Poséeme romance Capítulo 26

Cuando la mañana llegó Abril se sentía más contenta que de costumbre y lo demostraba cantando a todo pulmón en la ducha.

Y es que me gustas tú

Tu voz tu mirada la luz que contagias

La forma en que me hablas

Adicta a la magia que tiene tu alma

Y es que me gustas tú

Me gustas tú y tú y tú

Me queda muy claro

No queda de vueltas, te quiero a mi lado…

- ¡Ya, deja de ladrar y dale espacio a tu servidora que necesita ducharse par amor a trabajar! – le dice a gritos Erika en la puerta del baño.

- ¡Ya salgo! – contesto entre risas Abril desde dentro.

Ella se sentía tan alegre que por más que quisiera disfrazarlo no podía. Sabía perfectamente que solo era cuestión de que pudiera darse cuenta que la quería, para poder, por qué no, ser una pareja. Aunque ella tenía algo que resolver y desde que empezó su relación con Santino, Mauro no paraba de insistir para estar a solas con ella. Ya no era el contrato el tema por el cuál no intimaba con él, pasaba pro otro lado, es que estaba enamorada y quería a Rivas a su lado, pero él … ¿Él la quería a su lado?

Abril no podía dejar de repetir la escena de hacia hora y la misma no dejaba de enseñarle cuán enamorados estaban… y si no era eso ¿Entonces qué? Abril se convencía que lo que Santino estaba sintiendo era amor y que solo debía darle tiempo para que pudiera asimilarlo.

- ¿Puedo preguntarte algo? – le dice ella luego de esa jornada de sexo salvaje y él asiente. - ¿Por qué desiste cubrirle los ojos a Gabriel? – ella no se creía el cuento de qué era parte del contrato, ¿Acaso ser el único que puede tener para sí sus orgasmos, estaba en el contrato? No, no lo estaba y ella necesitaba saber el por qué se comportaba así.

- No sé que es lo que deseas saber exactamente. – trata de evadir la pregunta pero ella se sienta en la cama cubriendo sus pechos con la almohada.

- Eso, porque permitiste que me toque y tenga sexo conmigo si no le permitiste verme, besarme ni mucho menos ser el dueño de mis orgasmos. – él sonrió y ella creyó desmayarse con su belleza.

- ¿Qué de “ser mi esclava sexual” no has comprendido? Eres mía punto. No hay nada qué aclarar. – pero ella hace un gesto que a él le provoca preguntar - ¿Por qué? ¿A caso crees que es por otra cosa? – ella levanta su mirada para encontrar sus ojos negros y sin que él lo espere y se lo impida, se acomoda arriba suyo y posa sus manos sobre su cuello. Él se sorprende y no sabe qué hacer.

- ¿Qué sucede si el que termina enamorándose eres tu? ¿Dónde quedan tus cláusulas? –

¿a caso Santino se había puesto a pensar en qué queda ese acuerdo si se enamora? Lo que Abril no sabía es que como él era un hombre que necesitaba tener el control de todo, eso le provocaría una desestabilidad emocional tal grande que seguramente cortaría todo tipo de relación. En verdad, cuando ambos comenzaron en esta locura a él no le importaba ella como persona, como ser humano porque solo veía en Abril, la manifestación del deseo y la pasión y solo buscaría satisfacer sus sucias fantasías sexuales, pero ahora que salía todo de control, ni él sabía el por qué tenía esas actitudes para con ella y de lo que sí estaba seguro es que haría lo que sea por no caer en las redes de ella, sin saber que desde el primer momento en el que sus ojos se cruzaron por primera vez, él dejó de tener control sobre su propia existencia.

- Eso no pasará, Srta. Evans, usted debe limitarse hacer lo que le ordene – dijo y saco sus manos de su cuello. – entienda, que si lo que espera es que algo sentimental pase entre los dos, eso no sucederá nunca, así que, comience a dar de usted lo necesario para satisfacer mis deseos. – concluyó sacándola desde encima suyo.

- Bueno. – y guardó silencio. En verdad no le creía y pensaba que quizás si se lo decía, él se daría cuenta de ello, que no puede negar sus sentimientos – pues, yo creo que no quiere aceptar lo que le pasa.- él la mira sin comprender y hasta con un poco de miedo. Era la primera vez que sentía eso.

- Y según usted ¿Qué me pasa? – pregunta desafiante

- Que a usted le pasan cosas conmigo. – él abrió sus ojos ¿Qué decía esa mujer? Y comenzó a negar – aunque lo niegue, se que no solo le gustó para el sexo – dice sonriendo.

- ¿De dónde saca usted esas tontas conclusiones? Está loca. – y entonces ella se vuelve a subir encima suyo y toma su rostro con ambas manos tomándolo por sorpresa

- Quizás tenga razón – y comienza acercarse a sus labios – pero considero que ambos estamos iguales – observa bien sus ojos y su boca entreabierta – locos el uno por el otro. – y lo besó.

Ella estaba perfectamente segura de que él se había enamorado de ella, solo que le costaba aceptarlo. Ese beso le había demostrado que lo que pensaba era lo cierto y que haría lo que fuese por que él se lo admita a sí mismo.

- ¿Por qué tanta alegría? – le pregunta Erika antes de entrar a bañarse.

- Porque la vida es bella. – admite con una gran sonrisa entonces su amiga comprendió.

- Esa esta cara de quien esta bien follada. - y ambas estallaron en risas y como no hacerlo, si erika era capaz de decir cualquier barbaridad y que suene gracioso.

- ¿envidia? – pregunto sonriendo.

- Siempre, amiga, siempre. – admitió entrando a bañarse. – ¡pero nada se compara con el papito de mi jefe! – gritó a todo pulmón haciendo que Abril se detenga.

- ¡¿cómo es eso?! ¡tienes que contarme! – pero ahora es ella quien comienza a cantar.

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