¡Se busca un millonario! romance Capítulo 32

POV: Ashley.

Una ola de sentimientos me aturde mientras tengo tan cerca a William.

Luego de tres años de desearlo en silencio, siempre existía un miedo recurrente a que él no fuera lo que yo imaginaba. Y también confieso, que tenía esperanzas de que así fuera. Si él fuera alguien completamente diferente, yo podría decepcionarme al no cumplir con todas mis expectativas.

Pero, ¿cuál es la realidad?

Que él es especial. Un hombre maravilloso, atento y detallista. Justo como siempre soñé.

Con todo lo que está sucediendo en mi vida, nunca creí que pudiera respirar un poco más tranquila; pero él ha propiciado que me sienta así con todo el apoyo incondicional que me ha dado desde el inicio y eso, no tiene precio. Su confianza en mí y en lo que puedo lograr, aun sin conocerme realmente, son una prueba más de que él, es un hombre como pocos. El hecho de que me haya mostrado el homenaje a su carrera y logros familiares, es como incluirme en algo íntimo y privado. El significado de todo lo que me enseñó, muestra un William humilde, apasionado y entregado a sus seres queridos.

Agradecerle por ello se siente correcto, pero también, insuficiente.

William no solo logró hacerme entender la situación de otra forma, sino que, me abrió los ojos y me dejó un consejo importante de cómo debo encausar mi vida y todos mis miedos. Me pidió que nunca dudara de mí misma. Y a la vez, me enseñó un poco más de él.

Por lo que, mi corazón, que ya sentía demasiadas cosas por él, salta sin parar en mi pecho, ansioso por dejarse llevar. Sus labios en mi frente no me dejan pensar en otra cosa que no sea... besarlo. Y su cercanía, su olor, me atrapa como si de un hechizo se tratara.

Siento que su respiración se vuelve más profunda a medida que los segundos pasan. Ambos nos estamos aferrando a este momento.

Un minuto antes, cuando decidí darle las gracias por el detalle, rompí una conexión más que intensa; sus ojos y los míos, estaban fijos en nuestras bocas, lo que podía entenderse como un preludio de lo que podía pasar.

—Ashley —susurra William y siento la vibración de su voz en mi piel. La cadencia al decir mi nombre, se siente como si estuviera saboreando cada letra.

—Ujum... —respondo, tan ensimismada en todo lo que estoy sintiendo.

—No quisiera salir de aquí, ni separarme un centímetro más de ti —murmura, con voz ronca—, pero creo que debemos hacerlo.

Cierro los ojos ante sus palabras. Sé que debemos hacerlo, yo soy la primera que quiere ir paso a paso y con todo lo que estoy sintiendo ahora mismo, no garantizo que no me deje llevar. Entiendo su punto, pero aun así, se siente tan bien estar entre sus brazos, que salir por decisión propia es como negarse a algo imprescindible.

—¿Sería ir demasiado lejos, decirte que no quiero salir de aquí? —pregunto, a pesar de saber que mis palabras pueden dar paso a algo para lo que no me siento preparada.

—No, no lo sería —responde él, luego de un silencio extraño—, pero no te prometo, entonces, que pueda aguantar las ganas inmensas que tengo de besarte en este momento.

«Vale, eso acaba de ser bastante sincero», pienso, medio divertida, pero a la vez, un poco más nerviosa.

Siento que se aleja unos centímetros de mí y abro los ojos. Los suyos ya me esperan y en sus labios, una sonrisa torcida se dibuja.

—Voy a ser lo más sincero que puedo —dice y uno de sus dedos roza mis labios. El contacto me provoca un escalofrío, que sube por la espalda y llega hasta la nuca. Yo me quedo mirando, alternativamente, entre sus ojos y sus labios, mientras espero por lo que tiene que decir—. Estoy seguro que si ahora yo decidiera tomar la iniciativa y besarte, no te negarías a mí y disfrutaríamos de unos segundos maravillosos, mientras compartimos un beso... más que deseado.

Asiento, sí; porque es verdad y a estas alturas, no creo que pueda negarme y no quedar como una completa mentirosa.

—Pero te voy a decir algo —continúa; ahora su voz es más ronca, más baja, más sensual—. Cuando por fin te bese, no será por haberte mostrado algo importante de mi vida, sino, porque decidimos avanzar con lo que sé, deseamos los dos.

Hace una pausa y yo suspiro con sus palabras. Unas mariposas comienzan a revolotear en mi interior ante la expectativa de que él, sienta lo mismo que yo.

—Voy a tenerte en mi vida a partir de hoy. Voy a volverme dependiente de ti —susurra, demasiado cerca de mis labios. Un suspiro es lo único que separa un pequeño contacto—. Y cuando me enamore sin remedio, Ashley, ocuparé cada minuto de mis días para demostrarte cuánto.

Un beso en mi nariz, solo un roce. Otro en mi mejilla. Otro pequeño detrás de mi oreja.

—Y si en el camino, no logro que tu sientas lo mismo, te besaré sin descanso hasta lograr que suspires por mí —continúa y me deja sin aliento, ante la intensidad de su voz y la sensualidad con la que me promete sus intenciones—. Así como yo, lo haré siempre por ti. Amarte... será muy fácil.

(...)

Salimos de su despacho a duras penas. A pesar de todo lo dicho y la tensión que se podía cortar con un cuchillo, logramos dejar a un lado todos nuestros sentimientos. También influye mucho que William haya sido más que sincero con lo que espera de nosotros. Su promesa, de enamorarnos cada día, es un gran aliciente para dejar pasar el día de hoy.

Ahora, contrario a lo que pensaba hace unas horas atrás, sé que mis sentimientos por él no son sólo una obsesión y que, puede ser, que él sienta lo mismo.

Caminamos tomados de la mano y este detalle es algo que me gusta disfrutar con él. Nunca antes, alguien me ha llevado de la mano. De hecho, nunca antes, he sentido ni he vivido algo como esto. A mis veinticuatro años, es un poco decepcionante, pero es la verdad.

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