QUIERO MÁS DE TI romance Capítulo 57

April guió a Luca hasta su habitación, una a la que apenas entraron, dieron rienda a la pasión, Luca, aprisiono a April contra la pared y la besó como si no hubiera un mañana, recorría con sus manos el perfecto cuerpo de April. Ella solo gemía y se deshacía en la caricias de Luca, se sentía tan excitada que de forma salvaje y violenta abrió su camisa haciendo que los botones volaran por la habitación, para desgraciada de ambos eran mortales y necesitaban el bendito aire para respirar, por lo que se separaron pocos centímetros, y le ayudó a April a quitarse su camisa, una que votaría porque ya no tenía botones. Le quitó el vestido a April y lo tiró junto con su camisa, Luca se puso más duro, de lo que ya estaba, April tenía una ropa interior tan, pero tan sexy, que deseaba no soltarla en una semana.

—Eres tan hermosa, tan divina, tan sensual y tan exquisita que me encantas, ¿y sabes que es lo mejor de todo? — April negó con la cabeza y una gran sonrisa. — que eres mía, y sólo mía.

Luca volvió a besarla, su lengua hacía danza con la de April, le hacía el amor con ella, ambos se tocaban y excitaban, ella jadeaba, mientras con sus manos jalaba el cabello de Luca, fue bajando poco a poco tocó su cuello, sus hombros, sus brazos, su tórax, con la yema de sus dedos fue descendiendo lentamente hasta llegar a su pantalón, el cual lo desabrocho, y empezó a bajarlo, Luca le ayudó y se lo quitó rápidamente junto con los zapatos, quedando completamente desnudo, de un rápido movimiento Luca alzó a April y la acostó suavemente en la cama, donde le quitó los zapatos a April, para luego besar sus dedos, pasó la lengua por la plata de sus pies, haciendo que ella jadeara fuertemente, repartió pequeños besos mojados por sus pies, y luego empezó a ascender, rozaba con su nariz, la suave piel de April, esos suaves movimientos, los combinaba con suaves besos, primero una y luego la otra, a las dos les dio atención, cuando llegó al centro del placer, quitó la tanga de encaje y miró a April quién ya se sentía al borde del orgasmo, sus manos estrujaba la sábana, tenía sus ojos cerrados y la boca abierta, su cabello esparcido por la almohada, y esa simple lo enamoraba más, volvió su mirada a ese lugar que le provocaba un placer enorme, abrió la boca sacó su lengua y la pasó por toda la vegina de April, luego, sin poder aguantarse más, le succión toda la flor a su mujer, chupaba como si fuera el manjar más delicioso que existiera en la tierra y ciertamente lo era para él, April gritó el nombre de Luca antes de venirse en un extraordinario orgasmo.

Luca se incorporó y sonrió feliz de haber dado un gran orgasmo a su mujer, se inclinó y la besó apasionadamente, haciendo que April probara su propio sabor, mientras que con sus manos empezó a quitar el brassier, y mandarlo por algún lugar de la habitación, besó su mandíbula, su cuello, y descendió hasta sus pechos, los cuales, chupo y mordió suavemente.

—No puedo más, te necesito dentro de mí Luca— dijo abriendo sus piernas para recibir al amor de su vida, Luca tampoco deseaba esperar más, por lo que entró suavemente en ella.

Ambos jadearon, estar así unidos los hacía sentir en el cielo, por lo que Luca decidió hacer el amor lento y muy tierno a April, haciendo que juntos llegarán al clímax, pero para ellos eso apenas comenzaban, porque tenía pensado pasar la mayor parte de la noche demostrándose cuanto se amaban.

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DOS DÍAS DESPUÉS

April miraba con una sonrisa a Luca quien caminaba de una lado para otro en la sala de espera, pronto los llamarían para su cita y para poder al fin conocer el sexo de su bebé.

—¿Quieres por favor dejar de caminar así? Le harás un hueco al piso, además que ya me estoy mareando — Luca se detuvo inmediatamente y fue a sentarse al lado de ella.

—¿Por qué duran tanto para salir y que te llamen?

—Amor, deja ya los nervios, — dijo April con una gran sonrisa — tenemos 5 minutos de haber llegado. — Luca se carcajeó, al saberse tan desesperado.

—Tienes razón, lo siento — le dio un pequeño beso en los labios a su mujer, ya que cuando estaba a punto de hacerlo más profundo, una puerta se abrió y una enfermera salió.

—Ya puedes entrar April —ella le sonrió como siempre, ya que hacía 4 meses atrás April había buscado la mejor una ginecóloga y pediatra de Chicago, por lo que cada vez que tenía una cita viajaba hasta ahí, para que vieran a su hijo.

—Gracias Lucy —Se levantaron y entraron al consultorio, dejando a la enfermera afuera, y una mujer de unos 50 años los esperaba con una gran sonrisa, se levantó de su asiento y poder saludarlos como era debido.

—Hola April, ¿qué tal van? — dijo viendo a ambos y sorprendida de ver a un hombre que nunca había ido con ella, William la había acompañado en dos ocasiones, por lo que ella había pensado que era el padre de la criatura, pero April la sacó de su error una vez cuando ella le preguntó él.

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