Poséeme romance Capítulo 2

- Declaró, al sr. Carlos Albertos Sáenz inocente de culpa y cargo, debiendo el Estado pagar una indemnización por la suma total de 250.000$ pesos los mismos que deberán depositarse en el término de 30 días empezando desde hoy. ¡Eh dicho!- y el fuerte sonido del martillo sobre esa pequeña tarima De madera dando por finalizada la sesión.

Santino Rivas ganaba un nuevo caso una vez más. En doce años de carrera, nunca había perdido un solo caso y eso lo había llevado a ser considerado el abogado más exitosos y mejor remunerado de los últimos tiempos. Por ello, no cualquiera tenía el poder adquisitivo para pagar sus servicios y este era uno de esos casos.

El Sr. Carlos Alberto Sáenz había sido inculpado de un homicidio, pero resultó ser inocente y gracias a Rivas pudo, no solo conseguir su libertad, sino una gratificación por haber sido inculpado injustamente.

- Felicitaciones Dr. Rivas. – le habla uno de su equipo de abogados, él simplemente le hizo señas con su cabeza en agradecimiento y siguió sin decir más nada.

Si bien pertenecía a un bufete de abogados “vip” él no buscaba hacer sociales con nadie, definitivamente cumplía su horario laboral y con sus colegas a penas si contestaba sus saludos.

No había mujer, en el edificio, que no se quedará embobada al verlo pasar y la indiferencia con la cual se comportaba con ellas, lo hacían más deseable ante sus ojos.

Sus años, exitosos por cierto, de carrera que llevaba en ese bufete le habían dado uno de los lugares más privilegiados de todo el edificio y ese era la oficina de junto del jefe. Simplemente Santino era sinónimo de éxito. Pero lo que todos se preguntaban era sobre la vida personal de él, si en doce años no había siquiera mencionado una pareja, de echo no parecía amigable con nadie, directamente los ignoraba. Pero su vida privada era todo un misterio.

Algunos creían que era homosexual, otros afirmaban que una mujer le había roto el corazón y por eso era frívolo con todos. La verdad solo él la sabía.

Santino nunca se había enamorado, de echo no sabía ni como se siente amar a alguien, incluso tener algún tipo de emoción por algo, aunque sea insignificante.

No era del típico hombre que miraba una película de acción y se mimetizaba con el personaje masculino. Él siquiera encendía su LED de 57’ pese al haberlo comprado hacia cinco años, jamás le sacó el plástico, ni mucho menos lo ha encendido. Pensándolo bien, tampoco sabía si funcionaba, simplemente lo tenía y ya.

Por dónde pasará, las mujeres se volteaba a verlo y en cada semáforo que frenaba, no había persona que no se sintiera intimidada por su porte de hombre serio y soberbio, pero esa mañana todo cambiaría.

Seis meses atrás

Abril Evans, se preparaba para rendir una materia más de su carrera y poder pasar a segundo en la universidad de derecho. Toda la semana había estado leyendo y releyendo, porque soñaba con tener ese título en mano y darle a sus padres la alegría y el orgullo de tener runa hija que pese a la adversidad, al entorno de necesidad en el cual vivía, había podido tener su título con mucho esfuerzo y poder comprarle una casa, así sea pequeña, una casa al fin. Pero el destino tenía preparado otra cosa.

Luego de darles un beso a Catalina, su hermana de 13 años y a sus padres, ingreso al edificio para ser la última vez en la que veía a sus padres vivos y a su hermana de pie.

Cuando el reloj dio las once de la mañana su celular sonó y al fijarse en la pantalla del mismo decía “mamá” y un frío helado la atravesó haciéndola sentir inquieta. Un presentimiento espantoso la invadió y temió el tomar la llamada, pero lo hizo porque tal vez su madre se había olvidado de decirle algo y solo se sentía inquieta por haber pasado las últimas semanas durmiendo poco por el examen. Sin más tomo aire y contesto la llamada.

- Hola ¿Mamá? – pese a decirse que todo estaba bien, algo en su pecho andaba mal. Podía respirar una atmósfera pesada.

- ¿Hablo con la hija de la señora Susana Williams de Rivas? – en ese momento sintió un dolor en su pecho y dejo caer la lapicera de su mano.

- Si ¿Qué pasó con mi mamá? ¿Mi papá? ¿Mi hermanita? – comenzó a ponerse histérica y ante el silencio de la persona quien le hablaba más nerviosa se sentía. – por favor señorita, ¿Qué sucede con mi madre? – entonces puso atención a los sonidos de fondo. Ambulancias.

- Lamento informarle que el auto en el que venía la señora acompañada de un señor y una menor ha sido participe de un accidente y ambas personas adultas están muertas. – ella no pudo seguir escuchando, su llanto salió acompañado de un grito desgarrador que tomo por sorpresa a todos en el aula, a sus 187 compañeros incluyendo a docentes y asistentes.

- ¡¿Qué sucede Señorita Rivas?!- indagó el profesor pero ella solo se tapaba la.boca y gritaba entre sus manos mientras arrodillada realizaba movimientos involuntarios hacia atrás y hacia delante. En ese momento su mejor amiga, Erika, toma su celular que estaba en el suelo y se entera el motivo por el cuál u amiga se había descompuesto entre lágrimas en el suelo.

- ¿Y dónde está internada la niña?.-

Los médicos le informaron que la ingresaron a su dependencia hacia una hora y que la niña estaba en gravísimo estado, que se encontraba en sala de operaciones y que debían apersonarse a la clínica para que pueda, Abril, firmar los papeles de la autorización de operación para Catalina que era menor.

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