¡Se busca un millonario! romance Capítulo 25

POV: William.

Llego al apartamento poco después de las ocho de la noche; todo está oscuro, a excepción de la isla de la cocina, donde mi comida espera por mí. Le agradezco mucho a mi ama de llaves que lo haya dejado todo dispuesto, pero después del día de hoy, se me antoja un baño e irme a dormir. Cuando Esme y Steph regresaron de la casa de Ashley con lo necesario para pasar la noche en el hospital, trajeron comida china para todos y piqué un poco de cada cosa, por esto mismo no tengo mucha hambre. Para ese entonces, la madre de Ashley ya había despertado y decidimos irnos. Steph y Christopher regresaron con nosotros y los dejamos en su casa; lo que me permitió ver exactamente dónde es que viven y en qué condiciones.

Subo a mi habitación y voy directo a la ducha. Mientras lavo mi cuerpo, solo puedo pensar en lo cerca que tuve a Ashley hoy. Tenerla en mis brazos se sintió bien, jodidamente bien. No quisiera parecer aprovechado, pero me gusta que ella se haya abierto a mí, con su miedo expuesto; porque ella realmente necesita a alguien en quien apoyarse. Por más complicado y doloroso que haya sido el motivo por el que nos acercamos, me alegra haber estado presente cuando todo sucedió, porque pude ayudarla en el momento y puedo hacerlo a partir de ahora.

Yo sé que le costará aceptar mi propuesta, ella por años se ha batido sola para mantener su hogar, los estudios y los tratamientos de su madre; que alguien venga ahora a ponerle todo fácil puede resultar difícil de creer. Pero sé que todo es cuestión de perseverancia y que comprenderá, más pronto que tarde, que será mejor para todos, aún más para su madre. También me imagino que ella ahora piense de que estaré manteniendo económicamente algo que le toca a ella por responsabilidad; precisamente por eso, debo pensar en una forma de ayudarla sin que parezca que todo lo proveo yo. Además, después de ver las condiciones en las que vive, también debo pensar en algo que sea duradero y que le garantice un nivel de vida mejor.

Salgo del baño con una toalla envuelta en mi cintura y me acuesto de espaldas sobre la cama. Pasan unos minutos, pero nada se me ocurre. Entonces, escucho mi teléfono sonar y no me queda más remedio que responder; me levanto y lo busco, al ver la pantalla me sorprende que sea Margot. Vuelvo a sentarme en el borde de la cama y respondo.

—Buenas noches —saludo, con tono amistoso.

—Buenas noches, William —saluda ella—, disculpa que lo llame a esta hora, pero recién pude recuperar mi agenda y estoy revisando las tareas. ¿Todavía quiere que le busque una asistente? Le pregunto, para mañana a primera hora poner el anuncio en la agencia de empleos.

Me levanto de la cama como un resorte y casi doy vueltas por todo el cuarto de la emoción.

«Asistente...claro», declaro emocionado; esa es la propuesta que debí hacerle a Ashley.

—Gracias, Margot, por estar al pendiente. Yo tengo visto a alguien que puede ocupar el cargo —explico, sin dar muchos detalles, aunque también incluyo el precedente de que no hay nada seguro—, pero no tengo seguridad de eso todavía. Vamos a dejarlo por unos días, tengo la esperanza de que acepte, pero no es tan sencillo.

—Como usted desee, señor —murmura—, yo de igual manera le estaré ayudando y, en el caso que sea, me ocuparé de que la nueva incorporación se prepare como debe.

—Gracias, Margot, por todo —agradezco—. ¿Cómo van tus vacaciones?

—Muy bien, gracias, señor, las necesitaba —dice, emocionada—. Mi esposo me llevó de viaje ayer, por eso no había podido ayudarlo antes.

—No se preocupe por eso, disfrute sus vacaciones y luego nos vemos en la oficina —declaro. Nos despedimos y cuelgo la llamada.

Me quedo parado en medio del cuarto, con la toalla a medio caer y dando golpecitos con el teléfono en mi barbilla. En mi cabeza ya tengo un plan y voy maquinando lo que debo hacer para lograr que Ashley quiera venir conmigo.

Cuando lo tengo todo preparado en mi cabeza, busco un chándal y me lo pongo. Regreso al baño para cepillarme los dientes y de una vez, irme a dormir.

Esta noche, a diferencia de otras, con solo tocar la almohada caigo en el profundo sueño de Morfeo.

(...)

Me levanto más temprano de lo normal y, antes de ir a la oficina, le pido a Ricardo que me lleve a Villa Florencia, para ver cómo la madre de Ashley pasó la noche. Al llegar al hospital, paso directo a la sala donde está internada Clarisse Write; toco la puerta y a los pocos segundos me abre una Ashley adormilada.

—Oh, William —saluda, sorprendida y abre mucho sus ojos.

—Buenos días —digo, acerco mi rostro al suyo y le doy un beso en la mejilla. Ella se queda paralizada, no esperaba este gesto y demora en reaccionar—. ¿Puedo pasar?

Ella lleva su mano a su mejilla y me mira como si estuviera en shock. Al escuchar mi pregunta, sacude su cabeza y asiente.

—Ehh...sí —carraspea y da un paso al lado, para dejarme pasar. Me doy cuenta que mientras lo hace, pasa sus manos por su cabeza para peinar sus cabellos desordenados—. Gracias por venir, William, pero no tenías que hacerlo.

Entro del todo y busco a su madre con la mirada, antes de ponerme de frente a ella, pero no la veo.

—Mi madre está en el baño, ya debe estar al salir —dice Ash, que al parecer se dio cuenta de mi duda. Asiento.

—¿Cómo amaneció hoy? —pregunto.

—Se siente débil y fatigada; le duele la cabeza por el golpe, también —murmura, con voz baja—. Ahora estamos esperando la visita del médico.

Miro mi reloj y me extraña que aún no hayan pasado; pero bueno, cada hospital funciona como puede.

—¿Anoche pasó otra vez?, ¿la revisaron? —pregunto, pero Ashley niega con la cabeza. Yo frunzo el ceño y al ver su expresión triste con mi gesto, suspiro. Me acerco a ella y en voz baja, añado—: Ash, yo sé que debes estar preocupada, por favor, déjame ayudarte.

Ella deja salir una lágrima solitaria, pero se la limpia rápidamente al escuchar el descargue en el baño. Niega con la cabeza a mi propuesta y se dirige a ayudar a su madre.

Yo suspiro, otra vez. No quisiera ser muy invasivo y mucho menos aquí, donde la madre de Ashley puede escucharnos, pero los pronósticos no son buenos. Clarisse necesita una buena atención de inmediato y me doy cuenta, que mientras Ashley no se ocupe de pagar lo que el seguro médico de su madre no cubre, el hospital ni actuará de forma preventiva. Están dejando pasar el tiempo.

La puerta del pequeño baño se abre y aparece una señora rubia, un poco mayor. A pesar del vendaje en una parte de la cabeza y el color ceniciento de su rostro, se puede observar que es muy hermosa. Al verme, lo hace con confusión primero, pero luego me saluda con educación.

—Buenos días —dice, llega hasta el borde de la cama con un poco de trabajo y se sienta.

—Buenos días, señora Write —devuelvo, me acerco para tenderle la mano—. Mi nombre es William O' Sullivan, soy...amigo de su hija.

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