Romance Prohibido romance Capítulo 23

—¿Michael? —Ellie preguntó con voz temblorosa pasando un trago rápido.

La chica podía ver el rostro encolerizado de su marido. Estaba segura de que si no fuera por Dereck, el hombre no hubiese perdido el tiempo en arrojarle toda su furia de inmediato.

En el instante Michael giró hacia Dereck para ver una postura amenazante en su persona, y decidió por carraspear en seguida.

—Cariño… vine por ti, no has contestado tu celular en todo el día… —en unos pasos se acercó hacia Elizabeth y luego se giró hacia Hunter saludando con antipatía—. Señor Hunter.

No hubo una respuesta, Dereck solo lo miraba con el ceño fruncido y su expresión le daba más miedo a la chica.

Y aunque estaba acostumbrada a que esta era la forma en que su marido actuaba frente a la gente, nunca dejaba de sorprenderse con su capacidad de actuar para mentir sobre su real conducta. Ella forjó una sonrisa, a pesar de que cuando salieran del lugar tendría un gran problema por enfrentar.

Todas sus dificultades estaban reunidas en este momento, y supo que hoy tendría una gran discusión y de esta no saldría ilesa.

Su muñeca fue tomada duramente, como si en ese gesto, Michael estuviese descargando toda su ira, por ahora.

Un halón disimulado la hizo dar un paso, pero en el instante la voz de Dereck hizo que Michael se detuviera.

—Lamento interrumpir, pero Elizabeth no ha terminado de trabajar, ahora mismo debemos solucionar detalles… —Ellie abrió los ojos ante las palabras de Hunter. Dereck estaba mintiendo y con la mirada le suplicó que no interviniera, sería peor para ella. Debía irse ahora mismo con su esposo.

—Podrán hacerlo mañana —apretó Michael con una sonrisa.

—No podemos —refutó Hunter a pesar de la súplica silenciosa de la mujer—. Jarod se irá este fin de semana y no podemos dejar cabos sueltos, él lo sabe, y Elizabeth también.

El apretón de su muñeca estaba siendo tan fuerte que Ellie no lo soportó más y tomó su mano apartándola.

—Necesito terminar aquí —la chica se giró hacia Michael con los ojos llorosos—. El señor Hunter dice la verdad, no puedo irme sin terminar mi trabajo, es mejor que te adelantes.

Michael desvió la mirada a la mano que Ellie utilizó para quitar la suya y soltó una risa baja mientras negó. Volvió alzar la cabeza y posicionó sus ojos en el rostro tensó de Ellie.

—Está bien mi amor, por supuesto te esperaré —el hombre acortó la distancia tomó el cuello de Ellie y lo llevó a su cercanía para darle un beso en la esquina de su boca, mientras clavaba los dedos en su cuello.

Cuando se despegó, giró hacia Dereck con las manos en los bolsillos mientras se despidió.

—Feliz jornada, espero que el trabajo rinda.

Dereck sonrió irónicamente.

—Gracias…

Cuando evidenciaron que Michael había dejado el piso, Ellie se sentó de golpe en la silla que tenía detrás, mientras dejó en evidencia como sus manos temblaban de forma involuntaria.

Hunter dio largas zancadas a su lugar y luego la tomó de los brazos para levantarla del puesto.

—¡No te pongas así, no tienes por qué!, ¿Por qué le tienes miedo? ¿Por qué siempre tienes miedo?

Ellie no pudo contenerse y las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas mientras negaba. Entonces Dereck retuvo su cuerpo en sus brazos mientras la sacudió de nuevo, y llevó la palma de su mano a su rostro.

La miró fijo mientras la respiración de Ellie salía errática por el miedo que estaba experimentando de lo que se avecinaba, porque ahora mismo todo su cuerpo estaba pegado al hombre que desestabilizaba su sistema, y principalmente porque ahora mismo el pulgar de Dereck estaba limpiando la esquina de su boca, donde Michael había dejado un beso antes.

Él estaba pasando su yema de forma tan lenta y tan devastadora, que no controló cuando un sonido mínimo salió de su boca mientras cerró sus ojos con fuerza.

Era como si estuviera quitando una mala marca, como si supiera que ese beso fue asentado con rabia y con odio, como si estuviese colocando un ungüento en su herida. Su corazón se calentó de una forma que sintió su cuerpo adormecido.

—No tienes que tener miedo —escuchó en como de forma lenta esas palabras fueron expulsadas, y también sintió ese aliento que se incrustó en su piel.

Ella hizo un esfuerzo enorme y parpadeó varias veces, ahora mismo sentía como si su organismo estuviese drogado, y aunque ella quería reaccionar, no podía hacerlo.

Pero, la impresión, no estaba ni cerca de terminar.

Los ojos de Hunter bajaron a su boca, y aun con el ceño fruncido, como si estuviese siendo torturado, él acortó la poca distancia que había entre ellos y dio un beso en la esquina de su boca, allí mismo donde antes estaba intentando borrar la acción que la lastimó minutos antes.

El aliento salió de Elizabeth como si un globo estuviese siendo desinflado lentamente, todo estalló de una manera cruda en su piel mientras su vientre se apretaba en forma dolorosa. Los labios de Dereck no se despegaron de inmediato, él mantuvo su tacto largo segundos y luego soltó el aire sin separar la boca, haciendo que la temperatura aumentara.

—Dereck —suplicó colocando las manos en sus brazos.

—Escúchame, Elizabeth… —Hunter la interrumpió mientras apartaba un poco el rostro, para que ella pudiera mirarlo a los ojos—. Escúchame y mírame mientras te digo esto: No quiero que tengas miedo, ahora nadie podrá hacerte daño. No lo permitiré.

Cómo si sus palabras fuesen una orden y como si ella estuviese Huntinada por él, asintió obediente mientras sus manos se aflojaron dejando en reposo los brazos en los suyos.

—Solo… solo sé que esto no está bien Dereck… —mientras habló otra lágrima cayó por su mejilla e inmediatamente Hunter la limpió estremeciendo su cuerpo de nuevo.

—Lo único que no está bien aquí, es tu vida Elizabeth. ¿Por qué no lo puedes ver?

Los labios de la chica temblaron mientras bajó la cabeza.

—Lo veo —susurró lento—. Lo veo todos los días de mi vida…

—Entonces ¿Por qué sigues allí?

Ella negó.

—No conoces a mi familia…

Hunter despegó su cuerpo y tomó su mano. La llevó hacia uno de los asientos de la mesa donde se habían reunido antes y luego la sentó frente a él, acercando sus piernas a las de ella, e incluso enredándolas para quedar muy cerca de Elizabeth.

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