Poséeme romance Capítulo 25

¿Qué disfrute para él? Ella se había imaginado Miles de cosas viniendo de él, ¿Pero ser parte de una “orgia” prácticamente? Nunca jamás. Es decir, ella sabía que una de las cláusulas del contrato se exponía este tipo de acto sexual, pero no así, no ante todos, no ante un hombre que está con sus ojos vendados y mientras le obliga mirarlo gozar en brazos de otra mujer.

Santino no tardó en darle la orden clara a Gabriel “Disfútala” que él comenzó a poseer su cuerpo de una manera que activaba sus cinco sentidos.

Sus manos estaban por todo su cuerpo y ella no sabía si gozar el momento o celar la situación de tener frente a sus ojos a esa chica arrodillada con la polla de su hombre, porque ella sentía que era así, en su boca.

Abril podía ver cómo la mujer movía su cuerpo al mismo compas en el que movía su cabeza, en movimientos ascendentes y descendentes una y otra vez.

Los ojos de Santino estaban completamente negros producto de la imagen que tenía frente a sus ojos y de cómo los gemidos, de los espectadores retumbaban dentro de la habitación.

Abril podía sentir como la lengua de Gabriel jugueteaba con el clítoris de ella, el cual se encontraba hinchado y le generaba pequeñas descargas eléctricas que iban en aumento.

Cerraba los ojos y se mordía el labio y justo en ese momento en el que extiende sus manos para tocar la cabeza de Gabriel, Santino llama su atención.

- ¡Manos lejos de él! – ella detuvo aquel intento e inmediatamente llevó sus manos hacia atrás, agarrándose de la cabecera de la cama, pero aún no dirigía su mirada hacia él. – Mírame, quiero tus ojos negros puestos en mí. – ella obedeció, como la volvía loca, como le excitaba que se muestre tan autoritario.

Santino sentía como su miembro tocar el fondo de su garganta y eso no podía ponerlo más duro. Aunque lo que más le prendía fuego era ver cómo Abril se abría de piernas, frente a sus ojos, ante otro hombre. Él podía ver perfectamente lo duro que estaba Gabriel y podía escuchar como la estaba mojando con su lengua. Sus gemidos, que casi rozaba el orgasmo, le provocaba taquicardia y ella no podía dejar de clavar sus uñas en la madera de la cama.

- Ohhh, siii.. No pares… continúa. – hablaba entre cortado y pese a que no era Santino el que la estaba tocando, ella no dejaba de gemirle que siga lamiendo la mientras no quitaba, ningún segundo, su mirada de él.

Santino agarro con fuerza el cabello de la chica para hundir su miembro sentir de su boca. Está era experta en ella te bucal, pero lo que le provocaba Abril entre sus piernas era totalmente único.

- Ponte de pie, sienta sobre mi polla. – le ordena a la chica de tatuajes y acto seguido lo hace. El tener la visión, el primerísimo primer plano de como su miembro iba entrando en su coño le generaba una si re excitación la cual la conducía a pedirle a Gabriel que de una vez por todas, la tomara.

- Gabriel, fóllame. – En ese momento él se detuvo y Santino tomo las caderas de la chica de tatuajes para detener sus movimientos. Había algo que a Abril no le quedaba claro y eso era que su cuerpo tenía sueño y como tal solo podía experimentar los límites del placer bajo sus órdenes.

- ¡Detente! – ordenó. Más bien ese gesto fue para ella porque Gabriel tenía viene en claro lo que debía hacer. – Abril, quién da las órdenes soy yo ¿A caso aún debo explicártelo? – ella sonrió divertida, entonces él hizo algo para torturaría. – Gabriel, quiero que le coloques las bolas chinas. – y quién terminó por sonreír fue él.

Las bolas chinas era “un juguete sexual” otro más de tantos, que se usaban como estimulador vaginal. Ambas dos, unidas por un hilo, vibraban al mismo tiempo y esto, más el frío del material podía provocar grandes espasmos de excitación. Ella jamás había escuchado de las mismas, pero viniendo de él, cualquier cosa era viable.

Cuando ella vio las bolas en manos de Gabriel, se asustó al no creer que esas dos cosas le entrarían dentro, luego se sorprendería al darse cuenta la dilatación que tenía.

En el momento en el que ella sintió el frío acero dentro suyo un escalofrío le recorrió el cuerpo por completo, pero luego se alojó e intensificó en su aparato reproductor.

- Ahhh…ahhh.. -se retorcía en la cama y agarraba con fuerza las sábanas.

- Hermosa.. – le dijo él mirando como todo su cuerpo e tensaba al mismo tiempo que comenzaba a guiar los movimientos de aquella mujer sobre su miembro. – te fallaría tan duro que sacaría esas bolas por tu boca. –

Abril lo escuchaba y claro que sus palabras le golpeaban su zona íntima de una manera que no había experimentado nunca. Pensarse dentro dentro de ella, mientras esas bolas la masturban y el la folla era algo que deseaba experimentar.

- Fóllame. - le dijo ella tratando de estabilizar su respiración y mirándolo fijamente.

- ¡Gabriel! Cumple los deseos de mi esclava. – pero ella no quería ser follada por Gabriel, quería que fuera él quien la lleve alcanzar el orgasmo.

- Quiero que tú me lo hagas. – le pidió en un hilo de voz.

- Hoy no eres mía, hoy y entregué a él porque tú me lo has pedido. – dijo y tenía razón. Ella pidió ser follada por Gabriel. – disfruta para mí. Quiero ver cómo te vienes mirándome y sintiendo su polla. –

Mordió su labio y abrió sus piernas para que el hombre que estaba divirtiéndose con su cuerpo, pudiera hacer lo que le plazca a Santino.

- Así.. así… ábrete para él. -le dijo mordiéndose el labio, para acercarse al oído de esa desconocida y susurrarle algo. – túmbate cerca de mi esclava. – Abril no supo el motivo por el cuál esa extraña mujer se levanto del suelo y dedicándole una mirada sensual y muy sexual es que se recostó en la cama, a su lado.

- ¿Y esto? – preguntó Abril confundida al ver cómo la chica se recostaba a un lado y la miraba, le observaba el cuerpo, deteniéndose en sus pechos y viéndola morderse el labio inferior.

- Si me dieran la orden, te mordería esos pezones.- le dijo la mujer de tatuajes a Abril quien experimentaba tener dos bolas de acero dentro suyo, varios pares de ojos observándolos, el sonido de los gemidos haciendo eco en la habitación, el cuerpo desnudo de dos hombres que deseaba ante sus ojos, y la mirada acosadora de una mujer que con solo decirle lo que quería hacerle provocó que se le erizara los vellos de todo el cuerpo.

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