Quemame con tu pasión romance Capítulo 26

La doña Candela no tenía ninguna buena impresión a la familia Gallo creyendo que todos eran hipócritas y suponía que el regreso repentino de esta Diana a Andranta debía haber sido por algo.

—Abuela, he venido especialmente a ver a Carina y pedirle disculpas. Todo esto de hoy ha sido la culpa mía, pero realmente no era mi intención arruinar la boda de Carina —dicho esto, Diana empezó a llorar como si hubiera sufrido muchos agravios.

—Sabía que hoy Daniel se iba a casar y que yo no debía aparecer en su boda, por eso me decía a mí misma repetidamente que pudiera molestar más a Daniel, a pesar de que lo había amado tanto —Diana miró cariñosamente a Daniel con la esperanza de ver la expresión emocionada del hombre, pero solo vio una cara indiferente.

—Pues es mejor que no aparezcas en la vida de Daniel y Carina a partir de hoy —le advirtió la doña Candela desdeñosamente, quien había visto a muchas mujeres así. En aquel entonces, una zorra casi le había robado a su esposo de ella, por eso despreciaba mucho a las mujeres que intervenían en el matrimonio de otros.

—Pero al final no pude contenerme. Después de todo, habíamos crecido juntos desde pequeños y lo había querido tanto...

Diana dio una pausa como si estuviera muy dolorida y siguió hablando:

—Pero cuando vi a Daniel estar con otra mujer tan dulcemente en la boda, ¡me di cuenta de que no podría vivir sin Daniel!

Dicho esto, se cubrió la cara y se echó a llorar en una voz tan triste que llamó la atención de la gente en el pasillo.

—Daniel, no creo que ya no me ames más. Eso no es verdad. Me prometiste que solo me amaría en esta vida. Todavía me quieres, ¿verdad? Si no, no habrías corrido al hospital abrazándome cuando me desmayé en la boda —mientras lloraba, Diana confesó francamente sus sentimientos profundos a Daniel.

—¡Basta ya! Si realmente quieres pedir disculpas, hazlo y vete, no llores gritando aquí. Carina todavía no está mejorada. ¡¿Puedes dejarla en paz?! —la abuela de Daniel la interrumpió abruptamente. De verdad no ya podía más con sus llantos.

—Lo siento, ahora mi esposa legal es Carina, no tú —le dijo Diana con cara inexpresiva a Diana, pero en sus adentros, todavía sentía un poco por Diana, después de todo, Diana fue su primer amor y la había amado tanto.

Al fin y al cabo ellos habían pasado tanto tiempo juntos, sería una mentira decir que ya no sentía nada por ella. Pero como hombre y marido, él tenía que ser responsable de su mujer.

Especialmente cuando vio a Carina estar tan vulnerable y débil en la cama, Diana se sintió aún más culpable, creyendo que él mismo era un mal hombre y un mal marido.

«Si aquel no habrían sucedido tales cosas, a lo mejor ahora ella estaría pasando la luna de miel con su prometido, o estaría llevando una vida tranquila y despreocupada. Ha sido yo quien la ha metido en estas molestias. He sido el responsable de todos sus sufrimientos. A partir de hoy, no dejaré a ella sufrir más agravios.»

Al ver que tanto la anciana como Daniel estaban del lado de esa Carina, Diana se sintió un poco avergonzada, sin embargo, aún mantuvo la misma expresión, porque a estas alturas tenía que fingir estar lamentable hasta el final.

Se apresuró a acercarse a Carina y se arrodilló ante ella disculpándose:

—Lo siento mucho, Carina. Realmente no era mi intención hacerte daño, por favor perdóname. Sabes que cuánto amo a Daniel, pero de verdad no esperaba que mi aparición te causara tantos daños.

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