Poséeme romance Capítulo 34

Con lo que a Santino le costó darse cuenta y reconocer sus sentimientos por Abril ¿Se iba a dar por vencido así no más? ¿Iba a darse por derrotado sin darle batalla a la guerra? No, claro que no. No se iría sin ella.

Respiró hondo y sin pensarlo dos veces corrió trás ella ingresando al lugar al segundo de haber visto como se alejaba de su cercanía.

- ¡Abril! – gritó alcanzando la si pero ella no quería saber más de él.

- ¡Déjame en paz! – reacciona como una fiera, no quería ni que él la tocará si quiera.

- ¡Deja de comportarte como una niña! – le dice enojado mientras forcejean por no soltarla y ella por intentar librarse de su agarre.

- ¡Sueltame! ¡Sueltame! – insiste furiosa.

- ¡No! ¡Tienes que venir conmigo! – la sujeta de ambos brazos y la tirones hacía su cuerpo, mientras ella forcejea al efecto contrario.

El espectáculo que estaban dando divertía a la gente, especialmente aquellos novatos que fueron por primera vez al sitio y no conocían que Santino era uno de los más habituales y por sobre todo respetados del The Clímax. Lo sorprendente es que a él poco le importaba lo que las personas pensaran sobre sí en ese momento, porque solo podía tener algo en su cabeza “llevarse lo que le pertenece lejos de Gastón” Abril se había vuelto tan indispensable para su vida que jamás imagino que el no tenerla le dejaría el alma vacía.

Él no sabía cómo es que uno debía manejar los sentimientos, de hecho cualquier persona que sí lo supiera hacer intentaría hablar más calmo y no haciendo el berrinche cuál niños que pelean por un juguete en el salón del kinder. Santino no sabía cómo comportarse y lo único que necesitaba era tenerla en sus brazos otra vez.

Mientras ella intentaba librarse, aparece Gastón en escena y sin mediar palabras comenzó a empujarlo hasta llevarlo fuera de la casa. Atrás los siguió Abril.

- ¿Quién te crees que eres para irrumpir lo que estabas haciendo y llevarla a la fuerza? – le habla aquel furioso y empujándolo una y otra vez.

- ¡Ella es mía! – le grita Santino desconociendo completamente en esa actitud.

- Por favor, Santino, Gastón. – Intentaba calmar las aguas en vano porque sabía que las cosas podrían pasar a peor. En la puerta del The Clímax las personas comenzaron agolparse para mirar el espectáculo. - ¡Por favor, alguien que llame a la policía! – grita desesperada, pero solo recibe de las femeninas la ovación.

- ¡Que envidia mujer! ¡Tienes al gran Santino Rivas peleando por ti! – a ella se le hacía difícil comprender la situación ¿Qué tan alto lo tenían a este hombre como para no intervenir en una pelea dónde pueden matarse?

- ¡Por favor! – insistió llorando y juntando sus manos a modo de súplica.- ayúdenme. – musitó muy por lo bajo.

- ¡Aprovecha mujer, que esto no sucede todos los días! – le gritó entre risas una mujer.

Abril estaba completamente desesperada, asustada y pro sobre todo humillada ¿Qué podía hacer para detener la pelea que ya se estaba volviendo más violenta? Santino tenía el labio y la nariz rota, mientras que Gastón tenía el ojo morado y marcas de mordidas en sus brazos ¿Enserio? ¿Desde cuándo morder en una pelea es válido? Sacudió para ambos lados su cabeza y volvió a mirarlos; algo debía hacer, lo que sea. Entonces se le ocurrió algo que no podía fallar y que lograría, al cien por cien detenerlos un momento para poder meterse en medio y hacer que Santino se vaya de ahí.

Tomo una gran bocanada de aire y cerrando ambas manos a modo de puño y con la voz en gritó los detuvo.

- ¡¡¡ESTOY EMBARAZADA!!! -

En ese momento en el que ella gritó con todas sus fuerzas, todo allí se hizo silencio. Un silencio muy incómodo y la muchedumbre se cubría con sus manos la boca, en tanto Gastón no comprendía nada y Santino tenía la boca abierta sin poder conectar sus neuronas ante la locura que acababa de decir ¿Es que acaso no se dio cuenta que era imposible que lo esté? A no ser que lo esté de su novio.

- Eso es imposible. – le dice Rivas limpiándose la sangre de la boca y Abril pone los ojos en blanco y los nervios le hace enterarse.

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