¡Se busca un millonario! romance Capítulo 118

POV: Ashley.

Varias veces, mientras William insiste en saber por qué quiero adelantar la boda, tengo que morderme la lengua para poder callar. Tengo un plan; uno que se me ocurrió de una manera muy curiosa y el que quiero cumplir al pie de la letra.

Que no se diga que Will es el único detallista de los dos, porque yo también tengo mi vena romántica y necesito sacarla a relucir luego de todo lo que él me preparó en la pedida de mano.

Saber que ahora sí estoy embarazada me tiene de un puro nervio y quiero compartir todas estas emociones con él. Estoy segura de que se pondrá feliz con la noticia, puesto que la otra vez, con las probabilidades, fue bastante evidente que deseaba una confirmación.

No dejo de pensar en el momento que deba decirle e imagino sus ojos brillosos y su sonrisa radiante.

—¿Qué piensas? —pregunta, interrumpiéndome de repente, detiene el movimiento de su mano entre mis cabellos. Yo levanto un poco mi cabeza de la almohada para verlo a los ojos—. Tienes una sonrisa demasiado dulce dibujada en tus labios y quiero saber qué la provoca.

El azul de sus ojos es tan profundo y su mirada tan amable, que siento un cosquilleo rápido subir desde los dedos de mis pies y hasta mi nuca. Mueve su mano hasta acariciar mi mejilla.

—Estaba pensando en lo que viene —confieso, aunque él no imagina a qué me refiero, de seguro cree que es algo relacionado con la boda.

Will se acomoda en la silla donde está sentado, hasta que nuestros rostros están alineados. Siento el roce de su nariz contra la mía y su aliento mentolado chocar con mis labios.

—¿Estás ansiosa? —replica y muerde mi labio inferior con cuidado.

—Estoy emocionada —declaro, sincera, sacudiéndome del temblor que me provocó su acción.

—Yo también lo estoy, lo confieso —concuerda, luego de unos segundos mirándome.

Cierro los ojos cuando su mano se mueve de mi mejilla hasta mis labios y dibuja su contorno con la yema de los dedos. Luego acerca su boca y me besa, con suavidad. Como cada vez, sentirlo de esta forma me hace suspirar, me hace querer entregarle todo lo que quiera, lo que me pida.

Otra vez siento esas ganas tremendas de decirle la verdad, pero soporto con fuerzas renovadas, esa necesidad.

El teléfono de Will suena y nos vemos obligados a separarnos. Busca en su bolsillo y al ver quién es, sonríe.

—Mi madre dice que todo está listo para mañana —informa y yo siento un cosquilleo de anticipación. Muerdo mi labio inferior, nerviosa.

Él continúa mirando su teléfono, ajeno a mi sentir. Comenta algunas cosas que yo ni logro entender por estar viéndolo fijamente y pensando qué bien le hice al mundo para que me tocara alguien como él. Atento, preocupado, romántico...hermoso, caliente, seductor.

—Ash... —murmura mi nombre y yo sacudo la cabeza, con una risita nerviosa, antes de enfocar la mirada sobre él, que me espera con una mueca divertida y una ceja alzada—. Te decía, que mi madre encontró un vestido que va perfecto para ti.

Con esas palabras, me cambia el ánimo. No es que así yo lo quiera, es que no puedo evitarlo. Mi corazón se acelera ante el recuerdo de mi reflejo en el espejo y la figura de Vivianne detrás de mí, apuntándome con un arma. Y ahora que analizo la escena, me doy cuenta que a pesar del riesgo, me mantuve tranquila; aunque mi corazón estaba latiendo a mil por hora en mi misma garganta y mis manos temblaban sin parar. De haber sido lo contrario, tal vez la historia fuera diferente.

Sin embargo, pensar en el vestido me hace mirarme ahora. Todavía llevo puesto lo que hubiera sido mi sencillo traje de novia, pero ya no tiene el mismo significado. Ya no lo veo con los mismos ojos y mucho menos, siento que es perfecto. Es un recordatorio de lo que pudo haber pasado. De lo que esa loca se atrevió a hacer.

—No te pongas así, por favor —pide Will, cuando se da cuenta del cambio en mi estado de ánimo—. Ya pasó todo y esta vez, te prometo que no habrá más inconvenientes.

Frunzo el ceño, cuando pienso en algo que, hasta ahora, no había preguntado y necesito confirmar.

—Will… —llamo y él me mira, a la espera de lo que pretendo decir—. ¿Y Vivianne?

Mi corazón se detiene el milisegundo que él demora en responder.

—Donde tiene que estar —responde y suelto la respiración que no sabía estaba aguantando—. Ya mis abogados deben estar en la delegación para iniciar formalmente el proceso.

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