Si es destino estar contigo romance Capítulo 36

—¿Qué pasa?

La habitación estaba al alcance, pero ella interrumpió, en los ojos de Orlando se veía ka impaciencia.

—Quiero esperarlo en el salón, no necesito descansar.

Yolanda vio el cambio de su expresión y al instante sintió que algo iba mal.

Orlando observó el salón. Estaban el tercer piso, al que normalmente nadie subía. Mientras nadie se presentara, podría apoderarse de Yolanda.

—Bien, como quieras.

Lo aceptó él de buen grado aparentando que no le importaba nada.

Yolanda dio un suspiro de alivio mientras se dirigía al salón y se sentó, mirando la delicada candelita colocada sobre la mesa de café y quería cogerla a tocar, pero Orlando la impidió con la mano.

Orlando se sentó de repente y mantenía estrechamente con ella, con un brazo alrededor de su cintura y el otro sobre su pierna.

Yolanda se puso inquieta. Este movimiento repentino hizo que sus nervios se tensaran y trató inconscientemente de liberarse.

—¡Suéltame!

Sin embargo, cuanto más luchaba ella, más fuerte la abrazaba.

—¡No me culpes, cualquiera cosa que tenga él, ya sea una persona o algo, la debo tener!

Orlando se quitó su propia chaqueta y se veía deseo en sus ojos. Controló los brazos de Yolanda y se inclinó para besarla, pero justo cuando sus labios tocaron su piel, fue repentinamente alejado con una patada.

—¡Quién demonios me ha pateado!

Orlando estaba furioso y se levantó dispuesto a devolver el golpe. Pero para su sorpresa, fue Lucrecio el que le dio la patada, y detrás del cual estaban su padre y varios mayores de la familia Castro.

—Papá... tío...

Orlando se quedó de piedra.

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