¡Se busca un millonario! romance Capítulo 27

POV: William.

Me encanta pasar el rato con ella; es mi nuevo pasatiempo favorito. Su personalidad es tan refrescante y adictiva, que el tiempo vuela cuando estoy a su alrededor. Aunque no podemos demorar mucho más, porque ella querrá regresar con su madre, creo que esta pequeña escapadita será el inicio de muchas.

Ashley aceptó mi propuesta y, quién iba a decir, que ella terminaría pidiéndome algo así antes de yo abrir la boca siquiera; después de horas pensando cómo decirle eso sin que se ofendiera conmigo. La vida da muchas vueltas y nos llega a sorprender con las decisiones que se pueden tomar en cuestión de minutos.

—William, se me había olvidado preguntarte —comenta Ashley, deja su copa de agua a un lado, luego de darle dos largos sorbos. Movimientos que yo sigo con los ojos todo el rato; su garganta al tragar y como su lengua pasa por sus labios para limpiar el exceso de agua—. ¿Qué te comentó el doctor, luego de examinar a mi mamá?

«Bueno... aquí llega otro tema complicado», pienso e intento no mirarla a los ojos ahora.

—Ehh...se mantiene en su diagnóstico, Ash —digo y ella suspira, baja su cabeza—. Solo no ha comenzado con las pruebas porque el seguro no lo cubre y el hospital no está por la labor de asumir deudas.

—Entiendo —murmura ella, con la voz triste otra vez—. Aunque me pagaras mañana mismo el primer mes de trabajo, ellos no aceptarán el pago, sé cómo funciona todo, ya pasé por esto una vez. Tendría que salir a buscar una clínica que esté dispuesta a adelantar todo y a confiar en que pagaré la deuda.

—No es necesario todo eso, Ashley —digo y le recuerdo un punto importante—, te olvidaste la parte en que, por ser trabajadora mía, tienes derecho a un seguro médico, aplicable a tus familiares. Y créeme, este seguro es bastante amplio.

—¿Dónde atenderían a mi madre? La verdad, es que quisiera sacarla de aquí —pregunta, con esperanzas brillando en sus ojos.

—En la clínica especializada de la ciudad Ash —respondo—. Yo me puse en contacto con el director hoy en la mañana, aceptarán el caso cuanto antes.

—¿De verdad? —chilla emocionada y al darse cuenta del tono, mira a su alrededor—. Ay, lo siento.

—No te preocupes —río, con su entusiasmo—. Sí, la clínica tiene un amplio catálogo de médicos reconocidos en el sector, estará en las mejores manos.

—¿Y eso, lo incluye el seguro? —pregunta escéptica y tiene toda la razón; este no es un servicio incluido en sus beneficios de empleado de mi compañía, pero sí es un regalo de mi parte—. No me mientas, Will, no soy tonta.

—¿Will? —reacciono, con el diminutivo. Ella se da cuenta de que lo hizo inconsciente y se pone colorada. En mis labios se extiende una sonrisa gigante. Ya vamos dando pasitos hacia adelante.

—William, no me mientas —repite, mortificada.

—Ok, no te voy a mentir, esto no está incluido en tus beneficios —aclaro—, pero los tendrás porque los necesitas. Estos gastos correrán por mi cuenta y no me harás cambiar de opinión.

—No estoy de acuerdo, Will...William —dice e intenta mantenerse seria, pero su equivocación otra vez, la hace rodar los ojos. Por supuesto, yo sonrío con el gesto—. Yo tengo que pagarte de alguna forma y...

—Como quieras pagarme, yo no pongo objeciones de ningún tipo —interrumpo sus palabras y me recuesto a la silla, con los brazos levantados a la altura de mi cabeza y las manos entrecruzadas, apoyadas en mi nuca. Sonrío coqueto y ella se queda mirando, sin entender. Alzo una ceja y me doy cuenta cuando ella entiende el doble significado de mis palabras. Me mira achicando los ojos—. Podemos continuar con lo de la propuesta indecente.

