Si, acepto el contrato (COMPLETO) romance Capítulo 8

Narra Jackson

Tener 31 años y haber experimentado tanto, ya es una ganancia para mí, puedo decir que desde mi infancia he gozado de todo, de mi familia, de viajes, juguetes, de cosas costosas, de cosas no tan costosas, etc. Tengo muchos recuerdos en Walt Disney, pero al mismo tiempo tengo recuerdos en los viñedos de mi padre, jugaba con las personas que se dedicaban al cuidado de las uvas, era feliz cuando mi padre me pedía que lo acompañara a esos viajes, me quedaba durante días ayudando, ahora sé que lo que en ese entonces “colaboraba” no era mucho pero ese entonces me sentía como uno más de esos hombres que sudaban mientras cumplían sus funciones. Para ese entonces gozaba solo, jugaba solo porque mis padres me dieron hermanos luego de que yo cumplí los once o doce años.

En las vacaciones iba a la casa del abuelo, me gustaba hacerle compañía y que me contara cosas, como datos curiosos, sus historias de cuando era joven, hasta me enseñó varios juegos, entre esos el ajedrez; era tan niño para entender la vida real de los adultos, iba solo donde mi abuelo y muchas de esas veces mi padre y el estaban enojado, nunca lo supe y nunca lo noté, me bastó crecer para que me lo confesaran.

Desde muy joven conozco el funcionamiento del negocio familiar, por el lado del abuelo y por el lado de mi padre, siempre me han inculcado que ese es como el legado, que nuestro apellido va a estar toda una vida ligada al tema del vino, pero no sé si es por el hecho de crecer en medio de lo mismo que mis intereses siempre iban por otro lado.

Al terminar mis estudios universitarios, especializaciones y demás, mi padre me pide quedarme con él en su empresa, pero desde antes ya tenía un tipo de interés diferente al que venía acostumbrado, deseaba involucrarme en la industria hotelera, algo que no tiene nada que ver con lo que hacen en mi familia, pero creí que eso no sería de importar y que mi padre por el simple hecho de ser mi padre, valga la redundancia, me iba apoyar, lo que no pasó como estaba en mi cabeza, esa noche en medio de una cena en frente de la familia me dijo que eso era como traicionarlo, que ese era el legado que él me daría y que luego yo inculcaría por ese mismo camino a mis otros dos hermanos y así hasta llegar a las próximas generaciones, por los siglos de los siglos, amén.

Me vi derrumbado, me sentí solo como perrito callejero, pero gracias a Dios tuve el respaldo de mi abuelo, obvio que no fue gratis, él fue un socio importante en mi creación de líneas de hoteles Brown, hasta ese momento supe que se estaba repitiendo una historia de la que nunca antes había tenido conocimiento, mi abuelo parecía divertido cuando mi padre le reclamó por incentivarme a irme de casa y de recorrer solo un mundo lleno de maldad, a lo que mi abuelo solo dijo, “hijo de tigre, sale pintado” le recalcaba una y otra vez que eso que le estaba pasando ya él lo había experimento, fue incomodo estar en medio de esa confrontación pero lo importante es que conté con alguien.

Desde hace más de dos años me vine New York para empezar de cero, tuve días difíciles pero que valieron la pena porque los resultados llegaron antes de lo inesperado, aun no soy ni la mitad de lo que quiero ser y ya mi nombre se hace escuchar en muchos lugares, mi madre me ha manifestado lo orgullosa que está de mi pero mi padre puede ser un poco más orgulloso, no he vuelto a casa desde aquel día que quise emprender mi rumbo, no lo hago por ego, solo no he podido sanar muchas cosas en mí, ni el tiempo tampoco me ayuda.

Ahora, luego de tantas cosas, la vida me obliga a reaccionar y a volver a donde inicié, voy a volver a casa no de la forma que quería, porque a verdad lamento mucho lo que le ha pasado a mi padre, cuando supe lo de su enfermedad llore en mi apartamento con mucho arrepentimiento por no estar justo cuando más me necesita, pero a pesar de las diferencias con él, me han enseñado que primero es la familia, mis negocios en New york marchan a la perfección, por lo que puedo dejar a alguien a cargo y hacer lo que hago cuando me tomo recesos, solo revisar que todo esté en normalidad; por ahora debo hacerle frente a lo que mi padre necesite.

- ¿Cuándo te vas? – pregunta Chanel, una amiga que me ha apoyado mucho en lo que llevo en la ciudad, ella es muy importante para mí, es la única chica con la que tengo un feelling agradable.

- La próxima semana, estoy terminando de dejar todo en orden para evitar inconvenientes

- No quiero que te vayas pero bueno, es tu padre y ahora te necesita – dice tomando mi mano

La observo y me sonríe como en forma de darme ánimos, es una mujer preciosa, siento que en ella pude encontrar una novia o alguien con quien llevar una relación estable, pero creo que mis indirectas no fueron suficientes o quizás me conoció en todas las facetas de mi vida, lo que la hizo retenerse un poco, pues tengo muchas amiguitas por allí.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Si, acepto el contrato (COMPLETO)