Romance Prohibido romance Capítulo 30

Tom se despidió de Ellie y ella no esperó ver qué cara podía tener. Caminó rápido a su casa viendo que habían pasado muy rápido las horas sin haberse dado cuenta, que, de seguro, Michael ya estaría en casa.

Abrió la puerta con un poco de nervios, su plan era encerrarse en su cuarto e irse mañana por la mañana a la casa de su padre, como todos los Huntingos. Evitaría todo lo que pudiera a Michael, sin embargo, cuando cerró su puerta todo su plan se vino abajo.

En la mesa principal estaban Benjamín y Margaret Hansen, los padres de Michael, por supuesto con su hijo teniendo una conversación ligera. Todos hicieron silencio cuando la vieron aparecer, y su cuerpo sintió un fuerte rechazo cuando su esposo se levantó, y fue rápidamente hacia su lugar.

—Cariño… —la voz de Michael salió tan cínica que ella lo fulminó con la mirada.

Él siempre pretendía que nada había pasado.

El hombre fue a tomar su brazo, pero Ellie se escurrió rápidamente y fue hasta la mesa para saludar.

—No sabía que estarían aquí —dijo la chica llegando a la mesa mientras la pareja se puso de pie, y la saludó con un beso en la mejilla.

—No podrías saberlo, tuviste una comida muy larga con tus amigas —Las palabras de su marido solo la enfriaron.

En su rostro pudo ver una sonrisa disfrazada, junto con la mandíbula apretada.

Ellie intentó no prestar atención, porque su cuerpo ya estaba lleno de nervios. Vio como Emma salió y le sirvió un plato, e hizo que todos se sentaran de inmediato.

No tenía nada de hambre, pero intentaría acompañar un rato.

Los padres de Michael comenzaron hablar de trivialidades, mientras pudo sentir como el hombre no despegaba la mirada de encima. Por una extraña razón, podía verse a ella misma con todas las huellas de Dereck en su piel. El solo pensamiento la hizo estremecer y soltar un poco el aire, por la reacción de su cuerpo.

Por primera vez en la vida sentía una fuerza invisible que la hacía sentir valiente. Por primera vez en su vida no estaba aterrada al pensar en todo lo que tenía por afrontar, y solo cuando vio la mirada de Dereck en su cabeza sonriéndole, como si estuviese orgulloso de ella, sintió que su boca se ladeó inconscientemente.

—Pueden solo enviar una invitación de cortesía, Michael me ha dicho que no hay ánimos, pero hay que celebrar —La voz de Margaret Hansen llegó haciendo que ella saltara un poco.

¿Celebración?, se preguntó Ellie rápidamente, no sabía de qué hablaban.

—Cariño, mi madre habla de nuestro aniversario, ya lo hablamos —Michael acentuó las palabras y Ellie lo miró con una expresión incrédula.

No podía creer que aun siguiera con ese pensamiento. Ella no celebraría ningún aniversario, no podía seguir dañándose, ni seguir aparentando lo que no era y lo que literalmente ya no sentía.

Las cosas iban a cambiar mucho, pensó mirando a todos en la mesa, y supo que debía prepararse, porque de ahora en adelante, la mayoría se iría en su contra.

***

Dereck llevaba dos tazas de café, muy cargadas y muy azucaradas. Nunca lo tomaba por las noches, pero había leído que la cafeína reducía los niveles de cortisol en el cuerpo, ciertamente relajaba, por lo tanto, afirmaban que, también disminuía la producción de la glándula adrenal, lo cual reduce la energía e inhibe el deseo sexual.

No estaba claro de si funcionaría en su cuerpo, pero ahora solo podía concentrarse en el dolor constante en los testículos que estaban sacándolo de quicio. Sabía cómo podía aliviar su frustración, pero si no era Elizabeth, la sensación que le quedaría después sería peor para él.

Vació lo último que quedaba en la taza y pasó sus manos por el cabello, tratando de aminorar el estrés que estaba recorriendo todo su cuerpo. Tomó su celular decidido y envió un mensaje:

“¿Está todo bien en casa?”

Le dio enviar y luego sonrió con cinismo. No quería que esa fuera su casa.

—Pronto saldrás de allí… muy pronto —se susurró a sí mismo, y no pasó mucho tiempo cuándo una notificación titiló en su móvil.

“Todo bien… ahora estoy en mi habitación. ¿Tú, cómo estás?”

Hunter soltó el aire.

“¿Cuál habitación?”

“Una de invitados… hay un asunto que quiero tratar contigo…”

Dereck respiró por el alivio, pero a la vez se preocupó. Estaba tecleando para preguntar sobre tal asunto a Elizabeth, cuando una llamada entrante de un número privado, hizo perder el mensaje. Debía contestar, lo más seguro es que se tratara de Connor.

Así que deslizó su dedo en la pantalla y respondió.

—¿Sí?

—¿Der? —Hunter sonrió, le alegraba muchísimo escuchar a su amigo.

—El mismo… ¡Me alegra escucharte! ¡¿Dónde carajos te has metido en un año?!

La risa del hombre hizo que su ánimo mejorara.

—El trabajo es demandante, hay muchos hijos de puta en el mundo.

La boca de Hunter se ladeó de lado. Ya lo sabía él.

—¿Cuándo te veremos la cara?

—No creo que sea posible ahora, tengo una misión que se alargará. ¿Por qué no estás en Washington?

—Historia larga… —respondió Dereck—. Pero todos se trata de trabajo.

—Por supuesto, eres Dereck Hunter, ¿de qué otra cosa se puede tratar?

Un silencio se hizo después de esas palabras mientras Dereck se perdió un poco.

—¿Der… sigues ahí? No sé si es mi conexión….

—Estoy Aquí… me fui por un momento.

—Bien… hablando de hijos de puta, Carter me contactó, dijo que me necesitabas con urgencia.

La risa de Hunter solo hizo que su amigo se enfurruñara.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Romance Prohibido