QUIERO MÁS DE TI romance Capítulo 59

—¡Puja cariño!, ¡puja!, — Luca trataba de dar ánimos a April, deseaba saber que sería su nuevo bebé.

—Es muy fácil… para ti — dijo ya cansada, deseaba salir de una vez por todas de eso. — juro que este si será el último.. — pujo una vez más.

—Amor, prometiste darme 10 hijos y con este seria la mitad, todavía faltan 5 más — April lo miró deseando matarlo, amaba su esposo, estos 7 años, casi 8 a su lado había sido los mejores, pero el hombre cada dos años la embarazaba, amaba a sus hijos, pero creía que con 5 ya eran más que suficiente.

—Eso lo dije en medio de un orgasmo, no sabía lo que decía. — dijo recordando el momento.

—April, quiero 10 hijos.

—Pues adoptamos a los otros 5 porque yo ya no quiero más embarazos, con 3 han sido suficientes.

—April.. —dijo en son de advertencia

—Luca — no iba a dar su brazo a torcer.

—Señores, ¿podrían dejar esta discusión para otro momento y concentrarse en traer a este nuevo bebé al mundo? — dijo divertida la doctora que había atendido a April durante todos los demás embarazos, ambos asintieron, y April siguió con su labor de parto, hasta que un gran llanto inundó la sala, sin poder evitarlo, ambos padres lloraban de la emoción.

—Papá, ¿quieres hacernos los honores? — preguntó la doctora feliz, de ver al hermoso bebé.

—Por supuesto — cuando Luca se acercó lo primero que hizo fue mirar el sexo del bebé, y no pudo evitar sentir su orgullo al punto máximo. — Es un varón, un varón, al fin otro varón en la casa. — este embarazo no quisieron saber el sexo, quería que fuera sorpresa. April lloró más, su alegría era inmensa, al fin había dado luz a un niño, sus gemelos tenían 10 años, Alice tenía 8 años, Antonela tenía 4 años, y ahora nacía su pequeño príncipe.

—¿Puedo verlo?

—En un momento señora Bennett, solo vamos a limpiarlo. —April asintió, sintiéndose feliz, muy feliz. Eran esos en los momentos que deseaba tener 10 hijos, dónde no le importaba ni sus malestares, no sus dolores, porque al final la mejor recompensa era ver esas caritas, que venían al mundo, ese producto del amor que tenía con su esposo, y ese amor tan grande que nacía en ella cuando se daba cuenta que estaba embarazada.

Una enfermera llevó al niño hasta su madre, ella lo vio y volvía a enamorarse una vez más, su hijo era precioso, y estaba segura que sería la viva imagen de su papá, tenía sus ojitos cerrados, aún así se veía una enormes pestañas, su piel era blanca, pero no demasiado, su cabello era color cobrizo, solo faltaba ver el color de sus ojos para saber que este pequeño príncipe sería un mino Luca.

—¿Qué nombres desea ponerle? – preguntó Luca feliz y emocionado.

—Lucas, a menos que desees que sea Luca — miró a su esposo directamente a los ojos, los cuales los tenía llenos de lágrimas.

—Me encanta Lucas — le dio un beso a los labios a su esposa, a esa mujer que amaba con el alma, esa que había llegado a cambiar su vida, de tal manera que le hizo ver el daño que se estaba haciendo él mismo, April era su otra mitad, era su hilo rojo, sabía que su destino era estar juntos toda la vida, y si había una vida más allá después de la muerte, deseaba que fuera con ella, y solamente con ella.