Romance Prohibido romance Capítulo 62

Por un momento su actitud la amedrentó, en el instante en que bajó la mirada a sus manos, vio que estas se movían abiertas como si no tuviera buenas intenciones.

—¿Podemos hablar? —el hombre preguntó bajo inspeccionando hacia dentro de la casa.

—Mamá no quiere que vengas a esta casa, Michael. Y yo no quiero volver a verte tampoco. El abogado…

La palma del hombre se alzó en señal de que se callara y lo vio bajar la cabeza.

—Un abogado me visitó, sí. Tengo una demanda de divorcio que es casi imposible no firmar por sus cláusulas, tan buenas para mí. No vengo a declinar dicha acción tuya, porque parece que estudiaste muy bien el plan.

—Por favor, Michael. Vete…

—Quiero firmar el divorcio Ellie… no me negaré a lo inevitable.

Elizabeth lo miró con evidente extrañeza sin dejar de tener la mano en la puerta entrecerrada.

—Es lo mejor, sabes que no tiene sentido seguir en algo que nunca fue.

Michael asintió y luego metió sus manos en los bolsillos.

—Parece que no me dejarás entrar… —dijo formando una sonrisa apagada y luego llevó la mirada a los ojos de Ellie—. Pero no me quiero ir sin decirte algunas cosas…

Hubo un largo silencio entre ellos y después de un suspiro, el hombre comenzó:

—Espero que tu vida futura resulte como tú quieres Ellie. Espero que esta vez sí seas feliz —ella no pudo evitar tener sorpresa en su rostro ante las palabras de Michael. Y apretando su mano contra la manilla de la puerta, el aire salió de su boca.

De alguna manera allí estaba la persona que tanto daño le había hecho en su vida, tratando de redimirse, y ella no era quién para decir si su intención era buena o no, así que, intercambiando su mirada, asintió lento mientras dijo: —Gracias…

—Sé que mis palabras pueden resultarte vacías, Ellie, cuando veo ese miedo en tu cara, también recuerdo mi propio miedo. Quizás hay una herida en mí que no puede curarse, una que me hace lastimar a los demás, y… es lo que hice constantemente contigo —Michael llevó las manos a su rostro y luego las restregó varias veces—. Perdóname… —terminó por decir, mientras extendió sus brazos como haciendo una tregua para con ella.

Elizabeth estaba entre aterrada y aliviada. Había una sensación muy extraña dentro de ella que no la dejaba respirar tranquila, pero tampoco quería seguir recordando este episodio de su vida, y si este era el momento para cerrar el ciclo, que así fuera. No llevaría más cargas de las que había soportado por tanto tiempo, y que durante años le hicieron tanto daño.

Dando unos pasos inseguros, asomó una mano hacia Michael no pudiendo aceptar su abrazo, y correspondiendo hacer las paces con las manos. Pero al instante él tomó su mano envolviéndola de manera lenta, mientras sus ojos se llenaron de lágrimas.

Ellie no entendía por qué en este instante el hombre estaba llorando, pero unos segundos después él la abrazó sosteniéndola duramente, mientras ella trató de zafarse de su cuerpo.

—¡Michael… ya basta! —ella trató de empujarlo, pero un fuerte pinchazo detrás en su espalda la hizo contener el aliento.

—Nunca podrás continuar sin mi Elizabeth, no puedo dejarte ir… no puedo —diciendo esto sacó el pequeño puñal que tenía en sus manos y lo volvió a enterrar en uno de sus costados, mientras ella lo apretaba clavando sus uñas.

La mirada de Ellie fue directo a los ojos del hombre a la vez que su respiración era cada vez más difícil, las lágrimas brotaban por las mejillas del hombre a la vez que lentamente la adentró a la casa, colocándola con cuidado en el suelo.

Ella tosió varias veces intentando buscar el aire y presionando sus costados con mucha dificultad, quería decirle algo, la palabra “ayúdame” estaba atascada en su garganta, pero era una pérdida de tiempo gastar su último aliento en la persona que definitivamente había nacido para destruir su vida.

Un sollozo salió de la boca de Michael, y guardando el puñal detrás de su pantalón, pasó la mano por su cabello y oliéndolo por última vez, le susurró en el oído.

—Nos veremos en la otra vida, cariño.

Helena comenzó a bajar las escaleras y lentamente se detuvo al ver que su hija estaba tendida en el suelo con una gran mancha en el suelo. Michael alzó la cabeza encontrándose con su mirada, y su respiración se hizo errática al verlo correr por la puerta mientras ella casi caía por las escaleras.

Ellie giró hacia ella uniendo su mirada a la suya, y no pudo evitar dar un grito de horror, viendo como su hija se estaba muriendo.

—¡¡¡Ellie!!!

***

Dereck estacionó su auto, dejó las llaves pegadas al tablero y cerró la puerta como pudo, mientras evidenció rápido como Connor y Carter llegaban en un auto detrás de él.

Solo pudo pronunciar la palabra “Ellie”, cuando despegó el teléfono de su oreja escuchando como el llanto de Helena le indicaba que la situación era grave, y no tuvo otro pensamiento en su cabeza en ese momento, que ir a tomar la mano de Elizabeth y asegurarse de que ella estuviera bien.

Ni siquiera sabía que había pasado. No pudo entender muy bien las palabras de su madre cuando en la angustia, y su garganta apretada les decían a gritos que a su hija se la estaban llevando al hospital.

Aunque su cuerpo estaba casi corriendo hacia la emergencia, en este momento podía sentirse como un niño entre la desesperación y el miedo, porque esos gritos adoloridos de Helena, solo resonaban una y otra vez en su cabeza tratando de derribar esa ilusión en su pecho por saber que Ellie estuviera bien.

Cuando llegó a la amplia sala, solo pudo ver en su apresuramiento el área de información, y no dudó en acercarse lo más pronto posible.

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