Romance Prohibido romance Capítulo 1

—Elizabeth… mi vida… —todo el salón se quedó en silencio cuando Michael pidió a la orquesta que se detuviera para dar unas palabras.

Los invitados se sentaron en sus mesas mientras las sonrisas se gestaban en el rostro de todos los presentes. El lugar de la recepción era impresionante; con manteles en toldos y un jardín a su alrededor haciendo que todo se viera regio y refinado, eso, sumado a la iluminación opaca en algunos lugares y candente en otros.

La noche fue el momento perfecto para darle el toque final a la ceremonia espléndida que Ellie y Michael querían para su día especial, así que nada en el mundo podría opacar este momento que tenía el corazón de Ellie en un galope.

Elizabeth Morgan, o, mejor dicho, Elizabeth Hansen.

Porque ahora ella estaba oficialmente casada, con el amor de su vida.

Los ojos de la chica se iluminaron cuando Michael asomó su mano para invitarla a pasar al frente. Mojó sus labios, se levantó de la mesa donde anteriormente conversaba con su familia, y dio unos pasos mientras sus mejillas se ruborizaban. Todos tenían los ojos sobre ella ahora, y Michael sostenía en su mano un micrófono que había sido adaptado en cuestión de segundos para él.

—Quiero que la gente sepa lo mucho que te amo —Continuó Michael Hansen y ella se encogió de hombros—. Quiero agradecer al cielo por tu vida, Ellie querida, por nacer en este tiempo, y por estar aquí en el presente conmigo… por hacerme hoy el hombre más feliz de este mundo, y, sobre todo, por elegirme a mí como tu marido… y en el futuro… el padre de tus hijos…

Todos aplaudieron al unísono, entonces el hombre acortó la distancia y tomó el rostro de Ellie en sus manos dándole un beso cálido en los labios. Una lágrima se deslizó por la mejilla de ella, e intentó pasar el nudo que se le hizo en la garganta por la felicidad que no cabía en su pecho. Nada podía ser más perfecto y maravilloso que esto, y por nada del mundo quería que este instante extraordinario se desvaneciera.

La chica de 21 años enredó sus manos en las del novio, y reprimió los ojos mientras el hombre llevó su boca a su frente deteniéndose en otro beso. Los flashes se activaron en desmedida, y luego alguien vino a darles dos copas decoradas para que brindaran con sus familias y amigos, que ahora estaban delante de ellos mirándolos con felicidad.

Ellie tomó la copa entre sus manos y con la otra rodeó el cuerpo del que ahora era su esposo. Juntos alzaron la copa y todos chocaron los cristales enviándoles bendiciones con gran regocijo.

Más aplausos vinieron mientras que Elizabeth probó de su copa y tomó solo un sorbo, el alcohol no era de sus cosas favoritas, pero había hecho una excepción en este día. Llevó los ojos a la mesa donde estaba su familia, y no pudo dejar pasar la alegría que era muy notoria en el rostro de sus padres. Ahora mismo la miraban con los ojos brillosos mientras tenían abrazada a su pequeña hermana Emy, de 7 años, y su adolescente preferido, su hermano Eliot, que tenía 14 años.

Ella envió una sonrisa sincera y luego sintió un apretón en su cintura. Giró rápidamente en dirección del rostro de su esposo y recibió de su parte una gran sonrisa.

—Te amo… te amo y estaremos juntos en esta vida y en la otra —las palabras de Michael de alguna forma crearon un escalofrío en su cuerpo, uno que la hizo sentir que ahora pertenecía a esta persona, y de alguna forma le agradó.

—Y yo te amo a ti, Michael. Te amo para siempre —expresó la chica con sinceridad, y su esposo dio un asentimiento satisfecho para volver a besarla.

El festejo era todo un éxito, los invitados estaban siendo atendidos sin comparación alguna y la orquesta que estaba tocando en vivo, solo sumaba a que las personas se encendieran cada vez más en la fiesta. Las mesas estaban separadas por familias y amigos, tanto los conocidos de Michael como de Ellie, y algunos, de ambas partes, ya que la pareja estaba unida no solo en una relación sentimental, sino en una alianza empresarial.

Aunque la celebración estaba en su pleno auge, el cuello y la espalda de Ellie comenzaron a pasarle factura.

Fueron meses de preparación, y eso aunado a que hace medio año había terminado su carrera en contaduría y finanzas.

Su carrera universitaria por supuesto que fue influenciada por su padre, Jarod; y aunque no se arrepentía, de alguna manera hubiese deseado estar un poco lejos de los negocios de su familia que ahora estaban pasando cuenta en su cuerpo.

