Romance Prohibido romance Capítulo 66

Ellie.

—¿Azul o blanco? —le escuché preguntar mientras estaba colocando la alta voz a mi teléfono, ya que estaba manejando por la ciudad.

—Espera un segundo… —respondí haciéndome a un lado de la carretera, para conectar el cable de mi celular directo al auto—. ¿De qué hablas?

—No me regañes… —Dereck sonó más bien gracioso, pero no podía entender a qué se refería—. Estás en alta voz, y como te tomaste el día libre, no sé si elegir el azul o el blanco para las nuevas etiquetas, no quiero después ver esa mirada de desaprobación tuya…

No pude evitar llevar mi mano a la boca ante la risa que me provocó su niñería. Pero si no fuese por cosas como estas, mi vida no fuese tan divertida y tan feliz, como lo estaba siendo ahora.

Aclarándome la garganta, levanté mi cabeza como si estuviese mirándolo en plena reunión y me puse seria.

—Hizo muy bien en consultarme, Señor Hunter, no podemos cometer errores. ¿Ha llamado a las personas de la marca? Recuerde que…

—Ellie… ¿Azul o blanco?, también quiero la tarde libre… —sentenció.

Otra risilla se me escapó de la boca.

—No estoy muy segura… —respondí mirando hacia atrás del auto donde estaba la caja blanca, que había pedido decorar para él—. ¿Puede esperarme unos… veinte minutos y estoy allá?, me gustaría ver las etiquetas personalmente.

—Ellie, pediste el día libre…

—Lo sé, lo sé, pero, estoy cerca.

Escuché como un soplido salió de su boca, no estaba de acuerdo con lo que le estaba diciendo, porque pensó que haría cosas para mi hoy; como comprar algo de ropa, arreglarme el cabello y todas aquellas cosas que debemos hacer debes en cuando, pero la verdad, mi objetivo lo iba a sorprender mucho más.

—Está bien… —escuché que el sonido cambió, y entendí que había dejado el altavoz por un momento—. Cuando vengas y arruines tu día libre, prometo que iremos a comer y yo también me tomaré la tarde.

—Creo que lo necesitarás —me atreví a adelantar un poco, aunque también sabía que esto lo tensaría más, pero valdría la pena. Lo valía mucho para nosotros.

—Creo que lo necesitarás mucho más tú, mi amor… —dijo en tono seductor mientras negué con una sonrisa en los labios.

—Te amo, hablaremos en unos minutos

—¡Oye! —llamó antes de que le colgara.

—¿Sí?

—Yo te amo más, mi Ellie, mucho más…

Recosté mi cabeza al asiento mientras cerré los ojos y deslicé el teléfono por la oreja.

Tenía seis meses en Washington, y realmente las palabras de mi madre estaban pasando frente a mi cabeza en este momento. Esto era como si hubiese vuelto a nacer, en definitiva.

No sabía que parte de mi vida era mejor, porque todo se sentía increíble, y no porque mi vida ahora era perfecta, sino porque simplemente estaba viviéndola y no tratando de sobrevivirla.

Solté un suspiro largo mirando el reloj, para notar que eran las diez y media de la mañana, y que este día me había recibido con el corazón en la mano. En la parte de atrás de mi auto había una caja blanca que hice en último momento para Dereck, y que contenía la mayor felicidad para ambos.

Estaba embarazada. Así que había comprado varias cosas de bebé para colocarlas en la caja, más la prueba de sangre que me había hecho ante las náuseas matutinas y los mareos constantes. Había sospechado que mi cuerpo estaba cambiando, cuando las ganas de comer cualquier cosa en varios momentos del día, hacían que mi estómago se angustiara y perdiera las fuerzas. Fue uno de los indicios para sospechar.

Tenía ocho semanas, un tiempo prudente para comenzar a cuidarme, y un momento especial para ir al médico junto con Dereck, y saber que mi bebé estaba en perfectas condiciones. Prefería mirarlo de esa manera, porque los pensamientos negativos, ya no eran una característica que me destacaban.

Der y yo decidimos esperar para tener una supuesta “ceremonia”, sus padres y Helena nos insistían cada nada que oficializáramos nuestra relación, y no es que no estuviésemos seguros, tenía un anillo que él puso en mi dedo nada más nos mudamos a Washington, pero estábamos quizás esperando el momento especial para hacerlo, y creo que ahora con esta noticia, era ese momento especial.

Muchas personas debieron pensar en algún momento que hoy estaba aquí, porque Dereck era el hombre perfecto que había aparecido en mi vida para rescatarme. Escuché por mi madre que una de mis amigas pasadas estaba diciendo en Memphis que; “Ellie tuvo suerte, encontró un hombre rico, guapo y quizás supo llegar a ella por las falencias en la cama”.