—Pero la de antes era tuya —responde rápido—, ahora me estás pidiendo que sea yo quien te la haga.

—Ujum...y me gusta que se hayan cambiado los papeles —murmuro, seductor y con un tono más bajo.

—Will, estoy hablando en serio, si no nos ponemos de acuerdo sobre cómo te pagaré, entonces no acepto, sabes que no voy a dejar que asumas todos los gastos.

—Vas a trabajar para mí y eso está cerca de considerarse explotación. Ya verás, como será pago suficiente —insisto y le guiño un ojo. Ella resopla y pone los ojos en blanco.

—Ya veo que, por hoy, no vas a ceder, pero en algún momento lo harás. —Se rinde, aunque me queda claro que solo por ahora.

—Bien, que bueno que aceptas —digo, volviendo a mi posición normal. Apoyo mis codos sobre la mesa y llevo dos dedos a mi barbilla—, porque ya el médico de guardia debe estar enviando la historia clínica de tu madre al doctor Charles Bing, especialista de la clínica que te hablé.

Miro mi reloj y finjo no ver que ella abre la boca y casi la lleva al piso.

—Pero...

—Vamos, tienes que recogerlo todo y preparar una mudanza —continúo ignorando.

—Espera, ¿¿qué?? —grita, medio aturdida con todo lo que he soltado de sopetón.

Me levanto y voy hasta su lado, extiendo mi mano para ayudarla a levantar. Ella se cruza de brazos. Yo sonrío y suspiro, me agacho para explicarle todo lo más rápido posible.

—Hablé con el médico antes, al decirme sobre la indecisión del hospital, le pedí por favor que enviara la información al doctor Bing, con quién hablé esta mañana y solo estaba esperando mi respuesta. Disculpa si me precipité, pero consideré que era necesario actuar con rapidez y que tú estarías de acuerdo. Nota importante, tu hermano está de acuerdo —digo todo de carretilla, tomo una respiración y continúo—: Lo otro es que debes mudarte, te dije antes que la plaza de asistente viene con un apartamento y un auto asignados, por lo que debes trasladarte. Te será más cómodo porque tendrás a tu mamá internada en la clínica y tú podrás trabajar con tranquilidad sabiendo que estás cerca.

—¿Y la escuela de mi hermano? —pregunta ella y yo me quedo pensando por unos segundos. No había considerado esto.

—¿Va a un colegio público?

—Sí, estaba reuniendo para pagarle uno privado, pero aún no lo hacía —responde y yo sonrío.

—Puedo hacer algo, entonces, solo necesito que él esté de acuerdo. De igual forma, el chófer puede llevarlo y traerlo todos los días —agrego, a lo que Ashley niega.

—Él entenderá, es un niño muy responsable. Incluso me dijo que quería trabajar y ayudarme con los gastos.

Me enorgullece saber eso, es como verme a mí mismo hace media vida atrás.

—También podemos hablar de eso más adelante, yo podría ayudarlo consiguiendo una pasantía en algún lugar que le guste y que esté acorde a lo que pretenda estudiar luego —digo, pensando tal vez, en un laboratorio o un centro educativo.

—Gracias, William —susurra Ashley luego de unos segundos en silencio y mirándome fijamente. Pone sus manos en mi rostro, que todavía estoy agachado a su lado y sus manos se sienten tibias—. De verdad, no sé cómo pagarte.

Sus ojos se vuelven brillosos y antes de que se vuelva más emotivo el momento, alzo mi mano y toco su rostro.

—Solo estoy haciendo lo posible para que puedas mantener tu felicidad —confieso, porque su felicidad, se está volviendo la mía. Pero eso, no se lo digo—. Tú también mereces a alguien, preciosa, que esté para ti, así como tú estás para todos.

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