Romance Prohibido romance Capítulo 22

—No tomes a mal mis palabras… —expresó Ellie con voz firme—. Mi estado de ánimo no es por ti.

Hunter no respondió una sola palabra, pero aún sostuvo su mirada colocándola muy nerviosa. Ellie quería remediar un poco el impacto de su respuesta, y sabía que estaba alejándolo de alguna manera. Pero si al menos pudiera tener su amistad, eso sería más que suficiente para ella.

—Yo, tuve una discusión con mi padre… —comenzó a decir de nuevo evidenciando el silencio del hombre.

Sin embargo, escuchó los pasos y cuando giró, dos hombres venían con bandejas en dirección de ellos.

Ellie se irguió un poco y esperó que la mesa fuese servida. Su estómago gruñó cuando vio una variedad de platillos, que activaron sus glándulas al instante.

—Muchas gracias —dijo Dereck.

—Espero que todo les guste —uno de los hombres asintió y luego ordenó a su acompañante a que se retirara junto con él.

—Es de un restaurante cerca de aquí, sé que no podrías ir allí conmigo, así que cuando quieras puedes pedirlo. No vas a arrepentirte, la comida es exquisita.

Allí estaba de nuevo, era evidente que Dereck había cambiado de repente. Pero ¿qué podía hacer?, esa era su realidad, era su verdad, y no podía cambiar nada.

Tomó los cubiertos y atrapó un plato parecido al de Dereck, con vegetales y el pollo en trozos. Llevó la comida a su boca y su rostro se contrajo por lo delicioso que estaba. Afirmó varias veces, mientras masticaba la comida y tomaba un poco de todo.

En algún momento, vio como la boca de Dereck se ensanchó sin mirarla.

—¿Qué te parece gracioso? —Preguntó ella mientras se llevaba otro bocado a la boca.

—No todo el tiempo tengo el privilegio de ver a una mujer comer con tanto apetito.

Ellie dejó de masticar, y colocó el tenedor sobre el plato mostrándole un poco de buena actitud para recuperar un poco la confianza. No sabía lo que estaba haciendo, ni en un millón de años hubiese podido pensar que, en algún momento de su vida se le ocurriera hacer algo como esto, entonces levantó su mano y la puso encima de la de él.

—Dereck… —el cuerpo de Hunter se estremeció haciendo que se encogiera un poco de hombros—. Cuando respondí a tu pregunta, lo que quise decir es…

Sus palabras eran todo confusión, no sabía cómo ser tan valiente para decir las cosas tal y como las pensaba, no tenía la suficiente confianza con ella misma cómo para ser clara ante este hombre. No iba a dañar su amistad, pero al menos sería sincera.

—Antes de ese No, hubo un pensamiento del que no estás enterado —continuó ella.

Hunter asintió, movió la palma hasta que esta quedó pegada a la de Ellie y detalló que el acto estremeció a la mujer, porque ella trató de reprimir la sensación frunciendo su boca.

—Te escucho…

La chica alzó su mirada mientras asintió.

—Estaba reprimiéndose a mí misma…

—¿Por qué razón? —su pregunta salió tan empalagosa que su mirada bajó de golpe a su boca.

—Por mis pensamientos… hacia ti…

—¿Podrías decirme cuáles son esos pensamientos? —esta vez la voz de Hunter salió en un susurró.

Pero para la salvación o la mala suerte de ambos, unos pasos fueron escuchados y parecía que dos personas venían conversando en dirección de la terraza. Ellie se despegó de golpe arrimando la silla de su distancia y volvió a tomar el tenedor entre sus dedos.

—¡Te he estado llamando como un loco! —la voz de Carter resonó en el ambiente, pero el rostro de Hunter no parecía nada contento.

Stephanie también venía detrás de su amigo, y ambos se detuvieron cerca de la mesa, mirando hacia la pareja en silencio.

—Me encontraste —fueron las palabras de Dereck totalmente irritado por la interrupción mientras Ellie también se puso a terminar su comida en silencio.

Cuando se instalaron en su oficina un tiempo más tarde, Hunter ordenó que Carter, Stephanie, y Ellie estuvieran en su escritorio para finiquitar los detalles del proyecto. Carter le ayudaría en toda la parte legal y el papeleo que se debía tener en cuenta para el asunto, Stephanie en toda la parte publicitaria y de mercadeo, y Ellie dando le forma al plan que se ejecutaría en tan solo unas semanas.

Carter explicó en detalle todos los detalles en los que estaba trabajando, pasó ejemplares del contrato y en cómo se desarrollarían las compras de maquinaria e indumentaria para equipar algunos galpones cerca de Texas. Hunter informó de forma clara la mano de obra especializada que se llevaría a cabo y anunció lo que Ellie ya sabía por su padre. Jarod viajaría a Texas dónde estaba la mayor parte de sus tierras y producción, para hacerse cargo personalmente en la instalación de todos los equipos que requería la ejecución del proyecto.

Cuando Stephanie intervino, Elizabeth vio que ya eran las 4 de la tarde, había hecho algunas pausas, algunos atendieron llamadas, y en este momento, ella tenía la mirada fija en como la rubia pasaba las manos de forma intencional por cualquier parte del cuerpo de Dereck, haciendo que mostraba las portadas y banner que había hecho en borrador.

Ellie pudo detallar la sensualidad que salía de la mujer, pudo ver con claridad cómo sus ojos brillaban y su sonrisa se ensanchaba mientras trataba de explicar lo que tenía en mente, para lanzar a las redes y al mercado la visibilidad de los productos y de qué forma podía vendérselo a los candidatos posibles, que estaban descritos en una lista.

Aunque no era su intensión, el fastidio hizo que Elizabeth moviera su pierna insistentemente. Quería prestar toda la atención posible en lo que la boca de la mujer soltaba, de hecho, tenía no menos de 10 anotaciones para el momento de su intervención, pero ella no podía dejar pasar que las intenciones de la mujer eran muy evidentes.

También estaba que el trato de Dereck para con ella había cambiado notablemente, y si la había mirado dos veces en toda la tarde, era exagerar.

—Me gustaría que el color base, fuese el rojo —Dijo Stephanie captando la atención de Elizabeth—. Si vamos a lanzar líneas de lujo ese es el perfecto, e iremos degradando el color a los productos base.

Hunter puso las manos en su boca, y luego giró hacia Elizabeth. Era una lucha constante no mirarla, pero sabía que era necesario mantener la distancia con ella, ahora que le había declarado que no quería tener ningún tipo de cercanía para con él.

Debía establecer su límite, y por mucho que le desquiciara la mujer, ella tenía la razón, era una mujer prohibida, una gran alerta roja que no debía tocar, por más que lo quisiera.

Vio como Elizabeth escribía algunas cosas en su libreta y la imagen le hizo alzar la esquina de sus labios.

Ella era tan correcta, tan limitante a todo. Estaba seguro de que tenía una larga lista de objeciones que escribió mientras ellos hablaron, pero por no parecer grosera e intervenir, se lo guardó todo para el final. ¿Cómo podía ser tan fuerte para guardárselo todo?, y esa pregunta era general.

—Elizabeth —la llamó haciendo un ademán a Stephanie para que se detuviera.

Ellie levantó la mirada y la colocó en los brazos que se rozaban constantemente por la intensión de la mujer rubia.

—Señor… —Respondió deslizando los ojos al rostro de Hunter.

—¿Qué piensas de todo?

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