Poséeme romance Capítulo 19

A la tarde siguiente se miró al espejo justo antes de vestirse. Él le había ordenado ir sólo en ropa interior, sin embargo, no lo haría ¿Qué le importaba lo que dijera, cuánto se enfadara? Buenos Aires amaneció con una mañana helada y pretendía que fuera en bolas ¿Estaba loco? Se vistió normalmente e incluyó el tapado largo en su vestimenta.

Cómo seguro le pediría que se desvista y quedé en ropa interior, se decidió por aquel conjunto de encaje en color negro y rojo y esa tanga que llevaba tres tiras súper finas en ambos lados de las caderas y como su parte sensual y perra quería volverlo loco se puso un porta ligas en color negro resaltando su figura voluptuosa. Encima se colocó un vestido al cuerpo y unos zapatos de taco aguja. Su peinado fue sencillo, directamente suelto. Es más, aún estaba mojado y para guarecerse de cualquier enfermedad que pudiera ocasionarle salir con la cabeza mojada, se colocó un gorro en color blanco, como su tapado.

- Perfecta. – se dijo mirándose al espejo. Ese día solo eligió labial rojo y algo de rímel en sus pestañas. Tomó su cartera y se marchó rumbo a su “trabajo”

Como era de esperarse, en el edificio no había nadie y al llegar a la oficina lo encontró sentado tomando de su licor.

Abril era de personalidad muy cambiante y si bien había barajado la probabilidad de mandar al demonio él acuerdo, lo cierto es que quería demostrarse a sí misma que podía ser capaz de dejar a un lado lo emocional y disfrutar del momento.

Cuando la vio entrar, dejo su licor en la mesada ratona y se cruzó de piernas, apoyando sus brazos en todo el respaldo del sillón.

- Muéstrame. – le ordenó pero antes de hacerlo, le pidió algo.

- ¿Puedo darle la espalda? – le dijo pero él se negó, en tanto volvió a insistirle que se saqué el tapado.

- Muéstrame. – y entonces lo hizo. Pero al verla vestida se enfado. - ¿Qué te ordené? – recriminó. – creo que aún no comprendes el lugar que te corresponde en esta relación extra laboral. – y se levanta para acercarse a ella. – si te digo que quiero que vengas en pelotas, simplemente lo haces. – habla tan cerca de su rostro que ella se muerde los labios para no besarlo apasionadamente. – no te muerdas el labio si no quieres que te deje adolorida la mandíbula de la polla que puedo darte para que chupes. – esa manera de hablarle generaba en su bajo vientre un huracán que la revolucionaba por completo. – ahora desnúdate para mí.- y se voltea para volver a su posición anterior.

Lentamente y sin dejar de mirar sus ojos cafés, comenzó a bajar cada tira del vestido, para dejar ver un perfecto y llamativo sostén negro de encaje con detalles en rojo. Aprovechando aquella mirada dilatada de deseo es que se dio la vuelta y acompañó con un movimiento de caderas la acción de desvestirse.

Cuando se agachó, deslizando el vestido por sus piernas, dejo a la vista su cola redonda y aquellas tiras negras que dividía cada glúteo lo estaba poniendo duro.

Sabiendo que la estaba deseando, posó sus manos en sus tobillos, y ladrando su cabeza para poder mirarlo, comenzó acariciarse las piernas hasta llegar a sus glúteos para apretarlos y abrirlos levemente.

- ¿Te gusta? – le pregunto abriendo y cerrando sus glúteos, mostrándole sus partes íntimas atravesadas por la fina tela de su tanga.

- No juegues conmigo, Abril. – dice tocándose la barbilla. – ven aquí, siéntate de espaldas a mi, sobre mis piernas. – le ordena y ella sin pensarlo dos veces, fue a sentarse encima suyo.

Ni bien apoyó sus glúteos entre sus piernas, notó como algo duro le clavaba en medio de las nalgas y sin esperar a que él se lo ordenará, comenzó a mover sus caderas, robándole jadeos de placer.

- Quiero que me folles. – le dice ella, desobedeciéndolo una vez más y levantándose de su regazo para sentarse de frente, con sus piernas a cada lado y desabrochando su pantalón.

Él simplemente miró su acción y siguió cada movimiento. Cuando ella lo libero del encierro de sus bóxer, tuvo a la vista una polla erecta, dirá y venosa, que no esperó para acomodarla en su entrada, corriendo previamente su tanga y gimiendo al momento de sentir como, lentamente iba ganando profundidad en ella.

- Ahh Dios. – dice cerrando los ojos y jalándose ella misma del cabello al terminar por sentarse con su polla dentro suyo.

Ella comenzó a moverse, a un lado y al otro, adelante y hacía atrás, arriba abajo y de vez en cuando hacía círculos con su cadera. Podía sentirlo y escucharlo disfrutar lo que ella le estaba y aunque Abril pensará que ella estaba llevando la posta de la situación la realidad es que Santino llevaba las riendas del acto sexual.

Cuando e dio cuenta que ella estaba por alcanzar el orgasmo, la detuvo y la hizo ponerse de pie, dejándola con un orgasmo a medias.

- Ven que te llevaré a un lugar. –

Ella quedó con sus ojos abiertos y con sus piernas temblorosas, casi sin estabilidad para mantenerse en pie. Así mismo, estaba muy excitada y solo deseaba que la llevase a uno de esos lugares donde pueda disfrutar al máximo el placer de su propio cuerpo.

La llevo en su coche, aprovechando que en el estacionamiento del edificio no había ni un alma, hasta un lugar que Abril no conocía, algo así como un bar, pero donde aparentemente las personas ingresaban mediante una lista.

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