¡Se busca un millonario! romance Capítulo 60

Roma, Italia.

William O' Sullivan.

«Estoy feliz».

Me siento como un chiquillo y nadie diría, de saber todo lo que soy por dentro, que tengo treinta años. Solo me bastó un sí y que me dijera que me quería, para que Ashley me hiciera considerarme el hombre más afortunado de todos.

Mientras recojo mis cosas y las guardo en la maleta, pienso en cuánto cambió todo en unos pocos días. Ahora, a nuestro regreso, espero que todo siga siendo tan increíble, porque a pesar de que quisiera mantener por mucho más tiempo nuestra burbuja, ya debemos regresar.

Mi celular suena y me sorprende que me estén llamando a esta hora, es de madrugada. Miro la pantalla y el nombre de Larry se lee otra vez. Respondo, porque ahora sí tengo un poco más de tiempo para atender lo que tiene que decir. Ayer me respondió con un mensaje que tal vez me llamaría para darme una noticia.

―¡Hey! Will, ¿cómo estás?, ¿aún de viaje? —dice, en cuanto descuelgo.

―Hola, Larry. Todo bien por aquí —río por su entusiasmo—. Aún estoy en Italia. ¿Dime, qué necesitas? —pregunto, curioso.

Larry es de mis mejores amigos, por lo que, al escuchar la carcajada que suelta, imagino que se acerca algo grande.

―Te tengo una noticia que te dejará impresionado, justo cómo me dejó a mí ―comenta y aviva mi curiosidad.

―Wow, soy todo oídos.

―Bueno... —comienza y le pone parte de suspenso, casi me provoca agitarlo para que suelte la sopa de una vez—. Blake se casó y planeo hacerle una despedida de soltero, ya sabes, para recordar viejos tiempos ―suelta todo de carretilla y casi ni me da tiempo a comprender sus palabras.

―Espera, espera. ¿Cómo fue que Blake se casó? ¿Y eso cuándo fue? ―murmuro impactado y río a carcajadas. Esto sí que no lo vi venir. Por supuesto que es algo digno de celebrar―. Eso tengo que verlo con mis propios ojos. Cuenta conmigo.

―¿Estás seguro? ¿Ashley no se enojará contigo? —se burla el muy desgraciado.

―Sí, claro que sí —aseguro, riendo. Luego me pongo un poco más serio—. Solo espero que no sea algo alocado. No pretendo buscarme problemas cuando todo me va tan bien. ¿Puedo confiar en ti con eso? Te conozco bastante.

La línea se queda en silencio un segundo de más, lo conozco y sé que está decidiendo si mentirme o no.

—Tranquilo, hermano, sé qué se siente estar embobado por una mujer, así que ven tranquilo, toma el primer vuelo a Nueva York que solo será un reencuentro de amigos. Más tarde te envío el lugar y la hora —dice Larry y me doy cuenta que él anda medio parecido a mí.

—Bueno, bueno, al parecer no soy el único. Me pareció entender que andas como yo, pero ya tendremos tiempo de ponernos al día. —No puedo evitar molestarlo, Larry solo ríe bajo—. Nos vemos allí, espero los datos.

Termino la llamada y recojo mi maleta; salgo de la habitación en busca de Ashley. Vistos los nuevos planes, tendré que hacer una escala en la ciudad y luego seguir mi camino a New York. La demora solo será para abastecer combustible y solicitar el nuevo itinerario. Mientras pienso qué decirle a Ashley para que ella no malinterprete mi repentino viaje, llamo a Mauro y le informo del nuevo plan.

Minutos pasan y yo sigo esperando en el salón a que ella salga de la habitación que estaba ocupando, antes de anoche. Por supuesto, después de habernos declarado como dos eternos enamorados, dormimos juntos en mi habitación. Llego a la conclusión de que prefiero obviar la parte de la despedida de soltero y le diré que voy a encontrarme con Blake, de todas maneras, quiero aprovechar y tratar algunos temas de trabajo con él.

Cuando Ashley sale, con un sencillo juego de ejecutiva y rodando sus maletas, me olvido de todo lo que pretendía decir y voy a su encuentro. La beso, con ansias renovadas y la dejo aturdida.

—Wow, ¿qué bicho te picó? —pregunta, una vez separamos nuestros labios.

Yo le sonrío coqueto y le doy un piquito rápido.

—Por ser mi novia —respondo y alzo los hombros—. Es motivo suficiente.

Ella ríe y rodea mi cuello con sus brazos, se pone de puntillas y es ella la que junta nuestros labios otra vez.

—Estoy de acuerdo, señor —susurra y yo cierro los ojos—. Muy de acuerdo.

Volvemos a besarnos y me aferro a ella. Si no fuera porque tengo un compromiso con Larry, alargaría un poco más la vuelta a la realidad. Solo espero que mi viaje a New York transcurra tranquilo, para que no sea motivo de discordia entre nosotros.

Por eso mismo, ya decidí que si la situación se vuelve tensa, regresaré cuanto antes.

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POV: Ashley.

Ya estoy de vuelta. El idílico viaje llegó a su fin. Sin embargo, Will no viene conmigo; algo relacionado con un amigo de la universidad lo llevó hasta New York. Me sentí triste cuando supe que estaría algunos días fuera; pretendía iniciar nuestra recién adquirida relación en nuestro hogar, asegurarme de que no todo estuvo influenciado por el amor que se respira en Roma. Pero, así es como debía ser.

Él hizo lo más que pudo, planificó su viaje luego de dejarme en la ciudad, porque no quería que estuviera tantas horas sola en un avión. Eso demuestra mucho, porque a pesar de que me decepciona un poco su repentino viaje, comprendo que él tiene una vida profesional que mantener y bien que podía haber tomado un vuelo directo desde Roma. No obstante, me acompañó hasta aquí y pudimos pasar más tiempo juntos.

Ahora estoy en el auto con Ricardo camino a mi apartamento, donde los amores de mi vida me esperan con entusiasmo. Debería estar feliz, puedo decir que tengo mucho más de lo que tenía hace solo un mes. Y no me refiero a todo lo material que he adquirido los últimos días; más bien, a todos los nuevos sentimientos que me embargan.

Mi madre está de mejor ánimo. Mi hermano está entusiasmado con las nuevas oportunidades de estudio. Yo, puedo decir que tengo una felicidad completa, si cuento con el bienestar de los que amo y, además, que mi amor por William es correspondido.

«Qué más puedo pedir, si para mí, lo tengo todo».

Sonrío, un poco más animada.

—Me alegro que esté de vuelta, Ashley —menciona Ricardo y mira a ratos por el espejo retrovisor. Yo sonrío y asiento—. Se le ve más feliz.

Mis mejillas se enrojecen cuando veo su sonrisa conocedora. Soy consciente de que él vio como Will y yo nos despedimos en el hangar; pero de igual manera me avergüenza un poco.

—Gracias —susurro, con una sonrisa tímida.

—También me alegra que se hayan dado una oportunidad —continúa y llama mi atención—, el señor merece a alguien como usted.

Sus palabras me hacen pensar, que tal vez, antes de mí, existió alguien que nada tenía que ver con los principios de William. Y no me extrañaría.

Decido preguntarle a Ricardo; puede que no me responda, pero no pierdo nada.

—¿Will...Will ha tenido novias antes? —pregunto y Ricardo me observa un poco más serio. Al instante me arrepiento de mi indiscreción—. Lo siento, lo siento si fui demasiado lejos con mi pregunta.

Él retira la vista del espejo y continúa mirando al frente. Pasan unos largos segundos y yo quiero morirme de vergüenza, no quiero que él piense lo que no es.

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