Reí ante el comentario, y me reí de ellas. Pero no porque me causara alegría sino más bien tristeza.

Sí, tenía falencias muy huecas en mi vida. Pero estaba segura de que no me había enamorado de Dereck por mi falta de sexo, o porque hubiese llenado mis vacíos.

El deseo físico brutal es muy fácil, pero el deseo al mismo tiempo que la ternura, requiere de mucho, y es indispensable llegar al cariño y al amor propio antes de encontrar esa llama de la que no podrás escapar nunca.

Dereck había aparecido en el momento más oportuno de mi vida, subió la persiana lentamente de mi oscuridad y dejó que los rayos del sol pasaran, aniquilando mi invierno, revolvió mi ropa sucia en busca de una sonrisa, y la encontró en una ropa vieja que ya no me ponía. Me devolvió la sonrisa, y eso sencillamente, no solo se encuentra en una cama, o en las formas del sexo.

Por supuesto, todo esto desde mi perspectiva, pero ya no tenía tiempo de ver la de los demás. Ese momento había pasado para mí.

En cuanto mi padre, bueno, en la semana podía llamarlo una sola vez por diez minutos, me aseguraron de que estaba en buenas condiciones, aunque… ¿Quién se siente bien en una cárcel? Ya había planeado con mi madre de visitarlos en fin de año, y Dereck me prometió una visita larga para compartir con él, y mis hermanos, siempre y cuando hubiese seguridad en ese lugar donde se encontraba.

También trataba de no pensar en Michael, y aunque hubiese querido saber, Der jamás quiso que me enterara de los detalles de su estadía. Sabía cosas por mamá, y por su información corta, la cárcel donde fue llevado, era un sitio donde ni siquiera se podía conciliar el sueño. Y eso no me alegraba para nada, a veces su mirada imperiosa aparecía en mi mente, y de cierta forma lo escuchaba pidiendo ayuda.

Encendí el motor del auto y pisé el acelerador mientras mi corazón se precipitaba pensando que lo único que se podía hacer, era seguir, lo más importante para mí estaba en mi vientre, y dentro de ese edificio al cual iba en camino.

El ascensor del piso se abrió, y todo un mar de gente se movía en todas las direcciones, entre carpetas de colores y bocetos.

Entré sigilosa para evitar ser vista. No quería ser detenida por nadie, porque quería llegar lo más pronto posible a esa sala de juntas, donde se encontraba Dereck junto a Carter, debatiendo sobre el último proyecto en el que estábamos trabajando.

No me anuncié, tomé la puerta y esta se abrió sin ningún problema. Todas las voces allí se estrellaron contra mi rostro, y nadie se dio cuenta de mi llegada.

—No podemos arriesgarnos a lanzar tan rápido, debo asegurar primero la línea en papeles —le escuché decir a Carter, a la vez que le pasaba varias carpetas juntas a Der.

Carraspeé varias veces con las manos sudadas, tenía la caja tan presionada que pensé un momento que el cartón blanco se hundiría.

—Buenos días…

Todas las miradas se levantaron, pero yo solo me centré en una. La sonrisa de Der se ensanchó, pero al mismo tiempo, su ceño se frunció al verme de pie con esta caja.

—¡Qué bien! Le traes almuerzo a él, y a mí que me coma el tigre… —Carter soltó tirando un lapicero en la mesa, mientras se recostó en el asiento.

—Ella jamás te hará un almuerzo, ni en tus sueños —Contraatacó Dereck levantándose, pero hice un ademán rápido para que se mantuviera sentado.

—Siento interrumpir… —dije hacia todos caminando hacia el extremo de la mesa—. Pero hoy es un día especial, y vengo a traerle este detalle a…, mi esposo…

—¡Bah!, ni siquiera he asistido a una boda. Pásenme la invitación y ahí si diré que es tu esposo —Carter parecía querer dañar la sorpresa, pero solo me atreví a reír, no dejaba de ser gracioso para mí.

—Cállate la boca… —le escuché decir a Dereck muy bajo mientras le daba un puño en el estómago.

Coloqué rápidamente la caja a frente a él antes de que estos dos arruinaran todo, y solo junté mis manos animándolo a que la abriera.

Dereck miró a su alrededor mientras todos sonreían. Pero en el momento Carter se apresuró a desvanecer el lazo de tela que tenía la caja encima. Le di un manotazo enseguida, y luego con mis ojos sentencié a Der para que se apresurara. Y como todo hombre que no sabe destapar regalos, arruinó mi caja elaborada, haciéndome torcer los ojos.

Todo quedó expuesto.

La ropa de bebé a un lado, la hoja de la prueba cayó al piso, y un biberón a las piernas de Carter.

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