Ella levantó a Emy de sus piernas y echó una mirada al salón; sus amigas estaban en una mesa riendo de forma desenfrenada, sus padres estaban en un círculo de empresarios y su esposo, bueno… él parecía muy divertido con sus amigos fuera en el jardín con varias botellas vacías a su alrededor.

Ellie le dijo a la pequeña que buscara a su hermano, estaba dispuesta a pedirle a Michael que se fueran del festejo, además, los novios acostumbraban a dejar la velada a la mitad, si bien estaba ansiosa por saber para dónde la llevaría Michael, ella deseaba tocar una cama suave y descansar todo el fin de semana.

Caminó dando sonrisas por donde pasaba hasta que llegó a la parte del jardín.

Parecía que decían algo muy secreto entre los cuatro amigos de su esposo, porque en cuanto la vieron de reojo aparecer, ellos hicieron silencio de inmediato, haciendo que su marido se girara rápidamente hacia ella.

Aunque la chica le asomó una sonrisa, él no se la devolvió, entonces decidió acercarse y tocar su hombro.

—Cariño… estoy cansada, es mejor que nos vayamos, yo…

De un momento a otro su mano fue quitada del hombro, y él parecía un poco incómodo con su aparición repentina.

—No será ahora Ellie, estoy disfrutando de la fiesta… Te avisaré cuando nos vayamos —refutó Michael, pero Ellie supo que estaba ebrio por su forma de hablar.

Así que ella volvió a intentarlo, era mejor que se lo llevara ahora a que siguiera bebiendo. Justo cuando él se giró para volver al grupo, ella tomó su brazo dócilmente e insistió.

—Michael, estás bebido… es mejor que nos vayamos, realmente estoy… —sus palabras se cortaron en su boca cuando Michael le envió una mirada furiosa.

El rostro del hombre estaba pálido ahora, y ella vio de soslayo como su labio inferior tembló.

—Elizabeth… —Michael deletreó la palabra junto con un apretón fuerte en su muñeca—. He dicho que nos iremos más tarde… ¿No lo puedes entender?

Ellie abrió sus ojos impactados y los deslizó por su muñeca magullada, el hombre la soltó de inmediato sin pedir una disculpa por su comportamiento y caminó en dirección de sus compañeros para decir: “Mujeres”, y luego proceder a una carcajada de burla que fue acompañada por sus amigos.

Ella tomó su muñeca y la apretó para quitar de alguna forma la sensación que había sentido segundos antes, aunque no podía creer lo que acababa de pasar, solo respiró y se dijo a sí misma que ese no había sido el Michael que ella conocía, la bebida debía estar haciéndole una mala jugada. Sin embargo, las lágrimas ya estaban en sus ojos.

Entró al cuarto de servicio y abrió la llave para mojar su nuca, el momento colocó su cuerpo en tensión y dejó sus manos sudorosas. Ellie trató de acompasar su respiración y luego se miró por un rato en el espejo.

—Solo es… él no es Michael, Ellie… está ebrio —cuando fue a limpiar sus lágrimas la puerta se abrió de golpe y una chica de su círculo de amigas, apareció asomando el rostro.

—Cariño, todas queremos hacer una sesión de fotos… ¿Por qué estás aquí?

La chica forjó una sonrisa y luego sacudió sus manos mojadas.

—Tengo calor, Kiara … Y estoy cansada… vine a refrescarme y…

—¿Estás bien? —su amiga preguntó entrando más al cuarto de servicio y frunciendo el ceño.

—Sí… por supuesto ¿Por qué lo preguntas?

—Mmm, porque estás aquí, sola, y eres la novia… ¿Está todo bien?

—Sí… vamos, solo me refrescaba…

Su amiga asintió y le envió una sonrisa. Se fueron juntas mientras Kiara le relataba que sus amigas estaban locas por su marido y por lo apuesto que se veía esta noche.

Ellie se sentó con todas sus amigas después de una larga sesión de fotos y extenuantes carcajadas por todo y por nada que ellas arrojaban en su estado, un poco subido de tono. El tiempo continuó, la fiesta prosiguió y después de unas horas más no tenía fuerza alguna para continuar.

Sintió una mano en su hombro cuando quiso cabecear y se giró de repente con un susto en su cuerpo.

—¿Ellie? ¿Dónde está Michael? ¿Cómo es que no se han ido?

Ella quiso excusar de alguna forma posible a su marido, pero vio que ya era tarde cuando las voces que se escuchaban en todo el salón abierto eran las de Michael y sus cuatro amigos inseparables.

Su padre no esperó un segundo y caminó apresurado hacia el jardín, Ellie se levantó de golpe y fue tras de él.

—Papá, espera…

Algunos invitados giraron en su dirección, y la familia de Michael se puso en tensión al ver que algo no estaba bien.

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