¡Se busca un millonario! romance Capítulo 112

POV: Ashley.

Al día siguiente de nuestro compromiso, los medios de comunicación explotan con la noticia. Cómo lo supieron, no sabemos, lo que sí puedo asegurar es que esta vez, todo lo que dicen me importa poco.

Solo hay algo que me preocupa en toda esta cobertura y es que Vivianne aún no aparece. William puso una demanda en su contra y sus abogados, están a la espera de que se inicie el proceso; no quedará impune su intento de hacerme daño. Por otro lado, supe que mi prometido trabaja directamente con la delegación de la policía, en la búsqueda de esa loca, pero nada han logrado encontrar. Ni siquiera una pista de su último paradero. Lo más seguro es que haya logrado salir del país.

En medio de todo el ajetreo por el tema de la boda, debo confesar que esa situación no me deja dormir bien. Es una constante espina clavada el hecho de que su mirada enloquecida, justo antes de lanzarme a la avenida, me persiga a todas partes. No sé los motivos, pero hay algo en todo esto que no me deja convencerme de que ella no está cerca.

—Ashley, ¿ya saben a dónde irán de luna de miel? —pregunta mi suegra, mientras disfrutamos de unos cócteles en la terraza del apartamento de Will.

Me giro para verla, tan fresca y jovial, mientras lleva un sorbo del líquido rosado a sus labios. Sonrío, al pensar en la respuesta a su pregunta.

—Aún no lo hablamos, pero tengo la propuesta perfecta —declaro, con mi sonrisa pícara.

Eleonor suelta una carcajada y hace un gesto de brindis. Me guiña un ojo con complicidad.

—Puedo suponer que tu imaginación voló —asegura y yo pienso en mi propuesta.

Muerdo mi labio inferior ante las expectativas que tengo con esta idea. Estoy segura que William amará el lugar, por todo lo que significa, aún más, después de demostrar cuan atento es a los detalles.

—Voló demasiado —declaro, segundos después y ambas terminamos riendo juntas.

Puede que la madre de Will no sepa con seguridad lo que pasa por mi cabeza, pero estoy segura de que lo imagina.

Continuamos bebiendo y disfrutando de la tarde tan hermosa. El clima hoy es perfecto y desde el piso treinta dos, puede sentirse la brisa que proviene del mar; ese inmenso llano que se observa en el horizonte, reflejo del azul del cielo y que nunca he admirado de cerca.

—Es hermoso como todo se ve desde aquí arriba —murmura de pronto mi compañera de esta tarde, viendo en la misma dirección que yo.

—¿Sabes algo, Eleonor? Nunca había visto el mar antes —confieso, avergonzada, con una media sonrisa—. De hecho, solo lo he visto desde aquí.

—¿Cómo es posible? —se asombra— ¿Will sabe eso?

Su última pregunta me saca una sonrisa, una apenada; es algo que nunca hemos hablado realmente. No encontré motivos para decirle..."Hey, Will, nunca antes he visitado una playa, ¿me llevas?" De solo pensar en algo así, mis mejillas se colorean. Soy incapaz de pedirle algo.

De repente, siento que Eleonor toma mis manos por encima de la mesa de mimbre que nos separa. La miro, confusa, y sus ojos azul cielo, como los de Will, me esperan con algo parecido al entendimiento.

—Ash, no te avergüences de lo que tu vida ha sido hasta ahora —exclama—. Solo piensa que cada pequeña cosa que quieras experimentar, ahora lo disfrutarás más, porque William sabrá complacer cada uno de tus gustos.

Sus palabras me apenan aún más, pero pienso en que tiene razón. Sin embargo, sigo pensando que sería incapaz de pedirle algo a él.

—Nosotros también fuimos así, jovencita —afirma, lo que llama mi atención. Cuando alzo mi cabeza, ella me espera con una sonrisa y asiente con la cabeza varias veces—. El primer regalo que William me hizo, con su primer salario, fue un hermoso y elegante collar azul. Pero no uno cualquiera, no. Lo consiguió en un anticuario, pero no por un precio razonable, tampoco. Ese día fui la madre más feliz de todas y no por el hecho de que mi hijo me hiciera un regalo caro, que me diera algo que siempre había deseado llevar y que hasta ese momento no tuve; lo fui, porque mi hijo pensó en mí, para demostrar de alguna forma, que yo fui su inspiración.

Una lágrima terca se escapa de mi ojo derecho, Eleonor la limpia con la yema de sus dedos.

—William te ama, Ashley. Y no sé si ustedes mismos sean conscientes de cuán grande es el amor que ambos se profesan.

Pienso en sus palabras y un orgullo inmenso me llena. Yo también lo amo, más que a mi vida misma; y saber que los de fuera nos ven así, me hace confirmar que, para él, yo soy especial.

—Soy incapaz de pedirle algo —confieso y tapo mi rostro con ambas manos.

—Y eso es lo que más me gusta de ti, que no eres frívola ni interesada —declara, con una sonrisa sincera y quitando mis manos de mi rostro, me da un apretón —. William no pudo haber encontrado una mujer mejor que tú.

—Gracias, Eleonor —susurro, al borde de las lágrimas. Abanico mis ojos porque no quiero llorar, pero la verdad es que estoy emocionada.

Reímos juntas cuando no puedo evitarlo y termino llorando, probablemente, de felicidad. Eleonor me acompaña en el sentimiento y al final, terminamos ambas abrazadas, consolándonos.

—Tengo una propuesta para la boda, ¿te gustaría escucharla? —interviene de repente ella, con una mirada determinada y una sonrisa ladina.

Entrecierro los ojos, porque debe ser algo importante si ella misma, que lleva corriendo por toda una semana detrás de los detalles de la boda, quiere cambiarlo todo ahora.

—Te escucho —murmuro, inclinándome hacia ella.

—¿Qué te parece si hacen la ceremonia en la playa? —pregunta, entusiasmada, con sus ojos brillantes. Se levanta de la silla y exaltada, describe todos los detalles que se imagina—. Pondremos arreglos en tonos claros y pastel, con caracolas y lirios como decoración principal. Una veintena de asientos, un arco floral bien cargado y antorchas blancas que delimiten el espacio. Tú irás descalza, al igual que William. Tu vestido será de un sencillo estilo y llevarás una corona de flores sobre la cabeza, que adorne un pequeño velo. Will vestirá de hilo, completamente blanco…

Una sonrisa se dibuja en mis labios, al escucharla, no puedo interrumpirla porque no quiero romper su inspiración.

—A los invitados, se les recomendará ir con prendas sencillas y sin zapatos —continúa. Camina hasta la puerta que delimita la terraza y finge llevar un ramo, como si fuera la novia—. El camino a la playa estará señalizado con rústicos elementos de madera, como esos que suelo ver en Pinterest y que me encantan…el trayecto hasta el altar, estará marcado por conchas y caracolas también. Lo harás llevando un ramo de lirios y alcatraces y las damas de honor, llevarán cada una el color que predomina a la par del blanco. Los padrinos, llevarán hilo también, pero en tonos más cremas.

Eleonor me toma de las manos y me levanta de mi asiento.

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