Si es destino estar contigo romance Capítulo 11

Yolanda lloró toda la noche y se levantó de la cama con los ojos rojos e hinchados. Y no quise desayunar, se fue a la escuela.

Desde el momento en que entró en la escuela hasta el aula, sus ojos no dejaban de buscar la figura de Kenzo, pero cuanto más esperaba, más decepcionada se sentía. Ella se sentó en el asiento con desesperación, su mente estaba llena de imágenes de la pierna rota de Kenzo.

Tuvo la vaga sensación de que mucha gente la miraba, pero cuando miró a su alrededor, enseguida giraron la cabeza como si no hubiera pasado nada.

Y todas estas personas eran buenos amigos de Kenzo.

El corazón de Yolanda seguía latiendo cada vez más rápido, y trató de preguntarse si Kenzo había vuelto a casa, pero su cuerpo se sentía como si estuviera pegado al asiento, incapaz de moverse.

Una vez más, sintió que la gente la miraba y esta vez, por fin, se armó de valor para acercarse a ellos.

—¿Por qué Kenzo no ha venido hoy a clase?

Yolanda era demasiado temerosa para mirar sus ojos, si algo le ocurriera a Kenzo, no podría personar a sí misma.

—¿Aún no sabes la razón?

Zenón Ortega tenía una mirada irritada, era el mejor amigo de Kenzo, su tono claramente despreciaba a Yolanda, pero era obvio que debían saber dónde estaba Kenzo.

—¡Déjala, vamos a fingir que Kenzo fuera ciego por una vez, que la ayudó tantas veces y le echaron cuando algo salió mal!

La persona que estaba a su lado miró de recojo a Yolanda.

Sus palabras estaban lleno de sarcasmo y cada una se le clavaba en el corazón.

—Ya os dije que este tipo de chicas buenas son las más zorras, pero seguías sin creerme, gracias a Kenzo incluso la ayudó a lidiar con Zita Moya, ahora Kenzo está en el hospital por su pierna rota, y ella siga aquí fingiendo, ¡es realmente una zorra!

El mejor amigo de Zita se adelantó. En el pasado, todos ayudaron a Yolanda, pero ahora llegaba la oportunidad, tenía que ridiculizarla.

—¿Está Kenzo en el hospital?

Los nervios de Yolanda se pusieron repentinamente tensos, felices y tristes, felices de que Kenzo hubiera vuelto de allí con vida, tristes de que estuviera en el hospital, y de que ella hubiera causado todo esto.

—¿En qué hospital está?

Yolanda se acercó con urgencia, ignoró el sonido del timbre, solo quería llegar al hospital y ver a Kenzo en persona.

El profesor llegó y todos se apresuraron a volver a sus asientos, pero Yolanda seguía de pie frente a la mesa Zenón, con los ojos llenos de peticiones y expectativas. Él se puso nervioso, no podía soportar esa mirada. Y volvió la cara y fingió ser invisible.

—Yolanda, la clase ya empieza, vuelve a tu asiento.

El profesor siempre había tenido una muy buena impresión de Yolanda, una alumna obediente y consciente con excelentes resultados, pero no podía entender qué le pasaba hoy.

—Zenón, por favor, dígame dónde está...

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