Romance Prohibido romance Capítulo 63

La mujer desvió la mirada hacia los chicos y luego hacia Carter que estaba de pie junto a Dereck. Limpiándose el rostro varias veces, le indicó a Eliot que se fuera con Emy a la cafetería y que comprar algunas cosas para comer.

La niña se fue oculta en el brazo de su hermano, mientras Dereck la perseguía con la mirada. Ella era la versión pequeña de Ellie, y ver sus ojos vidriosos y su nariz congestionada solo le hacían recordar los momentos en que ella misma la miró así.

—Yo subí cuando ustedes se estaban despidiendo… —las palabras de Helena lo hicieron girar—. Me senté con Emy y Eliot para explicarles un poco la situación de Jarod. Debo prepararlos a todo lo que se nos viene, y en algún momento de la conversación, escuché que la puerta era cerrada, por lo que concluí que te habías ido.

Dereck solo podía recordar el momento con amargura. ¿Por qué se había ido?

—Terminé de hablar con los chicos por otros cinco minutos, y dispuesta a ir por Ellie… ella no se había sentido bien en estos últimos días… y yo… —Un sollozo salió de ella mientras que las manos fueron a su boca. Hunter se adelantó y la envolvió en sus brazos mientras la mujer no paraba de llorar—. Sabía en mi corazón que Ellie estaba embarazada… le pregunté por su periodo, pero me dijo que tenía un anticonceptivo en su brazo. Esas cosas nunca son seguras…

—¿Qué pasó después? —intervino Hunter pasando el tema que estaba haciendo que su alma se rasgara.

—Yo vi a Michael de cuclillas, mientras acariciaba el cabello de Ellie y limpiaba sus propias lágrimas, y en cuanto me vio, corrió hacia la salida y huyó metiéndose a su auto…

—¿Qué?

—Ellie tenía dos heridas, Michael tenía sus manos llenas de sangre, ¡él hizo esto! ¡Él quiso matar a mi hija!

De un solo golpe todo su dolor, el miedo y aquella sensación que estaba adoleciendo cada parte de su piel, dio un giro brusco para convertirse en un fuego avasallador de ira que lo comenzó a consumir.

—Maldito… —susurró lento, pero en el momento en que intentó apartarse los brazos de Carter lo sostuvieron.

—¡No es el momento, Der!, Ellie te necesita aquí. No es el momento…

Dereck dio dos pasos hacia adelante y luego se devolvió no encontrando escape a todo aquello que lo estaba matando. Viendo una pared delante, fue hasta ella y dio todos los golpes hasta que sus nudillos se reventaron o quizás hasta que escuchó a Helena.

—Dereck, por favor, ¡Ya basta!

Lentamente abrió las manos heridas evidenciando que había sangre en ellas. Su cabeza reposó en el concreto frío esperando que su respiración se acompasara.

Ni siquiera podía sentir dolor en su piel entumecida, lo que sentía por dentro era mil veces peor, y pensar que Ellie no se despertaría de esta pesadilla nunca, solo lo hacía desear acabar con el mundo entero.

Ahora mismo no tenía control sobre Él mismo. No estaba siendo racional, no estaba pensando en nada, sino en ver esos ojos dulces mirándolo con adoración y amor. En ver esa sonrisa perfecta que calentaba su corazón y en sentir esas manos que le daban sentido a su vida.

¿Por qué?, fue la única pregunta en su mente. ¿Por qué la vida se estaba ensañando contra Elizabeth? ¿Por qué?

Entre sus pensamientos y su agitación, escuchó un bullicio detrás de él, y girando de golpe, vio como Connor entraba junto a cuatro oficiales a su alrededor y otros cuatro detrás de él. Dereck achicó sus ojos, no sabía si era por la conmoción o qué, pero su vista estaba ligeramente borrosa. Y no fue hasta que ellos se acercaron más, cuando evidenció que Jarod venía esposado y que dos de ellos tenían tomado su brazo.

—¿Cómo está mi hija? —la voz temblorosa de Jarod resonó, pero nadie dijo una palabra.

Hunter vio como Helena corrió hacia el puesto de enfermería para informar que ya había llegado el donante, y la mujer que la atendió fue de prisa a que las personas correspondientes tuvieran esta información.

Devolviendo la mirada hacia el hombre, Dereck caminó hacia él, escuchando como Carter le advertía:

—No hagas nada estúpido… recuerda que está aquí por Ellie.

Después de pasar a su amigo, llegó a la posición de Connor, y a unos metros del viejo.

—Tu hija está muriendo allí adentro —dijo por fin evidenciando que Jarod abría los ojos—. Pero no te impresiones, tú eres el culpable de que Ellie esté pasando por esto.

—Der… —Le advirtió Connor tomando su brazo, pero él lo quitó de inmediato sin dejar de mirar al hombre que permanecía en silencio.

—La arrojaste a ese maldito que hizo su vida un infierno, y nunca la defendiste. ¡Y no me vengas con mierdas de que nunca te diste cuenta!, porque te ganó más la ambición que el amor por tu propia hija.

—¿Dónde está el donante? —todos se giraron al ver que un hombre salió apresurado con ropa de quirófano, y no era ninguno de los dos anteriores.

Jarod se apresuró a caminar, pero los agentes lo retuvieron.

—Yo soy su padre…

—Venga conmigo, por favor, rápido.

Connor asintió hacia los agentes y ellos se aceleraron en soltar sus esposas.

—No haga ningún truco, estaremos esperándolo aquí —Advirtió Connor cuando el hombre pasó por su lado, y el médico puso la mano en su hombro para adentrarlo a la zona restringida.

Dereck soltó el aire compungido apartándose de todos en el lugar para tomar un poco de aire, y rezar por primera vez en su vida. Necesitaba que el dueño de la vida en el mundo lo escuchara, debía decirle que esto no era justo, que ella no podía dejar de existir ahora que había encontrado la verdadera razón de su vida, y sabía que sonaba egoísta, pero quería a Ellie para siempre. La quería hasta que el último aliento saliera de su cuerpo, cuando los años no pudieran resistir más en él, cuando ya hubiesen viajado mucho, cuando tuvieran hijos más fuertes que él, y más hermosos que ella.

Había miles de cosas por hacer, necesitaba mostrarle que sí había formas de vivir, y de disfrutar la vida, quería llenarla de cosas, de momentos, hasta que incluso olvidara que esto había sucedido en su vida, necesitaba que estos episodios incluso se borraran de su existencia al verse tan feliz, porque él se ocuparía de ello.

Lo prometía. Prometía hacerlo, si Ellie salía de todo esto. Ella debía vivir, debía hacerlo.

No pudo resistirlo por más tiempo, llevó su puño magullado a su boca y los bufidos del llanto se salieron de control.

—Amigo… Cálmate… —Connor dijo colocando la mano en su hombro, pero no se movió ni giró en su dirección.

—Ayúdame a encontrar a Michael antes que la policía… —dijo cuando pudo reponerse.

—Sabes que no.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Romance Prohibido