Sin Darnos Cuenta romance Capítulo 20

Al día siguiente: 12 de Julio

—¡Al fin en casa!— Exclama Tammy mientras que yo dejo las cosas de las niñas en el sofá.

—Siempre tan exagerada tú, han sido apenas dos días. — Replico entre risas y las niñas no tardan nada en irse a su cuarto a jugar.

—Sí, dos días donde me he perdido de cosas muy importantes ¿Cómo es eso que tú y Jordana están juntos?— Me pregunta.

—Me voy a arrepentir de haberle dicho Carlos que fuese a trabajar...— Le comento sin sentarme en el sofá para poder huir si es necesario.

—No metas a tu cuñado en esto, dime mejor que es lo que ha sucedido. — Presiona y sé que no podre evitar su cuestionario.

Me siento en el sofá, y observo como ella toma asiento en el sofá frente al que yo estoy —En palabras simples, me enamore. — Me limito a responder y ella me mira con sus ojos abiertos de par en par.

—Pero ¿Cómo llegaron a eso? ¿Por qué ahora? Lo que no entiendo es que ustedes dos son amigos inseparables hace casi una década...— Cuestiona confundida y solo puedo reírme de su comentario. — ¿Acaso habían tenido sexo antes y yo nunca lo supe? — Pregunta entre risas y no puedo creer lo que ha dicho.

—No, Dana y yo nunca tuvimos nada hasta hace poco...— Digo entre risas.

—¿Hace poco? ¿Cuánto es hace poco para ti?— Presiona.

—Mmmm... como cerca del 25 de junio...— Comento bien bajito.

—¡Hace menos de un mes! ¿Pero cómo puedes decir que te has enamorado? Es muy pronto...— Dice confundida.

—Es que todo comenzó como un juego Tammy... No sé, la convivencia iba de maravilla y de repente una noche de copas terminamos enredados en la cama... Al principio fue solo sexo, pero, no sé... comenzamos a sentir otras cosas y en nuestro viaje a Costa Esmeralda, nos dimos cuenta de que nos habíamos enamorado. Se suponía que era un secreto, pero las niñas y mamá se han dado cuenta. — Intento explicar de la manera más resumida que puedo.

—Espera Franchesco... creo que aún me ha afectado el accidente. — Comenta levantando su mano haciéndome reír. —¿Costa Esmeralda? ¿Cuándo han ido ahí ustedes dos?— Pregunta sorprendida.

—Hemos regresado el día que me entere de tu accidente. Fuimos para intentar descubrir cómo nos sentíamos siendo una pareja normal en libertad.— Le explico.

—¿Y porque tuvieron que ir hasta allá?—

Suspiro y la miro fijamente —Porque aquí solo nos la pasábamos juntos en la cama... ¿contenta? ¿o quieres detalles de cómo le hago el amor a mi novia? — Pregunto y ambos reímos.

—No, no necesito saber tanto.— Responde entre risas. —¿Y que paso en aquel viaje?—

—Nos dimos cuenta de que estamos locos el uno por el otro... de alguna manera creemos que siempre nos hemos gustado, pero que no nos dábamos cuenta.— Comento con una tímida sonrisa.

Ella ríe, y se acomoda mejor en el sofá. —Es que solo ustedes no se daban cuenta de lo que sucedía... Franchesco, ¿a ti nunca te paso nada cuando ella se quedaba dormida a tu lado en la misma cama?— Me pregunta y vaya que sabe ponerme incómodo.

—En mi mente era mi amiga del alma, no podía verla como mujer...— Explico.

—Hasta que el alcohol hizo de las suyas.— Dice firme.

—Si... y un poco el convivir con ella. No sé, el verla andar por el piso de la manera que lo hace... sus bromas... la manera que nos reímos juntos por todo... su manera de cantar desafinada... es que ella me hace sentir vivo en todos los sentidos posibles. — Confieso y la sonrisa de mi hermana, me hace sonreír a mi también.

—Te enamoraste de tu mejor amiga.— Me dice con orgullo.

—Sí, y es lo mejor que me ha pasado. Nadie me entiende tanto como ella. Me conoce a la perfección. Entiende mis cambios de humor, conoce cada gesto de mi... Y yo... es que yo también la conozco a la perfección y me encanta quien es.— Digo y es recién en este instante, que me doy cuenta de la profundidad de mis sentimientos.

—Es que ustedes dos siempre fueron el uno para el otro, solo que no se daban cuenta. Me alegro mucho de que estén juntos y solo te voy a pedir una cosa hermanito.— Me dice de manera picara.

—Te escucho...— Digo esperando que haga uno de esos típicos comentarios de consejería amorosa que ella sabe dar.

—No la cagues. Ella es perfecta para ser la madre de mis sobrinitos.— Me dice haciéndome reír.

—Tammy, ni lo digas por favor. Es muy pronto para eso... ni siquiera sabemos bien como acostumbrarnos a lo que empezamos a ser ahora. Es que nos encontramos con una realidad que no teníamos pensada, y honestamente los dos estamos muy acobardados.— Le confieso entre risas.

—Vale, te daré algunos meses...— Bromea.

—Yo creo que años... conociéndola, sé que no dará un paso así conmigo por un largo tiempo, y yo tampoco estoy preparado para eso aun... así que, relájate y no comiences a pedir cosas antes de tiempo.— Le digo firme y me pongo de pie para dejarle saber que la conversación se ha acabado aquí.

—Bueno... está bien, no te insistiré. Ahora te dejo que me voy a duchar, no aguanto más el olor a hospital que tiene toda mi ropa.— Se queja y sacudo mi cabeza para no reírme de lo exagerada que es.

[…]

Estoy completamente inmerso en la serie, ya perdí la cuenta de la cantidad de capítulos que me he visto hoy, pero es que no puedo detenerme. La puerta de entrada se abre y no logro voltear para verla, estoy muy concentrado. Escucho su risa y a los pocos minutos está sentándose a mi lado.

—¿Cuántos capítulos has visto?— Me pregunta mientras se quita los zapatos y se acomoda mejor en el sofá.

—No lo sé, no puedo parar...— Admito y en vez de reclamarme por ni siquiera decirle "hola" como supuse que lo haría, ella se recuesta en el espacio que hay en el sofá y mira la serie conmigo.

—Ven. — Le pido cuando me acomodo apoyando mi espalda sobre el apoya brazos del sofá y aparto mis piernas para que se ubique entre ellas.

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