Sin Darnos Cuenta romance Capítulo 15

Abro mis ojos lentamente y lo primero con lo que me encuentro, es con la perfecta vista que es ella, duerme plácidamente y hasta despeinada se ve preciosa. Pienso en lo que ha sucedido anoche entre los dos y no puedo evitar sonreír «ha sido tan perfecto, tan especial... »

Debería dejar de engañarme a mí mismo... debería admitir que me enamore de ella. No sé si fue hace unos días o es que llevaba años enamorado de ella y reprimía mis sentimientos, pero no es normal lo que me sucede. Hace un poco más de un mes estaba llorando por Cintia, y ahora ni siquiera se cruza en mi mente. Dana se ha hecho con cada uno de mis pensamientos y a pesar de que hemos dicho que nos tomaríamos todo esto con calma, me es inevitable no admitir lo que me sucede.

Gira en la cama y se acuesta mirando hacia mi dejándome ver su cuerpo desnudo y definitivamente cada detalle de ella parece haber sido tallado a mano por el más fino escultor. Me pierdo mirándola hasta que su mirada se encuentra con la mía y sonríe —Buenos días. — Le digo con una pícara sonrisa en mi rostro.

—Buenos días. — Replica y muerde su labio inferior.

Intenta cubrirse con la sabana, pero detengo su mano en el camino —No te cubras, me gusta muchísimo mirarte. — Le confieso y sus mejillas se tornan rojas.

—Tu mirada me intimida un poco. — Admite e ignoro su comentario rodeando su cintura con mi brazo y pegándome a ella.

Nuestras piernas se enredan y la distancia entre nuestras bocas es casi inexistente —No sientas vergüenza, eres preciosa. —

—No, no es vergüenza... es que me miras de una manera que me pone muy nerviosa. — Se explica.

—Te miro así porque me encantas... además, no sé cómo lo has hecho, pero, has logrado apoderarte de cada uno de mis pensamientos. — Le confieso y lleva su mano a mi nuca para comenzar a jugar con el final de mi cabello.

Me sonríe y enreda un poco más su pierna con las mías. —Yo tampoco dejo de pensarte Franchesco. Creí que no superaría jamás lo de él... pero, no sé qué haces que me haces olvidar de todo.— Expresa.

—Dana, creo que nos hemos enamorado...— Digo con un hilo de voz y ambos reímos.

—¿Tú dices?— Pregunta pícaramente y mi mano va subiendo lentamente por todo su cuerpo hasta llegar a su rostro.

—Yo digo... es que es simplemente imposible que mi corazón lata así, si es que esto no es estar enamorado. — Confieso y sonríe sobre mis labios.

—Y yo creo que es imposible que no esté enamorada de ti, si es que me tiemblan las piernas cada vez que me miras, así como lo haces y mi respiración se agita cuando te tengo cerca.—

Sigo acariciando su rostro y jugando con su desordenado cabello cuando su boca comienza a besarme de manera dulce. —Basta de hacernos los tontos. — Sentencio sobre su boca y posiciono mi cuerpo sobre el suyo para acorralarla.

—¿De qué hablas?— Pregunta entre risas y luego me da un corto beso.

—Ha sido suficiente de hacernos los ciegos, de pretender que no nos ocurre nada, de que todo esto puede llevarse sin compromiso de parte de ninguno de los dos. — Le explico y me mira confundida.

—No entiendo...—

Acaricio su rostro lentamente —No quiero arriesgarme a que alguien más te mire como lo hago yo, y mucho menos con que te bese como lo hago yo.— Le confieso.

—¿Y eso significa?— Pregunta con una enorme sonrisa en sus labios.

—Sé que dijimos que nada de etiquetas, pero lo siento Dana... esto de las medias tintas creo que ya no funciona entre los dos. — Le admito.

—Entonces... ¿Me vas a proponer que iniciemos una relación en serio? – Me pregunta tomándome por absoluta sorpresa y sonrió.

Asiento y la beso —Sé que suena loco, que puede ser muy pronto... pero, me encantaría que fueses mi novia. — Le digo y de alguna manera logra que giremos en el colchón hasta que queda sobre mí.

—Franchesco, sé todo lo que te he dicho, pero, anoche algo ha sucedido sobre esta cama que me ha hecho entender que quiero arriesgarme a iniciar algo contigo. No sé si ha sido la manera que me has besado o aquellos "te quiero", solo sé que no soy la misma que era hace un par de días atrás.— Me admite y me besa.

—Entonces... ¿puedo llamarte mi novia?— Pregunto pícaramente y reímos.

—Puedes, pero por ahora que no se entere nadie. Quiero que vivamos esto a solas y sin la opinión de nadie, al menos hasta que nos sintamos cómodos contándole a otros acerca de esto.— Me pide y asiento.

—Me parece fantástico novia mía.— Accedo entre risas y los besos comienzan a avivar el fuego de esta hoguera que nos consume poco a poco.

[…]

— ¿Te ayudo? — Pregunto mientras observo a la ahora mi novia intentando amarrarse lo que parece ser una complicada parte de arriba de su bikini.

—Te lo agradecería mucho. — Replica pícaramente, y lentamente me acerco a ella.

Tomo los dos tirantes y los comienzo a amarrar mientras estudio su perfecta espalda y recuerdo lo sucedido bajo la ducha hace unos instantes. —Disfruto mucho más quitándote la ropa. — Bromeo, aunque lo que digo es muy cierto.

—Y yo... pero, no me parece justo que nos quedemos encerrados aquí con el hermoso día que hace.—

—Lo sé, y aunque me encantaría quedarme aquí contigo, no te he traído para que te encierres conmigo aquí. Te traje para que finalmente se nos cayera la venda de los ojos. —

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sin Darnos Cuenta