e incluso más que él. El sentía, claro que sí y no sabía por qué le decía todo aquello, simplemente no quería involucrar sentimientos. No lo había hecho nunca y no quería empezar ahora. De igual modo, sabía que fue un error aceptar los besos de ella, porque no quería sentir, no quería comenzar a comparar y ahí estaba, sintiendo que los besos de Clara era tan vacíos como los suyos. Pero eso no sucedía con Abril. A ella la besaba con tanta necesidad de amor, que ninguno de los dos se podía dar cuenta.

- ¿Entonces debo suponer que si me decido por dar por finalizado el contrato, ella será la próxima? – pregunta con un nudo en el pecho y él asiente. – ¿Tu qué quieres hacer? – su rostro era indescifrable, la seriedad lo había envuelto sin siquiera darse por enterado ¿Tanto le costaba ser sincero consigo mismo por una vez?

- Tu me vuelves loco. Ella no es nadie al lado tuyo… - entonces ella sonrió levemente y pregunto algo que ante sus palabras era más que evidente.

- ¿Soy la única? – él tenía responder, no quería aceptar nada.

- Eres la única mujer que ha aguantado mi manera peculiar de disfrutar el sexo. Muchas a penas han soportado que las ate. Otras, cuando les ordenaba follar con alguien anulaban el contrato. Tu eres sin límites y eso me gusta. - ¿Eso era igual a decirle prostituta? Dolía, y dolía mucho. Entonces ella volvió a ser la misma Abril que conoció y volvió a ponerse una coraza. Tenía su novio, no podía permitir que la lastimen.

- Está bien, pero quiero pedirte una cosa. – dice sería y él levanta una ceja. – quiero que Gabriel me folle y quiero que tú le indiques el camino de cómo debe hacérmelo. – él se negó inmediatamente. – yo también disfruto cada cosa que me haces y creo que sería justo para mí poder entregarme a él a tus órdenes. – habla moviendo su pelvis, provocando que se despierte su polla. – me la debes. Dejemos a un lado todo lo que ha ocurrido y compláceme en eso. Solo eso te pido y luego podrás hacer conmigo lo que deseas. – pese a que no le gustaba la idea y que todo lo que quisiera podía ordenarle, había una cosa que no estaba en el contrato y que formaba parte de su fantasía. Quería verla follar con otra mujer ante sus propios ojos. Quería ser quien le ordene que hacer con su cuerpo, como tocarla, como besarla, como lamerla y él quería deleitarse mirándolas. Aquello no estaba en el acuerdo, por lo que un favor, se paga con otro ¿Verdad?

- De acuerdo. Te dejare follar con él, dejaré que meta su polla en tu coño. – le dice y ella no puede evitar morderse el labio interior y sus caderas poniendo “como piedra” su miembro.

Para Abril, más allá de disfrutar a Gabriel, quería ponerlo celoso, quería hacerle hervir la sangre. Ella sabía que esa armadura de hierro que se ponía no era más que una pantalla. Ella había visto como se puso al descubrir cuánto disfrutaba de aquel Dios sexual, aquel deseo de adolescente y quería volver a verlo así.

Por otro lado, ella no sabía que cuando él acepta algo, siempre es para su propio beneficio. Claro que fallarían, pero ni él podrá verla, ni ella podrá hacerlo, porque su mirada estará puesta en él y la mujer con la que tendrá sexo apasionado y el éxtasis no lo va a alcanzar por Gabriel, lo hará por Santino, porque pese a todo, él seguiría siendo dueño de sus orgasmos.

Cuando Abril llegó a su casa, se sentía entusiasmada por poder llevar a cabo esa especie de venganza. Una que creía que disfrutaría como nunca.

Pobre ingenua, no lo imagina.

Abril se conocía cada rasgo de su cuerpo, cada detalle de su piel. Por ejemplo, sabía que en la zona de la ingle tenía una manchita en forma de corazón, en la altura del torso tres lunares en color marrón lo hacían sentir apetecible sin mencionar que para sonreír, se le hacían esos hoyuelos que la derretían pro completo.

A diferencia de lo que ella pensaba que sucedería, podría Ver en primera persona lo que él hace con su cuerpo, pero está vez en otra mujer y con sus ojos puestos en ella.

De: Licenciado Santino Rivas

Fecha: 07 de Abril de 2021 21:06 p.m.

Para: Abril Evans

Asunto: Dulces sueños.

Mañana la llevaré a cumplir su deseo. Hágame caso, no me haga enfadar, la quiero sin bragas, no las va a necesitar.

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