Poséeme romance Capítulo 6

- ¡¿Por quién me está tomando infeliz?! – espeta enfurecida al mismo tiempo que se levanta de su asiento, pero a él no le mueve un solo pelo, sin embargo hay algo que le llamo la atención en su cuerpo y que ella no se percató. - ¡Que falta de respeto por Dios! Cerdo asqueroso. – su prepotencia lograba excitarlo más y su miembro ya le dolía. Seguramente terminaría por masturbarse solo, aunque a decir verdad deseaba que eyacular en su boca.

La manera en la que la intimidada y cómo le propuso lo del acuerdo, provocó en su cuerpo una reacciona inmediata. Tal es el caso que nos e percató que se le endurecieron los pezones y que al tener puesta una blusa de satén, los mismos se dejaban admirar en ella y él lo noto a la perfección.

- Me pones duro mujer. – dice sin despegar sus ojos de sus pechos y pese a que ella podía salir corriendo de esa oficina, él era un imán y no podía, no quería salir de allí.

- ¡Deja de ser tan grosero conmigo! ¿A caso no tienes algo de pudor? – exige saber.

- ¿A caso a tu no te gusta que te diga lo duro que me pones la polla? – su boca se abre tan grande sorprendida que no ve venir lo que esa acción provocaría en él. – si sigues manteniendo esa boca abierta, me veré obligado a disponer de tu cuerpo sin dejarte firmar el contrato antes y estoy seguro que no te negaras. – habla seguro de si mismo.

- ¿tan egocéntrico puedes ser? ¿Qué te hace pensar que quiero que me folles? – contraataca desafiante y el se acerca lentamente a su cuerpo, hasta que ésta detenida por uno de los muebles ficheros y debe de hacer su cuerpo hacia atrás al sentir la cercanía de ese hombre, que casi rozaba su bulto con sus pelvis.

- Que estoy cien por ciento seguro que si levanto tu pollera y meto mi mano en tu vagina la misma estará empapada y terminarás pro pedirme, por suplicarme que te arranque la braga y te folle duro aquí mismo. –

Nunca en su vida le habían dicho algo tan fuerte y caliente en toda su vida y una parte de ella, esa parte sucia y candente quería quedarse, pero esa parte dulce y fiel quería salir huyendo.

El escucharlo decirte eso tan caliente sus piernas le fallaron y cuando iba a caer, él fue tan rápido que la atrajo con su mano en la cadera pegando sus cuerpos permitiéndole sentir lo duro que lo tenía.

- ¿Me sientes? – aprovecho para seguir seduciéndola. – así de duro me lo pones cada vez que te veo y sin que ella se lo espere, sube su mano libre y toma su pecho con ella. Sus ojos se le abrieron como platos ¿Qué le hacía ese hombre?

- ¿Qué haces? – dice sorprendida, pero sin quitarle la mano de su pecho. – puedo denunciarte por abusó sexual. – pero el rio de lado y no porque no considere serio el abusó, claro que lo era, simplemente es que sabía, podía sentir en su cuerpo la necesidad de esa mujer y aunque Abril era orgullosa, la estaba volviendo loca.

- Pídemelo. – le dice a modo de susurro en el oído, logrando que su cuerpo se erice y el pezón se le endurezca aún más. -pídeme que no te vuelva a tocar y te dejó ir de la oficina y haremos como que esto nunca ocurrió.- estaba muy excitada y su entre pierna estaba húmeda como nunca antes lo había estado. No quería perder la oportunidad de experimentar el placer en su máximo grado, pero no quería engañar a su novio. – venga, pídemelo. – dijo apretando más fuerte su seno y robándole un gemido. – así, de excitada quisiera verte mientras me hundo en ti, mientras me clavo tan adentro tuyo que te haga perder hasta la consciencia. – su cuerpo ya no podía resistir más la excitación, necesitaba que avanzará en su contacto, que la penetrara y que hiciera con ella lo que sus sucias fantasías deseaban.

- Basta. – dijo en un hilo de voz, manteniendo sus ojos cerrados y disfrutando del contacto.

- Esa no es la palabra. – y su mano dejó de tocarle el pecho para deslizarse por su vientre y llegar hasta el doblez de su pollera, metiéndose por debajo de ella misma, acercándose a su deseo. Acto inconsciente ella abre sus piernas.

- ¿Lo ves? Aún no te lo meto y ya te abres para mí. -al carajo con todo..

- ¡Házmelo! – entonces él con una sonrisa le pregunta ¡Hacer qué! Al mismo tiempo que corría su braga hacia un costado y cerraba sus ojos para sentir envolverlo al tocar su húmeda intimidad.

- ¿Quieres esto? – dijo adentrando dos dedos dentro de ella y provocando que abra su boca y él copie el gesto. - ¡Uhhh, que mojada estás! – Abril ya no tenía control de su propio cuerpo y solo quería que la tomara.

- Fóllame. – entonces él vuelve a entrar u sacar sus dedos desde dentro de ella una y otra y otra vez, aumentando la velocidad de sus movimientos.

Estaba siendo le infiel a su novio con un hombre que hubo hecho de todo por prenderla, sin embargo le excitaba tanto su manera de tocarla, de darle ese placer que Mauro le negó que no era consciente del lugar donde se estaba metiendo.

Esa sensación exquisita de sentir sus dedos entrando y saliendo de su intimidad provocaba que todo su cuerpo tiemble como una hoja y se prepare para recibir el mejor orgasmo de toda su vida, pero cuando estaba a punto de firmar, él retira sus dedos y le expone su condición.

- Entonces firma el acuerdo y experimentarás el placer en todos y cada uno de tus zonas íntimas. – ella quedó aturdida y excitada, tal es el caso que sus piernas le temblaban todavía y sus ojos se mantenían cerrados. - ¿Y bien? – habla dándola poco a poco de su estado. - ¿Aceptas? –

Ella se había presentado a una entrevista, él había abusado de su poder y su necesidad, la había tocado, le había faltado el respeto y aún así lo que más le ofendía era el haberla dejado al borde del orgasmo. Entonces se acercó a su rostro y le dio una bofetada, dejándolo atónito.

- ¿Por qué? – quiere saber.

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