Si, acepto el contrato (COMPLETO) romance Capítulo 20

Narra Gregory Brown

Cuando era tan solo un joven, recuerdo que vivía pensando en cómo sería mi futuro, siempre quise tener muchos hijos, decía que sería el padre perfecto y que dedicaría mi vida a mi familia, pero la vida de adultos es muy diferente, tanto que nada fue como me lo imaginé.

La vida solo me regaló dos, una esposa perfecta, era una mujer sencilla, ella se dedicaba a trabajar en un restaurante, la conocí de la manera más hermosa de todas; fui a tomarme un café antes de trabajar a ese pequeño restaurante que era de su padre, la chica de piel trigueña, ojos oscuros y largo cabello, me dejó hipnotizado apenas la vi, juro que su belleza fue tanta para mí que no podía escuchar lo que decía, me perdí en sus ojos hermosos. Desde ese entonces, iba todos los días solo para verla, compraba comida a cada instante sin importar que ya hubiera comido, lo malo era que no tenía el coraje de saludarla con cercanía, hasta que un día lo hice y no de la forma que esperaba; una tarde uno de los clientes del lugar intentó sobrepasarse con ella, le había lanzado una expresión bastante denigrante y eso me ofendió, no soy un hombre de peleas, pero ese día no me importó, me puse de pie y encaré al sujeto que luego me dio varios golpes en la cara, no gané la pelea, pero si me gané el corazón de la bella chica, recuerdo que tenía el rostro lleno de hematomas, sangre en el labio, un ojo inflamado y adolorido, pero con el corazón contento; la bella chica estuvo muy al pendiente de mi luego de ese incidente, fue de agrado en mi casa, desde que notaron lo atenta que era conmigo, supieron que era la indicada, con el tiempo nos casamos y tuvimos nuestros dos hijos, fueron tiempos de felicidad, aunque siempre voy a vivir con el resentimiento conmigo mismo porque quise disfrutar más con ellos, me perdí momentos importantes de mi vida junto a las personas que amo solo por el trabajo, así que le inculco eso a mis hijos, la familia siempre debe ser primero.

No puedo negar que durante el tiempo cometí errores, fui un hombre orgulloso y algo complejo cuando me llevan la contraria, duré un par de años enojado con uno de mis hijos, con Nicholas, quien quiso hacer planes distintos a los que ya tenía para él, pero con el paso del tiempo nos juntamos, a pesar de las diferencias lo amo y amo a sus hijos que también son mi vida, hoy lamento profundamente que su salud no sea la mejor.

- ¿Te siente mejor ahora? – le pregunto a Nicholas que está acostado en su cama, luce cansado

- Creo que no puedo mentirte padre, en mi cabeza digo que estoy bien pero mi cuerpo no se pone de acuerdo con esos pensamientos – responde intentando ser chistoso pero en sus palabras se nota el agotamiento

- ¿Cómo le está yendo a Jackson? – sigo hablando de otros temas para no enfocarnos en su enfermedad

- Creo que bien, he sabido que tiene diferencias con mi secretaria personal pero le toca adaptarse, no tiene de otra

Mientras Nicholas habla, me pongo de pie apoyándome de mi bastón y me siento en el borde de su cama, su aspecto pálido y sus ojeras me hacen saber que de verdad no se siente bien, tomo su mano y la aprieto con fuerza, estos momentos me llevan a pensar en mi esposa y sus días eternos en una clínica.

- Lamento si algún día no fui el mejor padre para ti, lamento si en algún momento te hice sentir triste, pero más aún lamento no haberte dado el apoyo que necesitabas, perdóname por eso – menciono de la nada con la voz temblosa

- No tienes que lamentar nada, en mi corazón nunca habrán resentimientos por ti, siento que tuve el mejor padre del mundo, todo lo que soy es gracias a ti. También lo sucedido con Jackson, cuando le di la espalda tu estuviste allí para hacer frente, estuviste al pendiente de el por estos años, eso te lo agradezco.

Un nudo se forma en mi garganta y me abalanzo sobre mi hijo para darle un abrazo, me aferro a él y me rodea con sus fríos brazos, desearía ser yo quien esté en esa camilla, ya he vivido lo que tenía que vivir, a él le falta mucho más por compartir con sus seres amados. Dejo que las lágrimas salgan, dejo liberar todos mis sentimientos de miedo, culpa, tristeza que me oprimen el pecho.

- No abandones a mi familia – dice Nicholas aun abrazándome sobre su pecho

- De eso no puede dudar, siempre podrás estar tranquilo, porque mientras yo esté vivo, a ellos no les faltará nada. Amo a mis nietos más que a cualquier cosa, ellos siempre van a estar bien. Hasta el final de mis días protegeré a tu familia, a mi familia.

- Gracias por todo padre – dice el con su voz temblosa

El sentimiento me sigue invadiendo, la impotencia de querer ayudarle y de no tener la facultad de hacerlo es desesperante, nos quedamos así un rato, hasta que lo dejo descansar porque su cuerpo agotado solo le pide dormir.

Saliendo de la clínica, decido pasar por la compañía de mi hijo, hace mucho no lo hago así que debo aprovechar que estoy fuera de casa para hacerlo.

- Señor Nicholas, que grata sorpresa, hacía mucho no se le veía por aquí – saluda el jefe de seguridad.

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