Romance Prohibido romance Capítulo 4

Después de teclear por más de una hora, Elizabeth revisó el borrador que había elaborado de su plan inicial. No sabía muy bien por qué una sonrisa se estaba dibujando en su rostro, pero estaba segura estaba quedando satisfecha con el resultado.

Imprimió varias hojas y las anexó a una carpeta, y luego, también dio el botón de imprimir al informe que Michael le había pedido unas horas antes. Sí, era tarde para entregarle, pero no pudo despegar los ojos de la pantalla después de colocar en acción todo lo que su mente generó para poder dar un aporte y salvar su empresa.

Tomó el teléfono y marcó a su secretaria, y en cuestión de segundos la mujer estuvo en su oficina.

—Señora, Hansen…

—Si, Lindsay, por favor lleva este informe a la oficina de Michael —dijo entregándole una carpeta y viendo que la mujer asentía—. Y Lindsay… mi padre no demora en llegar, me envió un mensaje. Por favor, cuando él venga no recibiré a nadie más, tenemos una reunión muy personal… No me pases llamadas y agenda lo que sea que esté pendiente para otro día, ¿de acuerdo?

—Por supuesto… —la mujer estuvo a punto de retirarse cuando por un momento ella recordó algo—. Señora… Se me olvidaba… Su esposo envió un almuerzo para usted.

Ellie frunció el ceño.

—¿Para mí?

—Si señora…

Elizabeth guardó un silencio largo y luego asintió con la cabeza.

—Puede traerlo, Lindsay… Comeré antes que llegue papá.

La mujer sonrió y luego caminó dejando la puerta abierta, quizás para traer el almuerzo.

Ella no tenía la suficiente hambre como para devorar toda la comida, pero era suficientemente rígida con los horarios y con su salud como para dejar de comer. Tomó varias bocanadas sentada en su oficina vacía, y silenciosa. Detestaba comer sola, pero ya se estaba acostumbrando a su ritmo, y a su vida.

Después de una larga hora, su secretaría anunció a su padre y se preparó para las decisiones que se tomarían a continuación.

—Padre… —Ellie se levantó cuando lo vio cruzar la puerta.

Se saludaron con un beso en la mejilla y ella le asomó el asiento de su propio escritorio y se puso de pie para estirarse.

—¿Qué conseguiste? —preguntó Jarod colocando una carpeta en la mesa que traía consigo.

Ellie suspiró y sin sentarse le pasó el informe que había impreso, pero cuando vio que su padre iba a leerlo, de inmediato lo interrumpió.

—Te resumiré, tendrás tiempo para revisar los detalles —Con esto el hombre asintió y cerró la carpeta.

—Te escucho…

—Bien… he pensado… tenemos unas de las mejores producciones del país. Papá, nuestros productos son de calidad tipo A, el proceso de selección nos hace tener un sello inigualable al momento de llevar el producto al consumidor —Ellie movió sus manos explicando y luego tomó la silla frente a su padre para sentarse y mirarlo cara a cara—. Mi idea aquí, es lanzar una línea de lujo…

Jarod frunció el ceño, pero no dijo palabra alguna.

—Me explico —continuo ella un tanto nerviosa—. Esta línea se reforzará con el capital inyectado con el supuesto inversionista… y estará guiada solo a compradores potenciales.

—Ya tenemos compradores potenciales —refutó Jarod sin entender.

—Si, pero dichos compradores son mayoristas, nuestros precios dejan un margen de ganancia mínima, ya que son cadenas de supermercados que van dejando las ganancias en el camino, mucha gente ganando y…

—Entiendo tu punto —intervino de nuevo su padre—. ¿Es algo como acortar la cadena?

—No —respondió Ellie con la cabeza levantada y sonriendo—. Es vender productos de lujo a un precio razonable. Por ejemplo, los restaurantes más costosos requieren de productos de primera calidad, sitios de lujo, bodegones luxury, ese tipo de compradores son los que necesitamos desarrollar.

Jarod miró a Ellie con un poco de impresión, la idea era fabulosa por donde se viera y jamás pensó en algo como eso.

—Eso es… excelente, arriesgado, pero una idea muy buena.

Ella asintió.

—Es arriesgado, pero la persona que ponga dinero en nuestra empresa, sabrá que esto tiene una buena pinta, si sabe de negocios no lo dudará un segundo. Además… hay otra cosa…

—Tu suspenso me pone tenso —la frase de su padre solo hizo que ella soltara la risa, y de alguna forma la confortó. La chica podía ver que, en el rostro de su padre, había cierta esperanza.

—Padre, no solo desarrollaremos esa línea de lujo, podemos realizar otra de extractos congelados, hay muchos derivados que se necesitan en restaurantes y en cadenas de supermercados que la gente comprará para aligerar sus comidas… por supuesto, debemos preparar mucho más nuestra empresa, inyectar a cuartos fríos extensos, y a una mayor calidad de mano de obra para la selección de dichos productos. De esta forma garantizamos la calidad, y solo aquella parte que quede, no será desperdiciada sino vendida a las demás cadenas comercializadoras que son mayoristas…

Jarod abrió sus labios formando una gran sonrisa en un rostro complacido.

—¡Eres un genio Ellie…!, esto es realmente bueno….

—Gracias, papá… es solo la idea, tendrán que pasar muchas cosas para que el proyecto se vea materializado, y estoy segura de que asomando este negocio te llegaran muchas más ofertas, contrarrestando las perdidas, o esperando que nos den una respuesta de lo sucedido.

El rostro de Jarod volvió a cambiar, y se tornó serio.

—Esperemos…

Elizabeth no quiso ahondar en el tema, no tenía tiempo para perder.

—¿Quieres que reunamos el comité para informar?

—No…

Ellie asintió nuevamente y vio como Jarod se levantó del asiento.

—Puedes abrir mi correo, te diré a quién enviar esta propuesta. Agrega una nota y coloca todos mis números de contacto. Luego de eso esperaremos…

Ella se levantó de inmediato y tomó el asiento que su padre había dejado, tecleó varias veces en su laptop y luego comenzó a redactar el correo que sería enviado. Sentía muchos nervios dentro de ella, esto era lo único que tenían a la mano para que el esfuerzo de todos no se viniera abajo. Su corazón latía muy rápido mientras generaba un escrito general y colocaba la firma digital de su padre al finalizar la hoja redactada. Su padre le señaló los correos a donde debían ser enviados, y ella solo pudo reconocer algunos nombres, pero la mayoría de ellos era desconocida.

Si algo estaba claro para Elizabeth era que su padre había generado contactos incontables, y aún se preguntaba cuál era el punto clave para esa habilidad que siempre le generaba intriga.

Recostó su espalda en el sillón cuando hundió la tecla de enviar y vio que el mensaje había sido exitoso.

—Bien —su padre suspiró cerca—. No hablaremos de esto hasta que haya una respuesta, después de eso, si tenemos una réplica buena, nos reuniremos e informaremos a todos…

Ellie asintió.

—Parece que Michael trabaja en algo también —informó la chica haciendo que su padre se frenara antes de llegar a la ventana de vidrio.

—Algo así me ha dicho… esperaremos. Espero que se ponga los pantalones y asuma su puesto en la empresa, no quiero pensar que me equivoqué con él. Y ya que estamos hablando de eso… —Jarod se giró haciendo que Ellie volviera a colocarse tensa—. ¿Ustedes están bien? Te he visto un poco silenciosa.

¡Dile!, la mente de Elizabeth gritó.

—Yo… —ella comenzó a decir, pero se frenó cuando la frente de Jarod se arrugó—. Solo estamos tensos por la situación… —terminó por decir.

—Eso espero… como también deseo que pongas tu mayor esfuerzo porque las cosas funcionen, a veces ustedes las mujeres son un poco emocionales, y eso desestabiliza una relación.

¿Qué?, la pregunta se formó en la mente de Elizabeth mientras su mandíbula caía. Una llama de enojo se envolvió en su cuerpo y comenzó a hacerla respirar de forma errática.

—Bien… te dejo, iré a hablar con tu marido…

A Ellie no le dio tiempo ni siquiera de asentir cuando su padre ya había cerrado la puerta tras él. La frustración y decepción volvió a golpear su pecho, mientras su garganta se apretó. No esperaba que la felicitaran ni nada parecido, pero al menos esperó alguna palabra de su padre, una que le hiciera ver que estaba orgulloso de ella. No quería parecer engreída, pero su propuesta era realmente buena como para recibir, aunque sea un abrazo de su parte, y un agradecimiento.

Pero solo había una cosa para hacer, y así dejar de pensar y no sentirse tan mal.

Trabajar…

Hacerlo a desmedida y agotarse hasta el cansancio, solo de esta forma ella estaría exhausta para pensar y para sentir, porque ahora lo que menos quería era sentir.

Después de algunas horas, su reloj indicó que eran las 5:30 pm y apretó sus ojos para luego colocar la mano en su cuello. Revisó su móvil sin ninguna notificación y decidió ir a la oficina de su marido para despedirse.

Caminó por la planta mientras se despidió de algunos que ya estaban de salida. Lindsay le había informado que Jarod había partido hace algunas horas y supo que Michael debía estar solo.

Dio unos toques suaves, pero no escuchó su permiso. Aun así, ella tomó el pomo y abrió la puerta para divisar que su marido estaba muy concentrado y riendo con una mujer que solo vio de espalda.

—Creo que me iré —Anunció Ellie interrumpiendo y él alzó sus ojos, para luego levantarse de la silla.

—Cariño… te estaba esperando, ¿lo recuerdas? —en ese instante la mujer giró en la silla y una sonrisa se gestó en su rostro—. Ella es Claudia…

La mujer se levantó dio unos pasos y luego le extendió la mano.

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